Para mí no hay sorpresa en la decisión de Trump.
Hace tiempo dije que en la maniobra de Obama para prestigiarse a última hora con la apertura hacia Cuba estaba presupuestado que ni la Clinton ni Trump iban a sostener ese acuerdo en los términos en que fue concertado.
Trump, que como la Clinton son opciones muy desprestigiadas, pretende con eso conseguir más apoyo del sector ultra-conservador y del lobby cubanoamericano.
Lo fundamental es entender que EEUU es una fuerza agresora de la soberanía de Cuba y nuestra América y que ese pleito está "casao". Que además es un agresor violento, guerrerista, INTERVENTOR. No es fuerza de paz, ni de democracia. Encabeza un sistema capitalista-imperialista decadente y fraccionado, afectado por una multi-mega-crisis.
EU no desistirá de intentar recolonizar –e incluso ocupar- Cuba y al Continente, misión imposible que lo llevará a una confrontación mayor, como comienza a pasar en Argentina, Brasil y Venezuela con el contra-ataque derechista-imperialista desatado por OBAMA y el propio TRUMP, acompañado de la estrategia militar de su COMANDO SUR con abundantes bases militares, siete de ellas en Colombia.
Trump, aunque golpea el acuerdo, no suspende las relaciones diplomáticas con Cuba porque ellas le sirven para penetrar y subvertir.
El comandante Raúl Castro ha sido enérgico en la defensa de la autodeterminación de Cuba y eso hay que saludarlo.
Creo, además, que estos hechos refuerzan la idea de que los cambios en Cuba deben ser para socializar en grande la economía y el poder, cerrándole paso al estatismo-burocrático infecundo, a las privatizaciones de lo estatal y las concesiones onerosas al capital transnacional; suprimiendo la explotación del trabajo ajeno, fortaleciendo la propiedad cooperativa y otras formas colectivas de propiedad y gestión, recreando el poder popular como alta expresión de democracia.
Cuba solo pierde cediéndole al capitalismo privado, al neoliberalismo, a la seudo-democracia en crisis en todo el Continente. Pierde también inhibiéndose de su rol internacionalista revolucionario en aras de preservar precarias relaciones diplomáticas y de Estado con EU.
Además es preciso pensar la superación de sus límites en un re-encuentro con la idea de la revolución continental y del internacionalismo revolucionario en estos tiempos de crisis sistémica del capitalismo y declive de EEUU.