El pasado 19 de enero de este 1917 falleció en Quito, Ecuador, a los 86 años de edad, el insigne poeta Alfonso Murriagi quién en década de los 60’ del pasado siglo XX formó parte del movimiento cultural y poético de los Tzántzicos (reductores de cabeza). Precisamente fue catalogado como un poeta de la irreverencia y vinculado a los movimientos populares ecuatorianos y a la vanguardia cultural de ese país. Hombre de izquierda expresaba su ideario político e ideológico en una poesía de vanguardia como produjo rupturas con la estética y la ética burguesa.

Alfonso Murriagui fue uno de los poetas e intelectuales que fundaron en la difícil y compleja década de los 60’, en aquella Latinoamérica de la insurgencia popular y los movimientos guerrilleros, el antimperialismo y el faro que significaba la Revolución Cubana, el llamado Grupo Tzántzico, irreverente propuesta que toma el nombre de los indígenas ecuatorianos que reducían la cabeza de sus enemigos. Ese grupo "vino a revolucionar el estático sistema literario ecuatoriano, especialmente, quiteño".

Un gran amigo de Murriagui, el escritor ecuatoriano Guido Díaz, señala que era el mayor del grupo de fundadores del grupo "pero no por ser menos irreverente. Cuando cumplió los 33, Murriagui publicó el primer libro del colectivo con el sugestivo título 33 Abajo (Editorial Universitaria, 1965)", recuerda el escritor, más adelante señaló que "su poesía era contestataria, surrealista por su creatividad y el uso de metáforas no habituales, enmarcadas en el pensamiento de izquierda".

El grupo Tzántzico, vanguardia cultural de su tiempo se planteó una auténtica renovación cultural llevando a la práctica su concepción del sistema artístico que impulsarían esos años, actualizarlo, por así decirlo, con la modernidad cultural que se planteaba en todo el continente latinoamerino que venía de largas y crueles dictaduras y tenía fresca la impronta de la Revolución Cubana recién llegada al poder. Eran poetas y escritores de militancia política que fundamentaban su concepción estética en múltiples vertientes culturales y corrientes filosóficas.

En el trabajo escrito por Alfonso Murriagi: "El movimiento tzántzico y su clara militancia política", cita a su compañero de grupo Rafael Larrea donde está claramente dibujada la motivación política e ideológica de aquel movimiento cultural. "Ubicados dentro de la corriente ideológica y estética de izquierda, sostuvimos la necesidad de una asimilación sustancial del marxismo, así como la imprescindible asunción de una estética coherente, para lo cual penetramos en la textura del naturalismo, del realismo socialista, del surrealismo, dadaísmo y más corrientes renovadoras. El estudio crítico de Nietzsche, el existencialismo sartreano, la teoría de la enajenación de André Gorz, la experiencia de la premonición de los cambios evidenciada por Franz Fannon en la revolución argelina, etc., también nos fueron útiles".

Otro amigo del poeta fallecido, el escritor Abdón Ubidia, al referirse a los poetas de aquel período dirá que "(Alfonso) Murriagui y Rafael Larrea fueron de los poetas más aguerridos en términos políticos. En términos literarios, Alfonso era experimental, vanguardista y parricida... Algo que llevó al extremo junto con Larrea".

Profundiza el ilustre escritor ecuatoriano Abdón Ubidia, refiriéndose a los poetas de aquel período que "la militancia e innovación del poeta Murriagi tenían, al argentino Julio Cortázar como referencia, "matriz común". Las herencias del Tzantzismo, Los nadahístas (Colombia), Los Mufados (Argentina) y los Tzántzicos (Ecuador) publicaron en revistas como Pucuna, la mexicana El corno emplumado, la venezolana El techo de la ballena o la argentina El escarabajo de oro. La pléyade que se paseaba por esas páginas es reconocida por sus rupturas, estéticas y éticas. Allí estaba, frente a todos, Murriagui, quien escribió versos ricos en imágenes como: El alcatraz / lima con su radar / la piel / del agua...".

