Frente a Frente

¡Abajo la dictadura!

¡Ya basta ya! ¿A alguien le suena familiar la frase? ¿Y el tono? Bueno, si no les resulta conocida es quizá porque no escuchan las intervenciones del Presidente de la República. Es común oírle esa expresión al Presidente Nicolás Maduro para manifestar su disconformidad ante la ineficacia de algunas gestiones de su gobierno o ante los dislates de la oposición.

Uno de estos dislates, a propósito del 23 de enero, es el que hemos escuchado de algunos actores políticos y que del sector democrático (porque me perdonan, "guarimbero" no es demócrata) con el anuncio de que marcharán este lunes en "contra de la dictadura".

Cuando les oigo recuerdo una parte de la historia de la dictadura argentina contada por mi consuegro, o la de Pinochet y Franco (muy conocidas en Venezuela) o la nuestra con Pérez Jiménez, aprendida de los relatos de algunos que lucharon contra ella y me pregunto: ¿Cuál dictadura?

Una dictadura es considerada un "régimen político que, por la fuerza o violencia, concentra todo el poder en una persona o en un grupo u organización y reprime los derechos humanos y las libertades individuales". Y aunque haya quienes califiquen al gobierno bolivariano como "autoritario", de allí, a decir que es una dictadura, hay un gran trecho. Sólo una persona ignorante puede afirmar algo así.

Si alguna dictadura pudiera haber en Venezuela es la de la anarquía. Una dictadura suigéneris: Cada quien hace lo que le da la gana, lo que mejor le parece, lo que le es más cómodo. Grupos y organizaciones que hacen lo que quieren, algunos incluso en nombre de la "revolución". Allí, al parecer, cabemos todos y todas.

¡Ya basta ya! reproduce el sentir de la inmensa mayoría de la gente honesta de nuestro país. Tanto venezolano/as como extranjero/as estamos "hasta la coronilla" de la anomia institucional generalizada que se ha instaurado en nuestra hermosa Venezuela. La gente está cansada de tener que lidiar a diario con las mafias multicolores que de todo se aprovechan.

Buscar ejemplos de todos los atropellos, vicisitudes, sufrimientos, que enfrentamos todos los días es sumamente fácil, basta ver al propio Presidente reclamando a su gobierno en cadena nacional. Que si los perniles, que si los juguetes, que si los empresarios malandros, que si los funcionarios corruptos; mientras todos hacemos el coro ¡Ya basta ya!

Mientras la "dictadura" discurre y los políticos de oficio se rasgan las vestiduras, hay un pueblo que se moviliza, construye, trabaja, aporta, hace lo que le toca hacer y lucha denodadamente contra ese estado de anomia generalizado.

Por eso, marchar mañana 23 de enero, conmemorando la caída de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, tiene que ser una acción de conciencia. No podemos dejar secuestrar el verdadero espíritu del 23E con las consejas de unos políticos que lo único que nos ofrecen es violencia y falsas promesas de una democracia donde "todos éramos felices y no lo sabíamos".

Corren los tiempos de las paradojas. Ya lo he dicho antes, hoy como nunca el acceso a informarnos es prácticamente ilimitado, pero a la vez hay una falta de fundamentos, de conocimiento y comprensión de la historia, que permite seamos presa fácil de la mentira fascista y guarimbera.

Y es que otra "dictadura", más sutil, menos perceptible, pero igual de peligrosa es la mediática; esa que sin darnos cuenta nos inocula ideas mediante variadas formas y que termina por dominarnos sin que ni siquiera se "viole un derecho humano".

Si no me creen pregúntenle a Trump que este viernes asumió la presidencia de los Estados Unidos de América con un discurso en clave patriótica. Trump hizo gala de lo aprendido en los reality show. ¿Recuerdan por ejemplo "El Aprendiz"? Ya en 2004 se comenzó a crear la imagen del empresario por "antonomasia" y "santo patrono de lo material".

Trump usó a los medios para su proyección política. Retó al presidente Obama para que demostrara su nacionalidad. En 2011, generó un escándalo al coquetear con la posibilidad de postularse a la presidencia; al final de cuentas anunció que no lo haría y muchos pensaron que era el final de un "teatro político".

Sin embargo, la historia da cuenta de que no era sólo reality show, de que sabía muy bien la "fuerza" de lo mediático y es tan avasallante que ha colocado de "patitas en la calle" a corporaciones como por ejemplo CNN en español, la cual, como muchas en el mundo, no ha dejado un día, ni una hora, de transmitir información referida a Trump que no sea para descalificarlo.

Lo cierto es que todos los portales y las grandes corporaciones mediáticas del planeta no hablaron de otra cosa el viernes que no fuera la asunción presidencial de Trump; unos exaltaron la violencia que se produjo en Washington y algunas ciudades estadounidenses, otros, el atuendo de Melania al estilo Jackie Kennedy. Yo lo seguí por el twitter, (cuenta personal) en la que tiene casi 21 millones de seguidores.

Lo que sí no pudo ocultar ninguna de esas grandes y "poderosas" corporaciones mediáticas fue esta expresión del nuevo presidente: "No estamos meramente transfiriendo el poder de una administración a otra, o de un partido a otro, sino que estamos transfiriendo el poder de Washington DC y se lo estamos dando a ustedes, el pueblo estadounidense". ¡Abajo la dictadura!



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Dalia Correa

Profesora Titular Universidad de Carabobo.

 correaguia@gmail.com      @dalia_correa

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