Basta solo dar una mirada a lo que ha pasado en Iran, en Palestina, en
el Libano, para darnos cuenta que EEUU sigue aplicando sus recetas de
odio contra nuestros pueblos.
Ese modelo destructivo, irracional donde las grandes empresas
financian la guerra económica no es algo nuevo, sino recordemos por
poner un ejemplos como la Henry Ford financio las matanzas que causo
Hitler en la Alemania nazi.
Echando la mirada unos cuantos años antes de 1999, en nuestro país,
claramente podemos identificar el esquema de saqueo, explotación del
modelo destructivo capitalista, encontramos como cada espacio de la
vida del ser humano fue pasando paulatinamente a los interese del
capital.
En este sentido, es lógico pensar, que los discursos del sistema de
naciones unidas sobre el tema de los derechos humanos fue y sigue
siendo una falacia más, porque esos derechos nunca fueron humanos,
nunca se acercaron al alma de nuestros pueblos, nunca tuvieron rostro.
Cuando Chávez hizo el llamado a re-fundar el sistema de naciones
unidad, lo hizo porque siempre tuvo claro, como lo debemos tener claro
nostr@s , que el objetivo del mismo debía ser causar impacto en
mejorar la vida de los seres humanos y no limitarse a presentar
simples y vacías posturas deliberativas, de discursos bien elaborados
en los foros internacionales.
EEUU sigue apoyando el ataque a los pueblos, la agresión, la
destrucción, la violación a la soberanía de las naciones, dejando a
su paso crisis alimentaria, contaminación del agua, proliferación
nuclear, cambio climático, deterioro progresivo de las relaciones
entre las comunidades.
Con todo lo que hemos que tenido que pasar, con todo lo que hemos
tenido que luchar, no podemos permitir que en nuestro territorio se
instale esa dictadura mundial del modelo imperial, no es ético que nos
quedemos callados, pues tod@s tenemos una cuota de responsabilidad y
es hora de asumirlo.
Por eso, si hoy los pueblos oprimidos pudieran hablar, estoy segura
que insurgirían, como lo hicimos muchos jóvenes con la Revolución
Bolivariana clamando justicia, respeto, soberanía, porque nosotr@s
queremos paz, pero no una paz impuesta a punta de bombas, a punta de
violencia, a punta de muerte, ni de fuego cruzado como en Beirut.