Trincheras de Ideas

Almagro: un golpe de Estado disfrazado de Carta Democrática

Nuevamente la maquinaria subversiva imperial se activó para tratar, una vez más, de destruir la Revolución Bolivariana, apelando al podrido expediente de utilizar la vetusta y carcomida organización golpista que es la OEA, el moribundo Ministerio de Colonias yanqui que tantas tropelías ha cometido contra las naciones y pueblos de América desde su creación en aquel sangriento abril bogotano de 1948 cuando es asesinado el líder Jorge Eliécer Gaitán por la pérfida oligarquía colombiana con participación norteamericana.

El libreto subversivo puesto en práctica en esta ocasión no tiene nada nuevo, ya el año pasado fue utilizado precisamente por los mismos actores contra Venezuela y derrotado entonces por el gobierno revolucionario, el Presidente Maduro y la singular y valiente cancillera Delcy Rodríguez que en el mismo seno de la OEA desbarató políticamente aquella maniobra golpista con una hábil política y desenmascaró al pillo Almagro.

El agente de la CIA Almagro, la oposición fascista venezolana representada por los traidores a la Patria que utilizan el cargo de diputados para, sin ningún rubor ni sensibilidad, tratar de destruir a su país de origen que, por adelantado, comprometieron y vendieron ya su riqueza y soberanía al imperio y sus transnacionales, para cobrar sus envilecidos 30 dólares cuando les hagan el trabajo sucio y caiga el réeeegimen después de un baño de sangre. La Faja del Orinoco, Pdvsa, Sidor, Venalum estarán a la orden del poder de los monopolios gringos, de los grupos capitalistas españoles o sionistas.

¿Qué es lo nuevo en este nuevo intento de golpe utilizando de excusa o comodín la llamada Carta Democrática de la OEA para "legitimar" desde un bloqueo económico hasta una eventual intervención militar "multilateral" a Venezuela?

El nuevo y recién llegado gobierno de Donald Trump, que precipitadamente asume como propias (o no tiene fuerza para detenerlas) las erráticas políticas subversivas, injerencistas e intervencionistas de sus antecesores George Bush y Barack Obama contra la Revolución Bolivariana y se deja arrastrar a una política de injerencia que nos retrotrae a las políticas intervencionistas en América Latina y el Caribe prácticamente todo el pasado siglo XX cuando la OEA le servía de mampara a los gobernantes norteamericanos, particularmente en la década de los 50 para invadir naciones como Guatemala (1954), Cuba (1961), República Dominicana (1965), Granada (1983), Panamá, (1989). Sin contar la participación en golpes y acciones subversivas y golpistas contra Brasil, Argentina, Uruguay, Ecuador, Bolivia, Venezuela, Haití, etc.

El señor Trump, recién llegado a la política, a dos meses de arribar el poder, ya prepara una guerra (¿nuclear?) contra la República Popular y Democrática de Corea o Corea del Norte; ya la soldadesca norteamericana entró ilegalmente al territorio sirio y a Irak ignorando olímpicamente a sus autoridades, para tratar de cambiar la correlación de fuerzas del apoyo ruso a Siria y a las fuerzas nacionalistas y patriotas del Ejército iraquí que están derrotando al EI. Incluso amenazó al dócil presidente mexicano de agredir a México militarmente si había problemas y no asumían la construcción del muro de la infamia entre las dos naciones.

El nuevo presidente norteamericano asimila (o no puede evitar dejarse llevar, lo arrastra el verdadero poder dentro de aparato del Estado) las políticas anti venezolanas y anti cubanas de la gusanera cubana de Miami, de los fascistas y ladrones como Mezherane y la resaca de delincuentes fascistas venezolanos de cuello blanco residentes en Miami; de senadores también delincuentes como Marcos Rubio y la peor resaca del partido republicano que enfilaron sus baterías contra el Vicepresidente Tareck El Aissami haciéndole mendaces y falsas acusaciones de narcotraficante o contra otros patriotas venezolanos. Está la espada de Damocles que es el infame decreto de Obama que declara a Venezuela una "amenaza inusual y extraordinaria" para la seguridad norteamericana (ratificado por Obama antes de irse).

La temeraria actitud de agente del gobierno norteamericano Luis Almagro, de agredir sistemáticamente a Venezuela y pretender excluirla del seno de la OEA no es por su valentía, más allá de su odio visceral y su frustración por ver que Venezuela no se doblega ni se rinde y lo va a sacar de ese cargo. Él es un agente del gobierno y del Estado norteamericano y está cumpliendo órdenes que ya venían desde el año pasado cuando quiso aplicarle la Carta Democrática a Venezuela, y la mayoría de los países de América, las derrotaron y no lo permitieron.

