Todo vencedor, sobre todo en el campo de la política, intenta magnificar su triunfo y todo perdedor, intenta justificar su derrota. Sin embargo, ante la euforia delirante de la derecha argentina, que se intenta extrapolar a Venezuela y que anuncia el declive total de os gobiernos que han intentado procesos de transformación social en América Latina y que se convirtieron en luz del mundo ante el neoliberalismo capitalista, es importante analizar adecuadamente, el proceso electoral que acaba de darse en la Patria grande de Argentina.
Lo primero que hay que decir es que las primeras derrotadas fueron las encuestadoras que daban en la primera vuelta una victoria para Daniel Sciloi, el candidato del Frente para la Victoria (FPV), la fuerza peronista que gobierna hace 12 años el país y que es liderada por la mandataria Cristina Fernández de Kirchner (http://www.bonews.org/noticia/491344/el-inesperado-reves-despues-de-12-anos-de-kirchnerismo). A pesar de que las encuestas daban a Scioli como rotundo ganador, el triunfo inicial, apenas fue Scioli lograba el 36,8%, frente al 34,3% de Macri (un 2,5% de diferencia). Ello generó entonces, según el sistema electoral argentino ir a una segunda vuelta (en virtud de que ninguno logró más del 50% de los votos efectivos), en la que ahora se voltea el resultado y resulta ganador quien primero perdió, es decir, Mauricio Macri.
Luego, en eso que llaman "balotage", Macri obtiene un apretado triunfo que en porcentajes es de 51,40%, frente a 48,60% de Scioli (un 2,8% de diferencia. A pesar de lo difícil de la situación y que ni siquiera se había contabilizado el 50% de los centros de votación, Scioli reconoció el triunfo de Macri. Entonces, lo segundo es que si eso hubiese ocurrido en Venezuela, la derecha no hubiese reconocido nada (como hizo Capriles en 2013) y hubiese llamado a incendiar calles, movilizar la gente y generar un caos de violencia generalizada.
Pero, ¿como ganó Macri?. Entonces hay que ir a los resultados electorales por provincia y entender lo complejo o pírrico de esta victoria que nadie discute, pero que hay que analizar en su contexto.
Macri, el opositor, obtuvo 12 millones 903 mil 301 votos (el 51,40%) contra 12 millones 198 mil 441 votos de Scioli (48,60%), quien encabezaba la coalición gubernamental, es decir, una diferencia porcentual de 2,8%. Pero victoria es victoria y Scioli, gallardamente y como todo demócrata la reconoció, lo que no hizo Capriles ni la oposición en Venezuela.
Ahora, veamos algunas realidades de estas elecciones. La diferencia en cuanto a número de votos es a favor de Macri, quien gana por 704 mil votos a su favor. Esta victoria de Macri, fundamentalmente se centró en dos provincias: la llamada Ciudad Autónoma de Buenos Aires, donde la diferencia a favor de Macri fue de 926. 407 votos frente a Scioli y en la provincia de Córdoba, donde Macri obtuvo 1 millón 499 mil 152 votos sobre Scioli. Como se observará, estos 2 millones y medio de votos fueron decisisvos para la victoria numérica de Macri, quien terminó ganando por 704 mil votos en el tortal nacional.
Sin embargo, de las 24 provincias de la Argentina, Scioli y el "kirchnerismo" ganan en 15, contra 9 que gana Macri, es decir, territorialmente, Macri y la derecha es minoría en Argentina. De allí que la mayoría de las gobernaciones siguen en manos de la gente de Scioli y Crsitina Fernández, al igual que la mayoría del parlamento (Cámara de diputados y Senado) de esa nación. Así que la euforia de la derecha argentina, pasará a evaluar la dura realidad que le corresponde gobernar. Aún con el apoyo económico, mediático nacional e internacional, en el campo político deberá moverse sin las estridencias de la campaña electoral.
Ciertamente, la derecha ganó en Argentina, pero no con el resultado rotundo que hubiese querido, por lo que en realidad resulta una victoria pírrica que deberá dimensionar adecuadamente y que no se puede extrapolar a las demás naciones de América Latina que insurgieron contra el neoliberalismo causante de males profundo en la gran Patria latinoamericana
Por lo pronto, ya Brasil y Uruguay le dieron un freno a las aspiraciones de Macri, de aislar o sacar a Venezuela del Mercosur.