Evocando la historia de Nuestra América

Recordando un atropello imperialista

"Pronto moriré, pero la República de Bolivia durará hasta el fin de los tiempos. Rómulo fundo una ciudad que dio su nombre a un imperio. Yo no funde una ciudad, pero sí un Estado que lleva mi nombre, un Estado integrado por personas que aman la libertad." Simón Bolívar.

Recordando la historia de nuestra América; que siempre ha estado plena de robo y atropellos del imperialismo, siempre apoyada por la actitud cipaya de ciertas naciones; no podemos acallar el despojo que sufrió Bolivia quedando sin salida al mar como consecuencia de la invasión de Chile en la nombrada Guerra del Pacifico. La "hija predilecta de Bolívar fue despojada de 120 mil kilómetros cuadrados en donde se encontraba su salida al mar.

La burguesía chilena de esos años, junto al imperialismo inglés; con sus famosos piratas; arrebataron los ricos territorios de las naciones Perú y Bolivia. Recordemos que el despojo armado fue precedido por una invasión silenciosa de mineros chilenos para apoderarse del territorio, siendo el minero Chileno Juan López quien comenzó con la extracción del mineral de manera precaria.

Con la llegada de otros mineros se descubrió un rico depósito de salitre en Salar del Carmen, situado al oriente de Antofagasta y eso derivó a que se formara una Sociedad Exploradora del Desierto de Atacama, que trajo como consecuencia la llegada de nuevos mineros chilenos a la ciudad de Antofagasta, que había sido fundada por Bolivia en 1866.

Cinco años después esa ciudad fue nombrada por el gobierno boliviano como Puerto Mayor, de cara a las transacciones comerciales con todo el mundo. En el año 73 del siglo XIX la Compañía de Salitre y Ferrocarril de Antofagasta obtuvo un contrato con Bolivia que le concedió la explotación minera libre de impuestos por 15 años.

Este contrato no fue ratificado por el Congreso quien en ese momento se encontraba analizando las negociaciones con el país vecino por el crecimiento de personal chileno en esas tierras.

Se produce en 1877 un sismo y tsunami en Antofagasta que produce graves consecuencias para la zona y los diputados bolivianos proponen pedir un préstamo al extranjero para reconstruir la zona afectada, resultado como impedimento que el contrato con la compañías salitrera como no tenía la aprobación del Congreso no era legal ya que se debía hacer efectivo un impuesto de 10 centavos por tonelada que no infringía los acuerdos que se habían llegado.

Este impuesto es suspendido por deferencia al gobierno chileno, pero al poco tiempo en respuesta a que Chile daba propiedad sobre la zona por los años de ocupación realizó una anulación y el remate de la compañía salitrera expropiando la empresa para retomar control sobre la zona que por derecho le pertenecía. Como Chile aducía que el impuesto de 10 centavos violaba el tratado y ante la ruptura de este, Chile ocupa el territorio boliviano.

Fuerzas chilenas comandadas por el Cnel. Sotomayor, con 1500 hombres invaden el puerto de Antofagasta apoyados por los acorazados Blanco Encalada, Cocharne y la corbeta O'Higgins el 14 de febrero de 1879 anulando los tratados con Bolivia.

Esta invasión se producía en un momento en que Bolivia se encontraba asolada por una fuerte sequía y esto había producido un desabastecimiento en los mercados, hambre, peste y una gran mortandad.

Al ataque chileno se enfrentó una defensa comandada por Ladislao Cabrera; abogado boliviano; junto al subprefecto Fidel Lara, a Eduardo Abaroa y 150 valientes desde la población de Calama. Albaroa es el de la famosa frase cuando pedían su rendición: "Rendirme yo, que se rinda su abuela".

Los chilenos contaban en ese combate con más de 500 hombres y un par de cañones. Cabrera respondió con fiereza cuando le dan un ultimátum: "Que sepan los chilenos que los bolivianos no preguntamos cuantos son para presentarles batalla".

Como siempre detrás de esta invasión el imperialismo interesados en el salitre y el guano; que no era otra cosa que abono para los suelos infértiles. De esta forma se condenó al pueblo Boliviano de no tener salida al mar a su desarrollo económico. Aclaramos que las mencionadas materias primas tenían un gran valor como fertilizantes y el salitre era utilizado para fabricar pólvora y dinamita.

Estamos totalmente de acuerdo con las declaraciones del Vicepresidente de Bolivia; Álvaro García; que manifestó que esa invasión es el mayor de los insultos, abusos y agresiones históricas que hay en el continente, la invasión a un pueblo hermano para arrebatarle lo que le pertenece, y eso hizo el Estado chileno.

Terminada la guerra se firmó un pacto entre las dos naciones en 1884 que decía que el territorio entre el rio Loay y el paralelo 23 quedaría en manos de Chile y a Bolivia se le permitiría el acceso a los puertos de Arica y Antofagasta.

El Tratado de Paz y Amistad entre Chile y Bolivia realizado en 1904 Bolivia pierde Antofagasta pasando a ser territorio chileno y establece las fronteras entre Chile y Bolivia en 1904. El país agresor prometió la construcción de un ferrocarril que uniera Arica y La Paz; que todavía está funcionando, dándole a Bolivia el libre paso por el territorio chileno y una indemnización de 300.000 libras y Bolivia devolvía las empresas que había expropiado pagando los daños que los dueños de ellas manifestaran, perdiendo el hermano país la soberanía sobre el Pacifico, produciendo tensiones entre los dos países en el siglo pasado.

El gobierno del Presidente Morales se ha dirigido a los gobiernos de Chile, tanto de Piñera y Bachelet a sentarse en la mesa de negociaciones para conversar sobre la salida al mar de Bolivia, recibiendo solamente evasivas y mucha hipocresía en donde denota la falta de voluntad política para resolver la problemática de no contar con una salida al mar que limita el desarrollo del país bolivariano.

Aplaudimos que el Estado Plurinacional de Bolivia entregó el pasado 21 de marzo la réplica de la demanda marítima contra Chile ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya, el documento fue presentado por Eduardo Rodríguez, acompañado por el Canciller Fernando Huanacuni, el Ministro de Justicia boliviano Héctor Arce, y la presidenta de Diputados, Gabriela Montaño

Es una obligación de todos los que nos sentimos latinoamericanos elevar nuestra voz de protesta y apoyar cualquier propuesta para que se le devuelva a Bolivia su salida al mar.



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José Rosario Araujo


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