La ladilla, al parecer, es tan universal como el hombre. Pero en un viejo cuento que escuché por primera vez en mis años mozos y eso es una larga hilera o bastantes nudos, como el contar de los incas, se parte de la idea que los gringos no la conocían. Pensó quizás quien inventó a aquel cuento que ese pequeño insecto de las partes púbicas, pese puede vivir gozoso donde haya pelos, asociado también al desaseo, no se conocía entre aquella gente o halló en verdad a un gringo que todavía no había tenido oportunidad de conocerlo hasta que llegó a su pueblo, porque tampoco había pecado como Adán.
Cometido el pecado original, al gringo le saltó una ladilla, una sola a sus partes púbicas. O mejor, el insecto, como Tarzán el hombre mono, pasó de un lado a otro por las ramas. Al sentir la picazón se rascó como hace todo el mundo y al poco rato sintió de nuevo la picada y otra vez. Escrutó cuidadosamente para hallar lo que le provocaba aquella picazón y detectó al pequeño animalito. Entre el pulgar y el dedo medio, con sumo cuidado lo retuvo, lo puso sobre un papel blanco, sin raya alguna y lo vio corretear de un lado a otro. Observó su caminar sin rumbo. Lo volvió a tomar de la misma manera y se lo colocó en la ceja derecha. Sintió la misma picadura de antes en la parte púbica, lo volvió a atrapar y lo colocó en la ceja derecha. Después de sentir de nuevo la picada, lo tomó de donde estaba y lo colocó en la axila izquierda y así fue poniéndolo en cada parte del cuerpo, hasta la más recóndita y donde tuviese bellos. Al final, ya cansado y sin saber qué hacer con aquella inocente criatura, la tomó con los mismos dedos de la misma mano y la colocó a la altura de sus ojos, muy cerca de su cara. La miró en su pequeña dimensión e inocencia, como tratando de interrogarla.
De repente, la ladilla, moviendo sus diminutas patas de su diminuto cuerpo, con su casi microscópica trompita, soltó un vozarrón que hasta asustó al gringo y le dijo:
-"¡Coño hermano! ¿Quién es la ladilla, tú o yo?"
Ladillar es sinónimo de fastidiar. Porque hay que ver el fastidio que significa que a uno le piquen diez o más de esos animalitos al mismo tiempo y tener que estarse rascando a cada instante y donde uno se encuentre. Lo que hace que no sólo uno se fastidie e incomode, sino que se denuncia como infectado lo que lo descalifica frente a mucha gente, empezando las damas. Imagínense a un político, lo que ya de por sí es ladilloso, parado frente a un micrófono y una multitud, plagado de ladillas. Termina el invadido de ladillas, además de otras cosas, descalificado totalmente.
Pedro Pablo Kuczynski, el presidente de Perú, quien por ese apellido y porte pareciera que nada tiene que ver con los Incas y menos le entusiasma e inspira, toda esa portentosa herencia cultural de los hijos del sol, que le es ajena, dijo que él, porque debe referirse a él y sólo a él, ni de vaina a los pueblos de América Meridional y por supuesto a los descendientes de los dioses del Cuzco, dijo parecerse a un perrito echado que mueve la colita al son que le toquen los gringos.
Almagro, quien lleva el apellido de una casta de conquistadores que cometió cuanto atropello y violación a los derechos humanos uno pueda imaginarse, como genocidio con la población primigenia de esta parte del mundo, es menos que un perrito, desde la perspectiva de la escala animal. Pues es una ladilla. Es un incordio, una vaina que molesta y fastidia. Pero el incordio se achanta, molesta en un sitio y quien lo padece sabe dónde está. La ladilla se mueve, pica y se va. Si la persona que la padece se descuida, porque no hay forma de ponerle barreras, se desplaza de una parte del cuerpo a otra. Ha habido quienes no haciendo lo del gringo del cuento, de repente descubren que sus ladillas están en las cejas y hasta en las pestañas: ¡En dónde haya pestañas!
Almagro, es además y eso le hace ladilla, aparte de fastidiosa, muy peligrosa, un mutante. Formó parte del gobierno progresista de Pepe Mujica, quien era entonces un connotado antiimperialista, uso el pasado porque uno se levanta de un lado y de repente halla a la gente del otro donde les dejó al acostarse, lo que parece enredar a Rafael Correa con Lenin Moreno, y hasta fue su canciller; logró del presidente uruguayo le ayudase a sumar los votos de Venezuela y sus aliados para llegar a la secretaría general de la OEA y luego se volteó y con bastante saña. Porque antes que Kuczynski hiciese aquella perruna calificación ya Almagro andaba en eso. Hasta es posible que el presidente del Perú, no dije peruano, cuando dijo aquello tenía en mente al Secretario General del Ministerio de Colonias.
Pero si Kuczinski pensó que Almagro era un perro se equivocó. Posiblemente tenía puesto los lentes culo de botella que le ofrecen un mundo más que lo que este es para creerse así mismo muy grande. Se equivocó porque el ex Canciller de Mujica no es más que una minúscula ladilla. Eso sí, fastidiosa al extremo, tanto que pica aquí y al poco rato pica allá. Su tarea pareciera la misma de todos los días, "ladillar" a Venezuela.
Ya uno perdió la cuenta de las tantas veces que ha convocado a la Asamblea General de la OEA para intentar se le aplique a Venezuela la Carta Interamericana. Cuando cuentan los votos, estos no le alcanzan. Pasado un tiempo, cuando cualquiera sabe que el cuadro es el mismo, vuelve a convocar y sale con las tablas en la cabeza o su cuerpo de ladilla gringa maltratado. Ladilla y ladilla, pica y pica y cobra por cada picada o intenta ganarse lo que cree el cielo y para él es eso.
No se cansa de tanto "ladillar" y hasta chulear a cambio de nada, sin vergüenza ni respeto por sus viejos camaradas. Porque es evidente, como muy indigna su actuación.
No conforme con todo el ridículo que ha hecho. El engaño a quienes en él han creído, y no me refiero a Pepe Mujica y sus ex compañeros del Frente Amplio, sino a la oposición venezolana, no tiene límites. Les hace soñar con un triunfo, que sería una sanción de La OEA al gobierno de Venezuela y no cesa de frustrarlos y contribuir sigan cometiendo errores.
De "ladillar" llega al colmo ahora, cuando parte de la oposición por intermedio de Ramos Allup ha declarado disponerse a participar en las venideras elecciones, voceros del Departamento de Estado dispuestos a no reconocer gobierno paralelo y hasta abrir espacios para el diálogo, él, Almagro, vuelve con su calamar al hombro o mejor como ladilla, a llamar a nueva Asamblea de la OEA para tratar condenar a Venezuela.
La votación del domingo 30J, puede que a Almagro no le haya dicho nada, pero a Ramos Allup sí, pese no lo expresa explícitamente, como también al gobierno de Estados Unidos y por supuesto bastante a todos los países que en la OEA le han negado apoyo y quién sabe, si como bajó su votación la última vez, la próxima le resulte peor. La gente se hastía de las ladillas, el "ladillar" ser "ladillada".