Mi palabra

Pedro Pablo

"Lo importante no es escuchar lo que se dice,

sino averiguar lo que se piensa"

Sigmund Freud.

El empresario peruano Pedro Pablo, con nombre tan sencillo y popular, como la arepa venezolana, pero con un apellido tan difícil de pronunciar, que es mejor olvidarlo para no enredarnos. Apenas fue declarado Presidente del Perú, enfiló las baterías contra el gobierno de Nicolás Maduro. En una entrevista realizada en Lima, lanzó una expresión sin analizar la situación de Venezuela, solamente se concretó a repetir una expresión utilizada por los enemigos del gobierno, dentro y fuera del país; habló de la supuesta violación de los derechos humanos; se refirió al caso de Leopoldo López, porque según él, no ha hecho absolutamente nada para estar preso. No sé, si por la edad (74) o por su condición de representante del gran capital, absuelve de toda culpa a este señor.

El nuevo mandatario del pueblo peruano, fue elegido en una segunda vuelta (balotaje) venciendo a su contrincante por una cifra insignificante de menos de 50 mil votos. La derrotada Keiko Fujimori, luchó contra viento y marea, a pesar de llevar en la frente una mancha muy difícil de borrar: la mala imagen de su padre, Alberto Fujimori, preso por violación a los derechos humanos. Según la sentencia fue condeno a 25 años de cárcel por ser el autor intelectual en los delitos de asesinato con alevosía, secuestro agravado y lesiones graves, tras ser hallado culpable de las matanzas de Barrios Altos, en 1991, y La Cantuta, en 1992, cometidas por un escuadrón del ejército conocido como el grupo Colina, así como del secuestro de un empresario y de un periodista.

Todo esto incidió en el triunfo de este nuevo mandatario, quien comenzó a lanzar dardos contra Nicolás Maduro y el proceso venezolano. Su declaración es una muestra evidente de la forma, como se manejan los hilos en la política internacional. Pedro Pablo, no toca para nada el polémico tema de los derechos humanos en los Estados Unidos; se une al hostigamiento contra el gobierno de nuestro país, siguiendo los pasos de Mariano Rajoy; ingresa la larga lista de oponentes, pero además se une al nuevo grupo de empresarios en la presidencia de países hermanos: Mauricio Macri en Argentina, por la vía electoral; Michel Temer en Brasil, a través de lo que se conoce, como el golpe "disfrazado", un acto viciado en el congreso de ese país, por un grupo de diputados acusados por corrupción; pero lo más grave, por los vientos que soplan desde los Estados Unidos, es la forma, como se viene inflando la candidatura del multimillonario Donald Trump, de llegar a la presidencia es un serio peligro para la paz del mundo.

Todo esto presagia negros nubarrones para los pueblos latinoamericanos. La política del imperialismo norteamericano es seguir apretando, para tratar de recuperar los espacios perdidos en lo que anteriormente consideraban su patio trasero (centro y sur América) para esto tienen sus títeres, ansiosos de dólares para satisfacer sus ambiciones, sin importarles la suerte de sus compatriotas.

La reciente derrota de los enemigos de nuestra patria, en la OEA, ha despertado una nueva camada de irresponsables, sin ninguna vergüenza, como es el caso del Presidente Mexicano Enrique Peña Nieto, quien se encuentra pidiendo a gritos, el respeto a los derechos humanos en Venezuela, pero él cínico, no dice absolutamente nada de los 43 normalistas muertos en Ayotzinapa; poniendo miles de obstáculos para la investigación. Ahora se suma el nuevo presidente del Perú, Pedro Pablo, pidiendo respeto a los derechos humanos, y a la vez defendiendo a Leopoldo López; nada raro por su condición económico, y además viene de ocupar altos cargos en gobiernos totalmente comprometidos con la política norteamericana.



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Narciso Torrealba


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