El Grupo Tzántzico, fundado a principios de los años 60’ "lo atrapó, señala el periodista Ramiro Vinueza, Director del periódico Opción, la poesía para conspirar contra la cultura del frac, de las grandes élites. Eran los tiempos de los Tzántzicos". Entre los integrantes de aquel prestigioso grupo destacan Antonio Ordóñez, Rafael Larrea, Luis y Simón Corral, Ulises Estrella, Raúl Arias y Alfonso Murriagui, Euler Granda, Teodoro Murillo y Marco Velasco. "Sus recitales en el Café 77, ubicado en la esquina de las calles Chile y Benalcázar, en el Centro Histórico de Quito, se volvieron épicos, impresionantes", comenta el periodista. Al grupo se sumaron otros irreverentes poetas como Agustín Cuevas, Alejandro Mereano, Bolívar Echeverría, Fernando Tinajero, Proaño Arandi, José Ron.

El nombre del grupo Tzántzico se origina en la etnia shuar, conocidos popularmente como los jíbaros "donde tzántzico viene a significar ‘hacedor de tzanzas', es decir, "reductor de cabezas humanas". El grupo de poetas utilizaba el nombre, evidentemente como metáfora para contrastarla con la reducción de las cabezas que hacían los jíbaros de sus enemigos, es decir, la reducida mentalidad de la cultura ecuatoriana de aquellos años, "y a su vez, de que ellos mismos, con su dardo intelectual, buscaban reducir las cabezas de los pocos poetas consagrados en el Ecuador de los años 60’."

En aquel prestigioso Café nace la revista Pucuna, (voz indígena que se le da a la cerbatana utilizada en la cacería en la selva), que se convertirá en la vocera del Grupo Tzántzico, "con una poética militante que puso en jaque a la cultura oficial. Allí también se conformó la Asociación de Escritores y Artistas Jóvenes del Ecuador".

Abundando sobre la revista Pucuna, leemos en el trabajo "Los tzántzicos ecuatorianos" una completa semblanza y caracterización del órgano de información del Grupo Tzántzicos.

"El principal órgano de difusión de su estética fue la revista Pucuna (1962-1968). Su formato especial tenía una tapa negra, un logotipo que consistía en una cabeza reducida y su estructura proponía un desafío al lector pues las hojas estaban dispuestas en forma vertical. Allí publicaron el "Primer manifiesto tzántzico", poemas, cuentos, así como diversos artículos de opinión literaria y política, donde se discutía la función del poeta en la sociedad. Junto con Pucuna, la revista Indoamérica constituyó otra fuente de difusión de la estética de grupo y, una vez que se separaron, varios tzántzicos, como Alejandro Mereano, Ulises Estrella y Proaño Arandi, continuaron ligados con la difusión política y literaria a través del Frente Cultural y la revista La bufanda del Sol".

Entre los logros de Alfonso Murriagi cabe destacar la campaña por la creación del Centro de Arte Nacional, transformado posteriormente en la Unión de Artistas Populares del Ecuador. A partir del año 2001 integró el equipo fundador del periódico quincenario alternativo Opción, colaborando de manera permanente en la Sección de Cultura.

Señala el Director de Opción al referirse a la partida del poeta y revolucionario Alfonso Murriagi: "Sus compañeros y compañeras de tinta, ahora elevan sus plumas como homenaje y compromiso con los ideales jamás traicionados por este hombre
transparente e intelectual de gran talla. Las letras del Ecuador han sufrido una terrible pérdida.

Desde Venezuela los poetas y escritores revolucionarios rendimos un profundo homenaje al poeta ecuatoriano Alfonso Murriagi y enviamos un profundo pésame a los poetas y escritores ecuatorianos que lloran la partida del gran poeta. Gloria eterna.

Fuentes de información: Diarios EL TELÉGRAFO (www.eltelegrafo.com.ec) y OPCIÓN (Ramiro Vinueza P. Director), Blog de la Universidad Austral de Chile, Poesía Hispanoamericana Contemporánea. Ensayos: Los tzántzicos ecuatorianos.