Diálogos con el ELN: ¿Paz total?

En Caracas (Venezuela), el gobierno del presidente Juan Manuel Santos y los principales dirigentes del Ejército de Liberación Nacional/ELN han anunciado un acuerdo para dar inicio formal a un mecanismo de conversaciones orientado a poner término al conflicto armado que involucra a dicha organización en varios lugares de la geografía nacional y con gran impacto en la infraestructura petrolera y la economía minera.

Los elenos son una guerrilla identificada con la revolución cubana y los postulados de la teología de la liberación con gran influencia en la iglesia católica desde las épocas del papa Juan Pablo II. Fue constituida por estudiantes desprendidos del MRL del ex presidente López Michelsen en julio de 1964 y su primer acto de guerra ocurrió con la toma de Simacota, el 17 de enero de 1965.

Entre sus primeros integrantes se encuentran personas oriundas del Quindío, como los hermanos Vásquez Castaño, nacidos en la Calarcá agraria, y sus actos de guerra afectaron al líder político Ancizar López, fundador del departamento, quien murió en el Choco, en manos de uno de sus frentes guerrilleros, en condiciones bastante trágicas.

El padre Camilo Torres es una de sus más emblemáticas figuras junto al español Manuel Pérez.

Con el paso dado se consolida el más consistente bloque nacional concentrado en la hipótesis de la erradicación de la guerra y la violencia en el campo político y social.

Tanto la más prominente elite nacional –líderes políticos, empresariales, religiosos, científicos y militares- como el liderazgo de las agrupaciones armadas parecen concertarse en un "bloque histórico" dispuesto a poner fin a uno de los periodos más prolongados de enfrentamientos sangrientos entre los colombianos, con cientos de miles de víctimas y de daños económicos y espirituales.

Solo una facción minoritaria, la que respalda al ex presidente Uribe Vélez, insiste en sus lenguajes fanáticos guerreristas.

La pregunta que nos formulamos es la siguiente: ¿esta Colombia a las puertas de una paz total?

Al reunir todas las piezas de este alentador mosaico y los sentidos que trasluce no puede uno menos que expresar su inclinación favorable por una respuesta positiva.

Con la Mesa de La Habana en la que se trabaja con las Farc ubicada en las mejores cotas por los productos formalizados y los resultados obtenidos en lo que respecta a la eliminación real de la guerra y con el paso eleno de la semana, bien se puede afirmar que la paz para Colombia como nación será pronto una realidad, abriendo las puertas a un nuevo ciclo histórico, como en su momento sucedió con el Frente Nacional y la Constituyente de 1991.

Para la sociedad en general y para los quindianos en particular, resulta de la mayor trascendencia acercarse a las líneas maestras de lo consensuado con los elenos.

No se trata de un proceso paralelo al de las Farc pero tampoco hay un calco. Tanto la metodología, los instrumentos, los principios y los temas no son coincidentes plenamente.

No hay una diacronía, si una sincronía compleja que permite el cruce de temas para generar una sinergia en favor de la reconciliación.

Interesa destacar el contenido y los sentidos de las conversaciones.

Los temas de la agenda ponen un gran énfasis en el tema de la profundización de la democracia y en el enfoque territorial de la eliminación de la violencia.

Los ejes programáticos del trabajo con los elenos serán los siguientes:

Primero. La participación de la sociedad en el proceso mismo, tal vez para superar las deficiencias en lo ocurrido con las Farc. La misma intervención social se hará en función de iniciativas y propuestas, que hagan viable la paz en el curso y contexto de este proceso, sobre los temas de la agenda. Como un ejercicio dinámico y activo, incluyente y pluralista, que permita construir una visión común de paz.

Segundo. La construcción de una democracia para la Paz que se oriente en realizar un debate que permita examinar la participación y las decisiones de la sociedad en los problemas que afectan su realidad y que pueda canalizarse en elementos constructivos para la sociedad. El tratamiento de los conflictos hacia la construcción de la paz. La revisión del marco normativo y garantías para la manifestación pública. Tratamiento de la situación jurídica de los sindicados y condenados por actos en el desarrollo de la movilización social. Y la participación de la sociedad en la construcción de ciudadanía.

Tercero. Las transformaciones para la paz, teniendo en cuenta las propuestas transformadoras elaboradas por la sociedad. Programas transformadores para superar la pobreza, la exclusión social, la corrupción y la degradación ambiental en búsqueda de la equidad. Los planes alternativos integrales con enfoque territorial.

Cuarto. Las Víctimas. En la construcción de una paz estable y duradera es esencial el reconocimiento a las víctimas y a sus derechos, así como el tratamiento y la resolución a su situación con base en la verdad, la justicia, la reparación, los compromisos de no repetición y el no olvido. El conjunto de estos elementos fundamentan el perdón y proyectan el proceso de reconciliación.

Quinto. El Fin del Conflicto Armado. El objetivo de este punto es ponerle fin al conflicto armado para erradicar la violencia en la política y propiciar el transito del ELN a la política legal.

Sexto. Implementación. La misma está dirigida a ejecutar los acuerdos pactados en esta agenda, para materializar los cambios que permitan pasar del conflicto armado hacia la paz. La fase de implementación de los acuerdos estará definida por un Plan General de Ejecución, que fundamentalmente se construirá con los planes específicos de cada punto de la agenda.

Esperanzador el paso dado, es lo que resta decir. Buen viento y buena mar.

 



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Horacio Duque

Politólogo e historiador.

 horacioduquegiraldo@gmail.com      @horacio_DG

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