Colombia: la paz entre el bloqueo y las trizas

Ya resulta hasta una necedad reiterar en los diferentes eventos que están destruyendo los Acuerdos de paz entre el gobierno y las Farc.

Si bien es cierto la mayoría de los Acuerdos de paz firmados por el resto del mundo han fracasado por el incumplimiento de las elites dominantes que los firman, no estamos condenados a repetir esas tragedias que se han cernido sobre otras naciones. Pero, el caso del trámite de la JEP en el Congreso de la Republica, está demostrando de manera palpable la ausencia de voluntad política de la cúpula dominante de la sociedad y el Estado colombiano para hacer una la paz una realidad en la vida de millones de ciudadanos.

La paz muere asfixiada por el bloqueo del santísimo y las trizas de la ultraderecha.

El oficialismo santista y toda la red gubernamental que gira a su alrededor se las han arreglado para ir rediseñando regresivamente el texto de los acuerdos, mediante los trucos judiciales del Fiscal Martinez, la hermenéutica tramposa de la mayoría de Magistrados de la Corte Constitucional y la acción violenta de los aparatos armados del gobierno que aplastan sobre el terreno, con masacres y asesinatos la voluntad guerrillera de cumplir con lo pactado.

El uribismo no ha sido menos contundente en su ofensiva. Su anuncio de hacer trizas la paz ya es un hecho y las 150 trampas de José Obdulio Gaviria para sofocar la Jep en el legislativo es una demostración de tal objetivo proclamado a los cuatro vientos.

La Jep se hundirá de forma ineluctable en el escenario legislativo y con esta todo el proceso de solución del conflicto social y armado que fue utilizado como tabla de salvación del régimen político prevaleciente carcomido por grandes crisis de legitimidad, gobernanza, recesión económica y corrupción.

Pero bien. Como todas estas encrucijadas hay que resolverlas en el campo de la política no hay otra alternativa que explorar salidas desde la reflexión institucional, sociológica y politológica.

Mi criterio es que la extrema división de la elite dominante está configurada como una estructura de oportunidad política que debe ser leída y analizada en cada momento.

Hay una división en la clase dominante y tal hecho tiene grandes implicaciones institucionales y políticas.

Desde el ángulo institucional se sugiere acudir a la Conmoción interior para superar el bloqueo de las cúpulas parlamentarias amangualadas en sus profundas afinidades para frenar los avances de la paz. Si esa es una opción debe usarse sin vacilaciones jurídicas. Por supuesto, sin descartar el recurso de la Asamblea Constituyente como instrumento de la transición política en curso.

Desde la perspectiva política es necesario insistir en las movilizaciones y agitación civil para poner en evidencia el atroz sabotaje a la pacificación del país.

La muerte de la paz, asesinada por los promotores y ejecutores de la violencia contra las clases subalternas, es una responsabilidad histórica con grandes repercusiones en el curso futuro de Colombia.

Nos preguntamos ¿Con que autoridad el gobierno y sus delegados adelantan diálogos y negociaciones con el ELN para que cesen su lucha y resistencia armada a la luz de los hechos perversos que estamos presenciando con los pactos firmados con la insurgencia de las Farc?

Con las Farc, Santos repite la vieja historia del alzamiento de los Comuneros del Socorro en el siglo XVIII, firmaron y después descabezaron.

Tomen nota, ciertas almas ingenuas y también las avispadas, de lo que se nos viene. Más guerra, más muerte y más dolor para los débiles.

Definitivamente este país no tiene arreglo en la vía pacífica.






 



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Horacio Duque

Politólogo e historiador.

 horacioduquegiraldo@gmail.com      @horacio_DG

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