"La paz os dejo, mi paz os doy". No sé cuántas veces he oído esta frase. Muchas pero muchas veces. Una vez que el cura la dice, nos pide que nos demos el abrazo de la paz. Yo he oído es frase en misa y se la oigo muy frecuentemente a un gran amigo de nombre Andrés Afonzó que de "tirito" no fue sacerdote. No lo es hoy, pero lleva un cura por dentro y uno aprovecha esa condición cuando comparte con él.
Si uno se pone a leer la palabra de Jesús Cristo y trata de meter a la iglesia católica, apostólica y romana en ese pensamiento, no hay manera que esas palabras cuadren y entren en esa iglesia. No es una idea mía; es la historia. La paz, aunque esta iglesia la pregone, no va con ella.
Es aquí y es allá. Es en Venezuela y es en Colombia. La Conferencias Episcopales son un modelo y una expresión política de derecha. La Conferencia Episcopal Colombiana le jugó "quiquiriguique" a la paz allá. No le cabe a esta Conferencia Episcopal Colombiana ni a la Conferencia Episcopal Venezolana, esa frase de "la a Paz os dejo, mi paz os doy". CEC apostó por la guerra.
Sencillo. Pensó y actuó políticamente con su corazón a la derecha, como siempre lo han tenido.
II
Los responsables de tomar la decisión sobre el premio Nobel de la Paz, continúan empeñados en equivocarse. No discuto sí Manuel Santos se merecía el premio Nobel de la Paz, pero en función de lo que he leído en estos días; el permio debió ser compartido entre Santos y el comandante de la FARC-EP. Era como lo lógico, pero la lógica de la paz en esta instancia está coja.
El triunfo del "No" en Colombia y el de Uribe, puede tenerlo como saltando en una patica, pero Manuel Santos cuando se enteró de la noticia, pudo haber pensado y hablado como Chávez: ¡Uribe medio guariney!
Si Manuel Santos pensó así, no deja de tener razón porque Uribe debe estar muriéndose de arre…… El tiro del "no" con el premio Nobel a Santos, le salió por la culata.