En Cuba la cosa está como enredada. El "como" se debe a que uno se niega a creer que ande de esa manera porque así le corresponde. Y piensa así, porque se sabe que los gringos son expertos en agitar y enturbiar las aguas por muy mansas y cristalinas que ellas siempre hayan estado. Competentes para lograr que grandes multitudes vean no la realidad sino lo que ellos quieren se vea.
Por lo que se sabe de la conducta opositora cubana allá pareciera que, en este momento, las carretas andan por delante de las mulas o los venados tras los perros. Si se quiere, lo que no quiero, para no generar confusiones e interpretaciones sesgadas, sobre lo que en verdad uno cree sobre el proceso cubano y particularmente por su Revolución, que es por demás bondadosa, se podría decir, como Eduardo Galeano, al ver las "Damas de Blanco" protestando por la apertura de la embajada gringa en la Habana, "el mundo al revés".
Así como Estados Unidos, el Departamento de Estado, está feliz por el establecimiento de relaciones formales con Cuba, la oposición interna de ese país, en cuyo sector siempre ha destacado esa organización llamada "Damas de Blanco", debería también estarlo. Es como que si a un náufrago solitario en una isla le llegase compañía y ¡que compañía! ¿Acaso es tan incompetente esa oposición interna que no sabe valorar el arsenal conspirativo que representa la embajada norteamericana? ¿No perciben que a Cuba entrará, con la embajada y las relaciones amistosas, una fuerza descomunal, adiestrada en la guerra de IV generación? ¿No entienden que lo que no han podido hacer en 40 años intentarán hacerlo "por otras vías" en tiempo breve?
¡Pero no, no entienden! Este domingo, en su ya habitual protesta, miembros de la organización opositora, llevando máscaras de Obama, se expresaron específicamente contra el establecimiento de relaciones diplomáticas y, particularmente, por la apertura de la embajada de USA en la Habana que se formalizará el próximo viernes con la presencia de Jhon Kerry, como para darle más tronío al asunto.
Requerido por mi compañera, quien al leer la noticia en la prensa local, se sintió tentada a pedirme opinión sobre aquel aparente insólito hecho, expuse más o menos lo que sigue.
Es probable que las "Damas de Blanco" y quienes le acompañan, no hayan participado con funcionarios gringos, lo que no es de extrañarse porque estos no suelen darle explicaciones a pendejos, en discusión alguna sobre los motivos de los cambios en su diplomacia hacia Cuba y ellas sigan aferradas al pasado. En este caso también es válido aquello que a la gente le cuesta mucho cambiar, más si está en la periferia. Pero a lo anterior se suma que organizaciones como la que hemos mencionado tienen ancestrales y profundos vínculos con la oposición cubana que reside en Miami y bien sabemos que esta, por su actitud visceral y anquilosamiento, no acaba de entender lo que está sucediendo. Pero también es elemental que llegado el momento de establecer unas elaciones normales y fluídas, sin importar la connotación que a esta palabra se le dé, la vieja dirigencia cubana-mayamera pasará si no al olvido a un segundo plano. Pero igual puede suceder a nivel interior. La práctica política que EEUU impondría dentro de Cuba demandará "nuevos "procedimientos, cultura y hasta imágenes". Es probable que las "Damas de Blanco" ya no entren en los proyectos del país del norte como lo vienen haciendo hasta ahorita y eso significaría un desplazamiento y hasta nuevas preferencias en su grueso aporte. En este caso, esas "Damas" preferirían seguir como venían y no que les cambien el libreto, sobre todo porque corren el riesgo de ser desplazadas por expresar la vieja política.
Para quien tiene dos dedos de frente no hay duda sobre las razones que movieron a Obama a cambiar de proceder frente a Cuba. No se trata, como ingenua o hipócritamente dicen las "Damas de Blanco", para beneficiar a los gobernantes cubanos. Simplemente es un reacomodo de las piezas, sustitución del material bélico o conspirativo por uno más moderno y acorde con el escenario político latinoamericano; asunto que los integrantes de la hueste opositora interna no valoran, quizás porque nada entienden o no le conviene entender.
Pero visto el asunto desde la óptica de la diplomacia estadounidense es valedero interrogarse:
¿Por qué EEUU, que siempre ha tenido contacto con esa organización y dispone de medios contundentes de convencimiento no impidió que se produjeran esas manifestaciones?
El pueblo cubano, en buen número, está convencido que el relanzamiento de esas relaciones diplomáticas le favorecen. El gobierno, por intermedio de figuras de primera línea, como Raúl Castro y el canciller Bruno Rodríguez, así lo han dado a entender y hasta una figura de mucha significación para los cubanos, como Silvio Rodríguez, manifestó que mucho espera de ese acontecimiento. Pese que Obama no se ha comprometido a nada relacionado, por lo menos hasta ahora, con el bloqueo y el retiro de la Base de Guantánamo. Como un recordatorio, a propósito de lo dicho, invito a leer mi trabajo de varios días atrás titulado "Cuba sí, yanquis también", mediante el link http://www.aporrea.org/actualidad/a211133.html.
¿Qué mejor manera de despejar cualquier duda en el pueblo cubano que incitar o favorecer para que las "Damas de Blanco" se manifiesten contra esas relaciones y también se expresen contra Obama, quien en fin de cuentas no es sino el presidente de Estados Unidos?
Además, resulta curioso, muy sugerente y subliminal que en Cuba, las fuerzas del gobierno y ciudadanos defensores de la Revolución, salgan a enfrentarse y dispersar a quienes manifiestan contra esas relaciones y lo hacen portando máscaras del presidente de Estados Unidos.
El cuadro, el montaje o absurda posición de las "Damas de Blanco", quienes en verdad pudieran no comprender nada, constituye una opereta que pudiera hacer aparecer, de repente, a Estados Unidos como el buen amigo, el gran aliado. ¡Cuba sí! ¡Yanquis no!, pudiera dibujarse en el imaginario del pueblo cubano. ¡Vaya pa´ la auyama! El enemigo de mi enemigo es mi amigo, podría ser el nada ingenuo y sutil mensaje.
Está bien que el enemigo sea hábil, ladino, competente para infiltrarse pese las dificultades, tenga mil caras, caretas o máscaras, eso no podemos evitarlo, pero está mal que uno, su objetivo, le ayude. ¡Cónfiro, las cosas parecieran andar al revés!