"Así de simple…cometí un error al apoyar la guerra a Irak". Luego de 12 años, aunque ya lo había hecho en su libro "Decisiones difíciles", Hillary Diane Rodham Clinton afirmó públicamente que fue una equivocación el votar a favor de la invasión de Irak por parte del Ejército estadounidense.
En su cargo de senadora, electa en el 2000 como representante del estado de Nueva York, Hillary Clinton apoyó a la administración Bush en su política exterior, y fue especialmente memorable su voto a favor de la resolución de "guerra" a Irak.
La exsecretaria de Estado de Obama (ese mismo, el del decreto), bien recordada como la primera dama del presidente estadounidense que tuviera "una relación impropia" con una pasante de la Casa Blanca, perdió, como ya sabemos, las elecciones presidenciales de los estadounidenses ante un señor que afirmó durante la campaña que se dedicaría a gobernar a los EEUU y dejaría de intervenir en los asuntos internos de las naciones.
"Cometí un error, así de simple" es la afirmación con la que Hillary pretendió deslastrarse del oprobioso endoso que la invasión a Irak y sus muertos le dejó a su figura política. Debemos recordar que en 2008 la ex senadora perdió la nominación presidencial por estrecho margen frente a quien finalmente se convirtió en el presidente de los estadounidenses. En el 2016, de nuevo en la lucha por convertirse en la abanderada demócrata para las elecciones, la ex quiso distanciarse de los llamados "daños colaterales".
Hillary sabía que el mundo sabía que en Irak no había armas de destrucción masiva; ella también percibió que el mundo ha ido descubriendo que los gobiernos gringos disfrazan las verdades, inventan "realidades" y que los mismos estadounidenses están cansados de la guerra.
Hillary que buscó afanosamente ganar la nominación demócrata, y pretendió ser la primera mujer presidenta de los EEUU de América, debía diferenciarse a toda costa. No podía permitirse el lujo de cargar a cuestas con las consecuencias que el horror de la invasión a Irak dejó y de las desventuras que aún en la actualidad sufre el pueblo iraquí. Como diría uno de mis autores favoritos, Zygmunt Bauman (1925), filósofo y sociólogo polaco-británico de origen judío y gran intérprete de la modernidad: "El compuesto explosivo que forman la desigualdad social en aumento y el creciente sufrimiento humano relegado al estatus de "colateralidad" tiene todas las calificaciones para ser el más desastroso entre los incontables problemas potenciales que la humanidad puede verse obligada a enfrentar, contener y resolver durante el siglo en curso".
El concepto "daño colateral" ha sido incorporado al argot de las fuerzas militares para referir los efectos no intencionales ni planeados de una acción armada. Bauman (2011) plantea que calificar de "colaterales" los efectos destructivos de una intervención militar supone una desigualdad existente de derechos y oportunidades, ya que acepta a priori la distribución desigual de los costos que implica emprenderla.
En el caso de Irak, los "daños colaterales" dejados por la invasión estadounidense están a la vista: niños, niñas, mujeres y ancianos asesinados o mutilados por "error" en escuelas y hospitales; aumento de la violencia civil; alto desequilibrio político y económico del país; expoliación del recurso petrolero por parte de las transnacionales, entre otros.
Ya es historia, como hemos dicho, que Hillary no contó con la aprobación de la mayoría de los colegios electorales y Trump se convirtió en Presidente. Y solo han pasado escasos meses desde su juramentación y ya el hombre bombardeó a Siria sin ninguna contemplación.
Las noticias dan cuenta de que hay menores muertos. La excusa para la criminal acción es el uso de armas químicas por parte del "régimen de Bashar al Assad" contra la localidad de Jan Sheijum. Días previos se estuvo "sembrando" la idea relativa a la utilización de armas químicas y sin que mediara la ONU, Trump decidió unilateralmente la acción.
Ha dicho Herbert McMaster, el asesor de seguridad nacional del presidente Trump, que EE.UU. "ha hecho grandes esfuerzos" para evitar riesgos, pero que en las operaciones militares "no hay garantías". Me resuena en los oídos: "daños colaterales".
Las reacciones ante el hecho han sido variadas, desde el aplauso de algunas corporaciones mediáticas que hasta hace nada denigraban de Trump, pasando por el apoyo total dado por Israel, Reino Unido, Japón, Turquía y Australia, hasta el repudio de la mayoría de los pueblos del mundo y algunos gobiernos progresistas. Por su parte, Rusia ha decidido suspender los memorandos de cooperación con EE.UU. sobre prevención de incidentes y seguridad aérea en el espacio aéreo sirio; esto "permitirá a Rusia reaccionar oportunamente" ante las futuras amenazas que presente EE.UU., incluidos los potenciales ataques a los aeródromos y unidades rusas en Siria.
En el marco de la reunión del Consejo de Seguridad de la ONU, convocado el día de hoy viernes 7 de abril de 2017, el representante de Rusia, Vladímir Safrónkov, ha advertido a Washington que "O cooperamos de manera profesional o los ultimátums no funcionarán"… "el mundo se volvió muy complejo y multipolar y no se puede ya vivir así".
Hillary esperó 12 años para admitir su error en el apoyo a la invasión a Irak, las armas de destrucción masiva nunca aparecieron. ¿Cuántos muertos y cuánto tiempo tendremos que esperar para que Trump reconozca su accionar terrorífico? ¿Será que habrá posibilidad de que "piense en las consecuencias y recuerde lo que ya han hecho en Oriente Medio"?, tal como le exigió hoy el portavoz ruso en la ONU?
Dios nos ampare, ¡si es que existe!