La idea de trabajar las presentes líneas surgió de una conversación con una amiga Cordobesa (Córdoba, costa caribe colombiana) que me planteaba una discrepancia, ya que a su criterio, siendo el vallenato una música folclórica, como era eso que en Los Estados Unidos, y con gente que seguramente sabia poco de Vallenato, se entregase un tal premio Grammy como gran reconocimiento a un artista vallenato. El caso reciente es el de Jorge Celedón, que ha recibido dicho premio, que por cierto no es el primero.
Respecto a la costa caribe colombiana, hablar de vallenato no es hablar solamente de la música que se conoce y tiene en el acordeón a su instrumento mater. Es hablar también de folclor, de tradiciones, de vida, de historia… Es hablar de la gente, de sus alegrías y sus grandes problemas. Sobre los orígenes del vallenato como ritmo musical, la explicación que parece estar más cerca de la realidad es que responde como obra, a campesinos y trabajadores de haciendas que le fueron encontrando forma rítmica (más adelante se harían parte de la percusión, la caja y la guacharaca, que son los tres instrumentos orgánicos del Vallenato) al manejo de un instrumento llegado por los puertos a La Guajira, desde Alemania. Se considera que en el siglo XIX.
Por ser música creada y propia de campesinos, jornaleros, analfabetos, incultos y borrachos, pues obviamente que no era aceptada por las familias acaudaladas y grandes hacendados en la región que incluso mandaban a sus hijos (as) a educarlos a lugares de gente culta y preparada. En el Vallenato nunca ha dejado de estar presente en sus composiciones dichos elementos de estructura social, pues es fácil conseguir canciones donde se relata el rechazo al pretendiente de la novia, que siendo de una familia pudiente, se encuentra con la adversidad de poder aceptar a un admirador que cuenta en su haber su condición de pobre y trovador vallenato que seguramente recurrió al trago para aligerar su inspiración y hacer la canción.
Ahora, seguramente el lector hasta aquí ya podría ir haciéndose la siguientes preguntas ¿entonces qué pasó? ¿Cómo es que ahora el vallenato es un música tan masiva y comercial que incluso la industria del disco hasta le concede premios en tierras norteamericanas y los artistas vallenatos tienen perfil a lo American Idol? Bueno, yo considero que además que tales preguntas no se responden solamente a partir de la música vallenata en sí, también está el hecho de que el arte no se puede liberar de la vida, que no es independiente y que hay una correspondencia con decisiones políticas, dejando así como toda una equivocación la famosa respuesta de que "todo cambia" simplemente.
Hay que precisar que esos famosos premios internacionales más que para la música vallenata, son premios para figuras que concretamente representan ventas enormes de un producto elaborado por ellos mismos (la industria), es como pagar y darse el vuelto. Y para ello se trabaja todo un estilo, escenarios y nos dicen cómo es que tiene que ser un artista de verdad. Por tal motivo también es que nos encontramos con figuras como Silvestre Dangond o el fallecido Martin Elías, que fueron sometidos a cirugías para darle el perfil de la exigencia, sin tener ninguna importancia desde el punto de vista artístico si éstos gritan en lugar de cantar, respondiendo todo eso a una plusvalía ideológica o mecanismo de explotación que también trasciende a lo material.
Decía más arriba que era equivocada la consideración de que "todo cambia" (como si de un mandato divino se tratase) para abordar el presente tema. Obviamente que todo lo que es histórico es susceptible de cambiar, de lo que se trata es en qué manera se dan esos cambios. El vallenato mismo tiene su aspecto dialectico y así fue pasando de composiciones rutinarias de las labores propias de los campesinos a composiciones de amores o incluso de aspecto crítico. Esto lo condensa un compositor como Hernando Marín Lacoutire, que compuso canciones jocosas, amorosas y hasta de crítica social y política como "La ley del embudo" "Los maestros" o "La dama Guajira" que ya por los años ochenta se adelantaba a las consecuencias de la explotación minera para el pueblo colombiano en general y el guajiro en particular.
El vallenato es una creación genuina del pueblo de la costa caribe y fue agarrando forma en la medida que se fue extendiendo como folclor. Se hicieron parte de él los hijos de los campesinos, los lectores, los poetas, los estudiantes, los pensadores, los obreros, etc., etc., orgánicamente se hizo parte de sus vidas, de sus preocupaciones, de sus intereses y eso de manera legítima va fraguando cambios y eso es cultura. Los otros cambios, responden a esa plusvalía ideológica que ya señalé, y que son cambios con el propósito de engendrar lealtades hacia mercados de mercancías y esto lleva a que todo en torno a la música vallenata vaya en función de cubrir las necesidades de mercado. Esos cambios son autoritarios y son esencialmente ideología que es lo contrapuesto a la cultura y que además se van consagrando en un marco totalmente antidemocrático y de dominación, pues, entre otras cosas, quien no se plegue a la línea impuesta por las casas disqueras no tendrá posibilidades de "triunfar"
En general la cultura de los pueblos del mundo es blanco de estrategias geopolíticas imperiales. Durante la época de Ronald Reagan en la Casa Blanca fue diseñada una campaña de ofensiva contra América Latina que tiene su fundamento en lo que es conocido como "Documentos de Santa Fé". Fue una estrategia de respuesta a una región que por entonces estaba encendida por la revolución nicaragüense y de apenas unas dos décadas atrás pasar por la revolución cubana. Los "Documentos de Santa Fé", entre otros puntos, planteaba el tema cultural como central a ser debilitado desde sus bases y marcando una gran influencia ideológica norteamericana. Si nos fijamos bien, Carlos Vives es más prototipo artístico all star de Miami, que cualquier cantor de Villanueva, San Diego, Manaure o Patillal.
Y desde ese mundillo de farándula vallenata tampoco faltan las falsas polémicas, que realmente no llegan ni a "cacareo". Una que fue muy publicitada recientemente involucró al acordeonero Omar Geles (fundador del grupo Los Diablitos) con el compositor Iván Ovalle, quien señalaba a Geles de desvirtuar la esencia del Vallenato al componer y arreglar temas con tal sentido que parecía más reguetón que cualquier otra cosa. La caricatura de polémica es tan falsa como equivocada, pues atribuirle responsabilidad total a Geles es distracción pura, siendo que Geles apenas es un sub-producto y Ovalle no plantea herramientas que sumen a ir al punto real de lo que verdaderamente podría abrir un debate que apunte a polemizar con todo aquello de lo que incluso él es parte.
Finalizamos diciendo que la situación del Vallenato como cultura y ahora, o desde hace rato secuestrado por la industria del disco y del consumo, convertido en ideología (falsa conciencia) es la situación de un país como Colombia, secuestrado por un pequeño grupo oligárquico, entregado al capital financiero mundial y en donde impera la democracia de las mafias y de la muerte. Y para graficarlo de mejor manera, nos despedimos por ahora con una cita del intelectual venezolano Ludovico Silva:
"En sus teorías sobre la plusvalía decía Marx que el capitalismo es esencialmente hostil a todo arte, pero no se trata solo de la cultura artística, aunque ésta sea como el pináculo de toda la cultura; se trata del universo entero de la cultura humana que, como dice Amin en su opúsculo, tiene que tratar con los valores de uso con la intermediación de los valores de cambio. Dicho en otros términos, un libro o un cuadro, para poder circular, tiene que transformarse en mercancía"