La actuación de la policía nacional española y de la Guardia Civil el 01 de Octubre en Cataluña, según palabras del futbolista Xavi Hernández, es una "vergüenza". El gobierno monarquista que encabeza Mariano Rajoy ha dado unas contundentes demostraciones sobre el tipo de democracia en la que ellos creen, en donde en última instancia si a la gente no le convencen con explicaciones vacías y dando órdenes, se recurre a las botas policiales y a los garrotes.
El tema es que no hay garrotes, ni represión, ni cuerpos policiales que puedan ante un pueblo decidido. Las imágenes, así como los vídeos que han dado vueltas al mundo mostrando los enfrentamientos entre ciudadanos de todas las edades contra los uniformados, dan muestra del grado de decisión instalado en la cabeza de la mayoría de los catalanes que se tradujo en que lograron llevar adelante el referéndum y derrotando a la monarquía española.
Pero respecto al proceso catalán, no sólo las monarquías y la mayoría de los gobiernos del mundo han quedado al desnudo por su cinismo y autoritarismo, sino que también el agua arrimó hacia direcciones políticas autoproclamadas progresistas que con su descaro y doble rasero señala a Rajoy y se solidariza con Cataluña, pero es incapaz de tener consecuentemente una posición que apunte a reconocer la autodeterminación y el derecho a decidir de los pueblos del mundo.
Acá en nuestro país el más vivo ejemplo de esto último recae en los altos jerarcas del PSUV, y así podemos ver a Nicolás Maduro de lo más campante reclamando que se respete el derecho de los catalanes a elegir sus destinos y denuncia la represión llevada a cabo por el Gobierno central español, en lo que es otra muestra más de la descomunal soberbia con la que actúan quienes se han puesto a la cabeza en todo el desmontaje de los logros y conquistas del proceso bolivariano, incluyendo la Constitución de 1999.
Maduro y compañía son secundados por una izquierda nacional e internacional, para quienes la soberanía, las consultas populares y los derechos de la gente, son un cosmético que puede usarse según la conveniencia que determinen las relaciones de clientelismo político, en donde también queda retratada una intelectualidad que la catadura de su conocimiento se reduce a la lacerante "cerrada de filas" con quienes se han encargado de enterrar los sueños de millones de oprimidos.
Y es precisamente desde el reflejo de los vulnerados de la tierra que planteamos estas líneas porque lo que queremos reivindicar es la lucha de quienes quieren sacarse de encima la opresión de siglos. Allá en Cataluña se abrió un proceso que está poniendo en riesgo el régimen del 78 y acá en Venezuela debemos contribuir con nuestro esfuerzo para que entre la gran mayoría nos saquemos de encima el lastre que significan el PSUV-Gobierno y la MUD y a la vez mandar a los canastos de recolección a esa izquierda tradicional atollada en su miseria.
Construyamos una nueva referencia política, amplia, diversa, plural, democrática y crítica.