Los resultados de las elecciones del 20-D aportan, sin duda, unos mensajes bien claros pero a la vez dejan muchas cuestiones en el aire.
El primero, que el régimen del 78 prosigue su imparable declive. El bipartidismo y sus acendrados turnos de los últimos lustros se despiden y se abre así una situación de mayor inestabilidad para una burguesía, cuyo único plan continúa siendo el hachazo austericida para la mayoría y las prebendas para la gran banca y el capital financiero ligado a la Unión Europea neoliberal.
En segundo lugar, las elecciones consagran un giro a la izquierda. Se inicia una pugna por la hegemonía política con la posibilidad de que bascule a la izquierda, con emergencia de las confluencias En común. El número de votos de todas las izquierdas (estatales o nacionales) se incrementa y supera en un millón de sufragios la suma de las derechas.
Para el Partido Popular, los resultados representan que, a pesar de obtener más diputados que las otras candidaturas no está en condiciones de formar gobierno, con lo cual a efectos prácticos es una derrota sin paliativos al perder 63 diputados y más de 3 millones y medio de votos.
Paga así la factura de su gestión neoliberal de la crisis económica y de la escalada de recortes en derechos, en libertades y en servicios. Constituye también un castigo a la corrupción rampante y a una forma de gobernar que desconoce realidades como la catalana, gallega o vasca. Una derrota que no se compensa por la entrada de Ciudadanos y sus 40 diputados, ni por la adición de otras derechas autonómicas.
El tercer mensaje de estas elecciones es que vivimos un proceso general de reorganización política, particularmente sensible en las izquierdas, el cual se halla aún lejos de cerrarse.
El PSOE pierde 20 escaños y un millón y medio de votos, casi empatando con las más de 5 millones de papeletas alcanzadas por Podemos y el conjunto de las alianzas forjadas en Valencia, Catalunya y Galicia, con un saldo total de 69 escaños. Izquierda Unida – Unidad Popular, que reduce votos, reúne todavía más de novecientos mil sufragios y logra 2 diputados por Madrid.
En votos, la suma de Podemos, Confluencias En común e IU-UP suman medio millón (532.269) más de votos que el PSOE. En Catalunya En comú podem se ha convertido en la primera fuerza política, ha superado ampliamente a DiL (CDC) y a ERC, mientras convertía el derecho a decidir (referéndum) en condición de apoyo o no a la investidura estatal, y conseguía un nuevo grupo catalán soberanista y social.
El cuarto aspecto a destacar radica en que acuerdos como En comú podem en Catalunya En Marea en Galicia o És el moment en Valencia registran avances sin precedentes y muestran que las confluencias que incorporan al importante movimiento por el derecho a decidir suman para toda la izquierda. Hay que profundizar por esa vía y contribuir a que toda la pluralidad surgida del voto (Unidad Popular o Bildu) pueda actuar con voz propia en la Cortes.
Podemos, que ha demostrado capacidad de suma, tiene la principal responsabilidad de intervenir en ello. Pasar página de la vieja política exige también ayudar a que todas las izquierdas tengan su espacio, para poder coordinarse y actuar contra la austeridad del PP que perjudica a la población.
En quinto lugar, la derrota del Partido Popular sin mayoría absoluta siquiera con C’s y el debilitamiento de toda la política neoliberal deben ahora encontrar su correlato en el parlamento. Ni por activa, ni por pasiva, ni por transitiva puede el PP transformar su fuerte retroceso en Gobierno. Al PP, ni agua.
Por el contrario, los más de 12 millones de votos recogidos por las izquierdas han de servir para formar un gobierno capaz de avanzar un plan de emergencia ciudadana, de defensa de pan, trabajo y techo, y dederechos para la mayoría.
Es la hora de abrir procesos constituyentes que traigan aires republicanos y rompan el espinazo a la parte más dura de la política neoliberal. Es el momento de que la fuerza de los votos ayude a la fuerza de la calle para profundizar, ampliar y consolidar un giro como el que acaba de producirse en las urnas.