Inexplicable por decir lo menos, resulta el sádico comportamiento mostrado por disociados del pasado y del presente en relación con el estado de salud del Comandante Fidel Castro. Apena y genera lástima observarlos en eufórica actitud, ante lo que para ellos implica la muerte segura del líder antillano. Incluimos en estas consideraciones a las empresas que tanto nacionales como foráneas –mal llamadas medios de comunicación- se enriquecen manipulando los hechos. Para estos aparatos que no cesan en su empeño de pervertir el orden que existe en La Habana y demás ciudades cubanas, constituye un notición que la situación entre la población sea de calma total. Surge acá, la reflexión obligada: ¿qué esperaban? Y si muere Fidel ¿qué?
El deceso de un ser humano, señores y señoras disociados, es el suceso más natural del mundo. Tan natural como el nacimiento. Los demás aspectos de la existencia, vienen por añadidura. No sólo dejará de existir Fidel cuando le corresponda (asunto en el que jamás triunfaron los gringos colocando fechas y atentados) sino que también estiraron la pata seres verdaderamente detestables como Ronald Reagan y como sucederá con otros “estadistas” que alguna vez desde el pentágono apretaron infructuosamente el aro para asfixiar a la Patria de José Martí. Augusto Pinochet también pasará por las armas del tiempo, y sucederá con Jaime Lusinchi y Carlos Andrés Pérez. Ah, recuerden que Rómulo Betancourt dejó de ser polvo desde hace mucho tiempo. Y si muere Fidel ¿qué?
Si muere Fidel, cuerda de ilusos e iletrados, no ocurrirá lo que ustedes piensan, perdón, lo que ustedes desean. El cinismo triunfalista debería ir desapareciendo de sus rostros, porque no sólo perdurará la paz y la calma en toda Cuba, sino que se endurecerá aún más el espíritu de nuestros hermanos isleños, expertos en enfrentar con éxito y de manera determinante cada desafío por apocalíptico que parezca. Si muere Fidel, cada cubano y cada cubana radicalizará su disposición de defender la libertad que el mismo Comandante les llevó hace 50 años junto a Ernesto Guevara y otros combatientes a bordo del Granma. Si muere Fidel, la luz que desde el Caribe ilumina las esperanzas de los pueblos aún oprimidos se potenciará millones de veces porque lecciones como las que deja este adalid de la paz, la libertad y la dignidad no se esfuman jamás.
Así que vayan bajándose de esa nube, porque con Fidel o sin Fidel, con Raúl o sin Raúl, más de 13 millones de seres encarnan la esencia pura y libertaria de Martí. O sea, que a Cuba ustedes no regresarán más si pretenden hacerlo violando la Constitución Nacional que claramente establece lo que debe hacerse si muere Fidel.
