Anoche dormitaba frente al televisor, esperando los resultados definitivos de las elecciones ecuatoriana, que resultaron al final conformes con la tendencia que expresó el primer boletín. En la tarde, desde la 5 p.m. revisé las encuestas, de días atrás que, en su gran mayoría, adelantaron los resultados. No obstante, al revisar una particular página, ya a esa hora, titulaba en letras muy grandes, "Guillermo Lasso es el nuevo presidente de Ecuador". Pero al leer el texto o cuerpo de la noticia, no hallé en él nada que hablase de resultados y menos de números. Sólo fue un título para horadar el cerebro de quien lo leyese e instalar allí una falsa idea.
Por cierto, cuando me he sentado en esta mañana de lunes a escribir esto, me he informado que en España, Lenín Moreno ganó con más del 57 % de los votos depositados por los ecuatorianos que allá residen.
Pero, en un momento que creí despertar, vi en el televisor un personaje, que es banquero y con rasgos muy parecidos a un poderoso empresario venezolano de esos que no producen si no le dan dólares baratos y hasta en cifras más allá de lo necesario. Supe lo de banquero y de quién se trataba por el cintillo colocado por la televisora. Antes de percatarme de este y detallando su cara me pregunté:
-"¿Qué hace ese tipo allá en Ecuador, inmiscuyéndose en un asunto que no le concierne?".
Tampoco me sorprendí porque tal conducta es habitual. Inmediatamente supe que no era quien había creído, sino Guillermo Lasso, el candidato opuesto a Lenin Moreno. "¡Coño!" me dije, tal cual como en mi pueblo, "¡Cómo se parece un diablo a otro!".
Ya para ese momento, un representante del Instituto Politécnico de Quito, autorizado por el CNE, había anunciado que escrutado más del 95% de los votos, la tendencia era irreversible y Lenín Moreno era el nuevo presidente ecuatoriano. Pocos minutos después, el propio presidente del máximo ente electoral, ratifico aquello.
Dormitando, un rato medio dormido y otro medio despierto, viendo la cara, los livianos lentes y el corte de pelo del personaje, que me confundía y hacía imaginar a otro, pude escuchar su discurso porque dijo algo impactante que me sacó de aquel estado:
Dijo cosas, que ahora a mí, estando despierto por completo, dejó perplejo. Aquel tipo no sólo tenía aquellos rasgos, sino que hablaba el mismo lenguaje de cierta oposición de aquí. Llamaba a los suyos a "no caer en provocaciones", pero inmediatamente detrás de "pacífico llamado", dijo salgamos a protestar para no dejarnos arrebatar el triunfo. Pero lo más sorprendente es que continuaba el guión, empezado en el titular que antes, sin aportar prueba alguna y menos cifras, le declaró "presidente de Uruguay"; y lo que es más, habla de paz y no caer en provocaciones, pero salir a protestar contra lo que decían las urnas, porque según él, eso no era cierto. Llamó pues a desconocer a las autoridades y el dictamen popular.
A esta altura yo estaba totalmente despierto y hasta con los ojos pelados y pegados a la pantalla y los oídos abiertos. Pero aún así, no dejaba de sentir cierta sensación de estar soñando porque aquello se me parecía por demás a Venezuela. Era como la misma historia, donde el personaje real, ecuatoriano, se me confundía en lo físico a uno de acá y además hablaba como un tercero, también venezolano.
¡Cónfiro! me dije, "estos gringos son como demasiados rígidos, este parece exactamente el guión que aquí se aplica. Como si fuera un molde que van distribuyendo por todas partes y hasta los personajes son como los mismos".
Pero aún no me había dicho a mi mismo aquello completo, cuando el personaje, sin cambiar el rostro, habló exactamente como otro, alguien a quien había escuchado decir aquello años atrás. En la simple apariencia, lo único común entre ambos eran los lentes. Era como si un tipo hablase con la voz de otro. En efecto, dijo el personaje:
-"Aquí en Ecuador se ha consumado un ¡¡¡FRAUDE!!! Llamo al pueblo a no dejarse arrebatar la victoria".
La sorpresa para mí fue tan grande, que pese saberme despierto, sentí la sensación de estar soñando o vuelto atrás, al pasado venezolano, lo que se hizo como más patente cuando escuché a Guillermo Lasso, el candidato opositor derrotado, informar, palabras más o menos:
-"Mañana mismo presentaremos las pruebas del ¡¡¡FRAUDE!!!"
Al escuchar aquello me dije, esta vez con demasiada preocupación por mi salud, porque me sabía despierto:
-"Estoy despierto, me he pellizcada una decena de veces, pero la figura del ecuatoriano me sugiero uno de acá y está diciendo exactamente lo mismo, que otro también de acá, dijo cuando Chávez ganó el revocatorio. Sin olvidar lo que igualmente dice Capriles cada vez que pierde".
Los venezolanos todos, todavía estamos esperando que Henry Ramos presente las pruebas que ofreció para demostrar su aseveración que en Venezuela "¡Hubo FRAUDE!"
No estoy dormido. Son tipos distintos que se parecen, en lo físico y en las intenciones. Hablan el mismo lenguaje y proceden como marionetas u obedeciendo las mismas señas. Hoy en la mañana, al revisar las nuevas informaciones, leo que el señor Lasso, como para innovar, ha llamado en su ayuda, al señor Almagro, supongo para que este también se meta en asunto que no le concierne y la OEA en los internos de Ecuador. Esta vez no es que el mundo ande el revés, sino que le sacan copias: de las personas, discursos y hechos.