Elecciones españolas en cifras. ¿Monarquía en salsa?

"-¿Por qué no te callas?"

De esa manera procaz, como todo lo de él, cuando cree nadie le mira o escucha y también en los muy frecuentes momentos por los efectos del alcohol, no por culpa de éste, sin importarle las formalidades ante la gente, se dirigió Juan Carlos de Borbón al presidente Chávez, en la XVII Cumbre de las Américas. El gesto feo, desagradable y de muy mal gusto, se volvió peor por la indiscreción gestual de atravesarse entre Zapatero y el presidente venezolano, cuando estos intercambian palabras. Aquel comportamiento anti diplomático, en el cual incurrió justamente el "jefe", por disposición de la constitución española, de la política internacional de su país, puso una vez más de relieve los rasgos del esencialmente insignificante personaje.

¿Pero qué dijo Chávez qué provocó el reclamo de Zapatero y la vulgaridad de Juan Carlos?

Simplemente que el presidente venezolano, defendiéndose de unos anteriores ataques de José María Aznar, le endilgó el calificativo de fascista.

Decirle eso a Aznar no es un insulto. Es alto dirigente del mal llamado Partido Popular (PP), nacido de las entrañas de Alianza Popular, organización fundada por Manuel Fraga, figura descollante en el largo gobierno de Franco. Decirle fascista a quien lo es no es ningún insulto, como no lo es decirle comunista a un militante del PCV. Aznar es franquista, como lo es Rajoy y Franco se sentía orgulloso de ser fascista y aliado de Hitler.

Poco tiempo después, sería Juan Carlos de Borbón centro de acontecimientos vulgares y baja calidad humana, propios de su pequeñez, como la de aparecer ufanándose de asesinar elefantes y por último en medio del enredo por cuestiones de negocios turbios manejados por una de sus hijas, la ridículamente llamada "infanta", y su marido.

Pero sucede que la constitución española, a quien fuese protegido de Franco, hasta ahora cubre con una coraza de hierro para que jamás le alcance la justicia. Pero la historia es implacable y de alguna manera pudiera estar cerrando los espacios, aunque constitucionales, destinados a hacerle ajeno a cualquier acto de justicia y mantener por siempre sobre el pueblo español la anti histórica figura de la monarquía. Sobre todo en un país, donde hubo una guerra por la república que destituyó al monarca, el padre de este Juan Carlos, quien recientemente abdicó en favor de su hizo, conocido por la ridiculez titular de "Príncipe de Asturias". Monarquía que volvió impuesta por la barbarie fascista de Francisco Franco y Bahamonde, lo que equivale decir, sobre una montaña de cadáveres, desaparecidos y un país destruido.

Si analizamos los resultados de las elecciones desde un ángulo que nos permita precisar la situación de la monarquía, envuelta en repetidos escándalos, no es equivocado pensar que la mayoría del pueblo español comienza con fuerza a cuestionar aquel añejo sistema de gobierno, fundamentado en la ridiculez de soberano por "la gracia de Dios".

Estudiemos las cifras:

Según el censo del año 2014, España tiene una población que alcanza la cifra de 46 millones 508 mil habitantes. Por supuesto, por asuntos relacionados con las migraciones y la fácil conexión entre los países europeos, no es inadecuado pensar que esa cifra sea en realidad superior. Pero trabajemos con ella.

Las cifras también indican que las personas con derecho a votar están en 35 millones y algo más. Es decir, esta cifra es significativamente alta al compararla con la de habitantes registrados.

De esos 35 millones con derecho a votar, en medio de una profunda crisis, acudieron a hacerlo 22 millones. Cerca de 13 millones se abstuvieron y un millón votaron en blanco o anularon su voto. Entre abstencionistas, votantes en blanco y nulos, hay un porcentaje cercano al 40 por ciento.

El PP (Partido Popular), el de Aznar y Rajoy, lo que equivale decir la descendencia de Franco y en consecuencia del fascismo español y soporte preferencial de la monarquía, obtuvo sólo seis millones de votos, lo que representa el 27 por ciento, del 60 % que acudió a votar. Si comparamos esa cifra con la totalidad de los españoles con derecho a voto es fácil colegir que la monarquía o los monárquicos son una insignificancia minoría en España.

Los demás partidos, incluyendo al PSOE, de origen republicano y antifranquista, que se pasó desde el fin de la guerra hasta la muerte de Franco en la ilegalidad, obtuvieron más del 31 por ciento del total de votos depositados, que como ya dijimos, fue del 60%.

El 27 % del PP (Partido Popular) de Aznar, Rajoy y de la monarquía son ahora una minoría casi insignificante en España.

Y no parece importante decir, que el PP, el partido de la monarquía y fascismo franquista, redujo su votación en dos millones quinientos cincuenta mil, lo que equivale decir casi el 50 % de los votos que obtuvo en las elecciones del año 2014.

De donde no es aventurado decir que un país donde se echa a la calle a familias, los llamados desahuciados, por no poder pagar las imposiciones leoninas de la banca, mientras el rey y su familia viven de las rentas públicas a sus anchas y hasta hacen negocios dudosos, opten por repudiar ese régimen obsoleto y reliquia sin valor.



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Eligio Damas

Militante de la izquierda de toda la vida. Nunca ha sido candidato a nada y menos ser llevado a tribunal alguno. Libre para opinar, sin tapaojos ni ataduras. Maestro de escuela de los de abajo.

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