Venezuela ha logrado en las últimas semanas alcanzar victorias políticas muy importantes, por ejemplo el ser nombrada Presidenta de la Asociación de Estados del Caribe, bloque que está conformado por 25 naciones, todas miembros de la OEA menos Cuba: 1. Antigua y Barbuda, 2. Bahamas, 3. Barbados, 4. Belice, 5. Colombia, 6. Costa Rica, 7. Cuba, 8. Dominica, 9. El Salvador, 10. Granada, 11. Guatemala, 12. Guyana, 13. Haití, 14. Honduras, 15. Jamaica, 16. México, 17. Nicaragua, 18. Panamá, 19. República Dominicana, 20. San Cristóbal y Nieves, 21. Santa Lucía, 22. San Vicente y las Granadinas, 23. Surinam, 24. Trinidad y Tobago y 25. Venezuela.

Mientras se desarrolla una intensa guerra mediática donde la vedette es Almagro tratando de justificar lo injustificable de su mendaz y falsario informe sobre Venezuela, dignamente desmontado por la Cancillería venezolana, y vender que Venezuela si no hace unas elecciones generales en 30 días, suelta a los terroristas presos y otras medidas insólitas e igualmente injerencistas, se le aplicara la Carta Democrática, se la expulsará de la OEA, se le impondrá un bloqueo total, de muchos mayores alcances que el aplicado durante 57 años por los Estados Unidos a Cuba; que nadie le venda ni alimentos ni medicinas, ni equipos médicos ni absolutamente nada y crear las condiciones de una presunta crisis humanitaria, un estallido social como el Caracazo y que la Cuarta Flota yanqui venga a "liberar" el país, es decir, nos invadan por los cuatro costados, desde Colombia, Guyana, Brasil, desde las 7 bases militares que tienen en Colombia y las de Aruba y Curazao. Tras bastidores están las presiones yanquis sobre las naciones centroamericanas y caribeñas.

Las presiones "diplomáticas" de los Estados Unidos sobre la mayoría de las naciones que conforman el bloque de la Asociación de Estados del Caribe, es intensa, brutal, pasando de las ofertas económicas, las presiones y amenazas de diversa índole para "ganarlas" para que aprueben el "informe" de Almagro y su ilegal propuesta de aplicarle a Venezuela la Carta Democrática y expulsarla de la OEA. ¿Cuántas pequeñas naciones caribeñas podrán ceder a esas presiones norteamericanas? Si esa opción no se estuviera utilizando prioritariamente, el imperio sabe que no cuenta con los votos necesarios para poder imponer la aplicación de la Carta Democrática.

A eso se deberá agregar, si se produce una votación para que se aplique la llamada Carta Democrática y expulse a Venezuela de la OEA, el apoyo a nuestro país de Bolivia, Ecuador, además de los 25 integrantes de la AEC. Votarían contra Venezuela Argentina, Brasil, Canadá, Estados Unidos del Norte, Paraguay y Perú. De Chile y Uruguay no se tiene certeza que apoyen a Venezuela y las presiones yanquis y del propio Almagro sobre los dos países suramericanos es intensa, tratando incluso de aprovechar algunas contradicciones y roces entre Chile y Venezuela, por ejemplo. Con Uruguay la reacción reciente de su canciller atacando a Venezuela hace presumir un voto de la nación oriental porque se le aplique la Carta Democrática a Venezuela, así sería más fácil expulsarla del Mercosur.

Por su parte la ultra derecha criolla está activadísima mediáticamente –es el recurso que les queda porque a nivel de masas no mueven a nadie– vendiéndole a la gente que es necesario salir de esta dictadura con la aplicación de la Carta Democrática y hasta justifican una invasión militar a su propio país. Juegan con fuego pensando que "ahora sí se acaba el chavismo" y que no les va a pasar nada legal, que van impunemente a conspirar, subvertir, hacer terrorismo como siempre lo han hecho, encubriéndose ahora con la inmunidad que a muchos de ellos les da el ser diputados.

Hay que prepararse para una nueva confrontación en todos los frentes, desde el político hasta el militar, porque la opción de una agresión militar impulsada por el gobierno norteamericano a través de la OEA está planteada. La calle es un primer escenario para la movilización permanente del pueblo chavista y bolivariano, incluso sectores no chavista pero si patriotas, a los que les duele Venezuela "hasta en las vísceras" como diría Augusto Mijares. Pero igualmente fortalecer la organización popular y levantar las banderas del patriotismo. No es Nicolás Maduro el que está amenazado, es la Patria que puede ser militarmente agredida. Y la Patria es primero que todo lo demás.



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Humberto Gómez García

Director de la revista Caracola. Pertenece al Movimiento de Medios Alternativos y Comunitarios (MoMAC). revistacaracola.com.ve

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