Nuestro mundo es un enredo o una porquería, si señor. Cambalache

A los locos, no les queda más nada, siempre ha sido así y así será, sino hablar sandeces y loqueras, que suelen ser verdades que nadie quiere escuchar y, quienes si lo hacen, premeditadamente no le encuentran sentido. Menos mal, dicen desde tiempos ancestrales, que hubo locos como Diógenes y El Quijote. Pero si hay locos que enredados en los acontecimientos que parecieran azarosos y salidos de aquello que un célebre filósofo llamó lo totalizable, que era todo en fin de cuentas, como quien se sale de la vía y a alta velocidad, termina sí vivo muy aporreado y no deja de aporrear a quienes, según su lógica, hablamos de locos, se les atraviesen. ¡Pero se goza!

En todo caso, resulta como muy simpático calificar de locos a quienes suelen decir verdades irrefutables, desagradables a quienes tienen el control, más que por descalificar a quienes aquellas dicen, hacerlo con ellas, para que no germinen, porque idea que no prende termina desahuciada. Quién la sostuvo en el olvido más absoluto y ya no loco.

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En ciudad de México, la capital del país azteca, ahora mismo, según las cifras, el partido de López Obrador, de la oposición que se promociona más o menos izquierdista, ganó las elecciones. Posiblemente, lejos de ser esto una ventaja para el pueblo inconforme termine siendo un dogal, un bozal que ahogue la inconformidad. "Toma tu parcela, ve cómo te las arreglas y lo que pase es tuyo. No vayas a culpar a otro". ¡Qué sabroso es el poder! ¡Cómo estas agobiado por problemas y no los resuelves, aunque eso no sea de tu competencia estricta, si tienes responsabilidades, entonces calla! ¡Eres, así no lo quieras, cómplice!

Ese mecanismo pareciera funcionar. Lo que es lo mismo, ¡ven; de alguna manera comparte el poder, las responsabilidades y luego no saques el bulto!

Los zapatistas se sublevaron un buen día. Sobre ellos pesaba la miseria e incomodidades ancestrales por las que "Miliano" rindió su esfuerzo. El gobierno optó por dejarles el hacer en su espacio. Lo que hacen pareciera que no contamina, por lo menos en exceso y eso, para el Estado mexicano, es como una buena manera de comportarse. Quizás por eso allí, hasta donde una sabe, las cosas están muy tranquilas, tanto que el subcomandante Marcos se retiró al descanso y aquel discurso, por lo menos poético, ya nadie escucha. Tanto que son las voces por los desaparecidos de Ayotnizapa, las que se escuchan en el mundo y son tan fuertes que los zapatistas, parecieran haberse acomodado a sus incomodidades, tanto que hasta ellos no llegan ni siquiera los ecos que saltan de una montaña a otra. Lo que pasa más allá de su bucólico espacio pareciera no llamarles la atención ni distraer sus cavilaciones. Aunque, en México todo, sigue sintiéndose el reclamo, el deseo de justicia por el que Emiliano Zapata y Doroteo Arango o "Pancho Villa", se fueron a guerrear tras las banderas de la Revolución que terminó en las condiciones que ahora imperan en el que fuera imperio de los aztecas. Porque ellos sabían que el mundo no termina a la vuelta de la esquina.

Pero en México, pareciera que no todo el mundo, en el ámbito de la izquierda, tuviese la misma percepción que los jefes zapatistas tienen de ellos mismos. Alguien del partido de López Obrador, respondiendo a nuestra pregunta:

-"¿Qué es de los zapatistas?"

Respondió sin vacilación:

-"Eso es una postal para turistas".

Calló y dio muestras no querer hablar sobre ese asunto.

SEGUIREMOS CON MÁS LOQUERAS



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Eligio Damas

Militante de la izquierda de toda la vida. Nunca ha sido candidato a nada y menos ser llevado a tribunal alguno. Libre para opinar, sin tapaojos ni ataduras. Maestro de escuela de los de abajo.

 damas.eligio@gmail.com      @elidamas

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