Quizás pequemos de ingenuos por las causas que, en nuestro criterio y que las puntualizamos más adelante, no solamente nos llevaron al convencimiento de que las elecciones en el norte las ganaría el magnate Donald Trump, frente a la inmensa mayoría de los pronósticos de que la Clinton obtendría una mayoría absoluta, simplemente porque la política imperial, como ya hemos leído que se repite en los medios internacionales, no la dicta y menos aún la impone, un solo hombre, pero entendimos y aún creemos en ello, que circunstancias muy particulares son capaces de generar cambios en las percepciones de los colectivos a la hora de tomar decisiones, por ejemplo, en el campo de la política.
De Trump se habló de lo peor, tanto porque había del lado de la Clinton y de sus seguidores la válida conducta de desprestigiarlo con una campaña súper mil millonaria, por su racismo inocultable y su misoginia a los grados mayores de la estupidez, sino porque él mismo así se vendió, sin importarle un pito los efectos que eso le traería para el éxito de su campaña electoral y, por supuesto, ante esta realidad, no resultaba nada fácil convenir que pudiera Trump ser el nuevo presidente de los Estados Unidos…
Pero veamos por qué sostuvimos en nuestros análisis el convencimiento del triunfo de ese sujeto y que una vez en el ejercicio del cargo -a decir verdad- no cambiará para nada la visión imperial del gobierno de los EE UU de que el mundo debe girar en entorno a sus intereses, por lo que estamos absolutamente persuadidos de que el discurso que le llevó al triunfo, sólo fue el resultado de un plan fríamente calculado a dicho propósito, pues él sabía o se lo hicieron saber los expertos en el manejo de masas, que a éstas es nada difícil, circunstancialmente, engañarlas y confundirlas a tal grado de que es posible por esa vía, ganarles su confianza, lo cual para nada apunta a la idea de que pudiéramos haber creído -en algún momento- de que la Clinton era la mejor opción para el pueblo estadounidense y menos aún para el mundo:
Esto dijo Trump si llegara a ser presidente de los EE UUU y lo reiteró tantas veces como lo pudo hacer:
1) "dejaría de interferir en los asuntos de otros países y de derrocar regímenes" (Trump promete que "EEUU dejará de derrocar regímenes");
2) "Vamos a emplear la fuerza militar solo cuando surja una necesidad vital para la seguridad nacional de EEUU. Vamos a dejar los intentos de imponer la democracia [fuera de EEUU] y de derrocar regímenes";
3) EEUU dejará de "involucrarse en las situaciones en las cuales no tiene ningún derecho de intervenir";
4) "Estoy seguro al cien por cien de que el mundo sería mejor si Sadam Husein y Muammar Gaddafi aún estuvieran en poder (..) Miren a Irak. Antes no había terroristas allí. Y ahora Irak es como Harvard para los terroristas. No digo que Saddam fuera una buena persona, fue horrible, pero era mejor que ahora. (..) No habría tenido lugar la situación de Bengasi, que terrible (…) Por supuesto, sería más estable. Nadie sabe siquiera qué está pasando en Libia (..) Quiero decir, mire lo que pasó. Libia es una catástrofe. Libia es un desastre. Irak es un desastre. Siria es un desastre. Todo Oriente Medio" (..) hemos gastado dos billones de dólares en Irak, probablemente un billón de dólares en Afganistán. Estamos destruyendo nuestro país (Donald Trump: "El mundo sería mejor con Sadam y Gaddafi aún en el ...) y,