Con el triunfo electoral en Argentina del derechista Mauricio Macri, ahí ya no se baila tango. A unos días de su victoria de menos de un 3%, aumenta el precio de los alimentos regulados hasta de un 50%. Le sigue el transporte. Luego, vendrán despidos masivos del sector público. Expongo en breve un análisis de su discurso.
A simple vista, Macri muestra su libreto neoliberal, dictado por el Departamento de Estado de EEUU, el Pentágono y la CIA, cuando habla de atacar al narcotráfico relacionándolo con los gobiernos progresistas, como el venezolano, con su falso vínculo con el cartel colombiano de Los Soles. Algo que no ha trascendido más allá del rumor, ni lo hará. Su propósito es desconcertar. Además de esto, los que tienen este discurso, como Uribe Vélez, son precisamente quienes están ligados a esta mafia.
Otro de los aspectos del señor Macri es que promete acabar con la pobreza; más bien, la va a incrementar. Al estar con el FMI, favorecerá a los grandes empresarios, apoyando a trasnacionales, como a Monsanto, con la incorporación a su gabinete ministerial de Sarquís, ex gerente de esta empresa de transgénicos.
Un tercer elemento es la pretensión de la activación de la Carta Democrática contra Venezuela para liberar a Leopoldo López y a Ledezma, siguiendo la línea de ataque a la democracia venezolana de los voceros de la Casa Blanca con calificativos como "terrorista" y democracia imperfecta", sin que les importe los muertos de las guarimbas del 2013, a causa de las incitaciones a la violencia del dirigente de Voluntad Popular, ni tampoco los agredidos del ex alcalde metropolitano.
Éste es Macri, la pesadilla rioplatense, otro peón del imperialismo del Norte, para mantener su política de exterminio, invasión y saqueo, con su eje en Latinoamérica, de Perú, Chile, Colombia y México, al que ahora se suma la Patagonia argentina.