El gobiernillo de Juan Manuel Santos, quien aspira en convertirse en una especie de "procónsul" imperialista sobre la República Bolivariana de Venezuela, enjuiciando y desmeritando la Democracia Bolivariana, ha sentenciado que las elecciones parlamentarias e internas de algunos partidos políticos colombianos, han sido las más transparentes y de mayores garantías que se hayan realizado en Colombia. Viniendo, tales conceptos, del creador de los falsos positivos que marcaron la historia del gobiernillo del narcótico ex presidente Álvaro Uribe Vélez, alias Dr. Varito como acostumbraba llamarlo su jefe Pablo Escobar Gaviria, rey del Cártel de Cali; siendo Santos, su ministro de defensa, siempre sus palabras hay que hurgarlas en profundidad, para constatar su veracidad y no pecar por inocente. Es así, que este domingo 11 de marzo del presente año, hemos sido testigos excepcionales de cuán fraudulenta es la supuesta "democracia" existente en Colombia. Los medios de comunicación colombianos e internacionales, no pudieron ocultar la realidad insólita de lo ocurrido ese día. Con un padrón electoral de 36 millones 493 mil 318 ciudadanos y ciudadanas, sobre una población de 50 millones, convocados a ejercer su derecho al voto, apenas el 48,78 por ciento se acercó a las urnas a ejercer su derecho, en muestra de cuán desprestigiado está el sistema político colombiano y su sistema electoral. Conste, que gran parte de ese porcentaje de colombianos y colombianas, se moviliza motivada no solo por la elección del parlamento de esa nación sino que se le agrega a la consulta nacional, las elecciones internas de algunos partidos que aprovecharon dicho proceso para elegir sus candidatos y candidatas para las elecciones presidenciales a realizarse el venidero mes de mayo.
El proceso, en sí mismo, nos describe lo que es la "democracia" colombiana, en donde la compra de votos, la desaparición de las tarjetas del contrincante político, la no garantía del secreto del voto e incluso, la no garantía de la vida de los candidatos o candidatas opuestos a la oligarquía y sus partidos de derecha, son expresión de una "democracia" gansteril. Por lo demás, el sistema electoral colombiano es de los más arcaicos del planeta e inauditable. El papel del árbitro, lo ejerce un organismo denominado "Registraduría", cuya poca independencia del Ejecutivo Nacional quedó en evidencia al terminarse los tarjetones electorales, y al no dar repuestas oportunas a la situación presentada, el propio J.M. Santos en su figura de presidente de la república fue quien diera la orden para que se procediera con el fotocopiado de los tarjetones.
El gran protagonista del resultado electoral, sin duda, lo constituyó el denominado "voto en blanco" o tarjetones sin marca sobre ningún candidato o candidata. Ejemplo de ello, es la votación para la Circunscripción Indígena al Senado en que los candidatos y candidatas de los partidos postulados obtuvieron 158.915 votos; mientras que, los votos en blanco alcanzaron la sorprendente cifra de 340.915 votos. En la misma tónica, es pertinente acotar, que el gran perdedor -a diferencia de la matriz que los medios colombianos intentan posicionar- es Juan Manuel Santos, quien no solo ve reducida su cuota de senadores, sino que, con vista a las presidenciales y el ascenso mostrado por el candidato de la izquierda colombiana, Gustavo Petro, desde ya, se vislumbra una eventual alianza Santos-Uribe en apoyo al uribista Iván Duque, para poder garantizar la continuidad derechista en el gobiernillo sin tener que recurrir al acostumbrado método del exterminio del contrincante político. Rememoremos la historia: el 9 de abril de 1948, el candidato del Partido Liberal, Jorge Eliécer Gaitán es asesinado. En 1987, fue asesinado en Cundinamarca, Jaime Pardo Leal, dirigente de la izquierda colombiana y de la Unión Patriótica. En 1990, nuevamente los intereses del poder económico, asesinaron a otro candidato presidencial: Bernardo Jaramillo Ossa, abanderado de la Unión Patriótica (UP). En 1989, cae asesinado por sicarios, el candidato del Partido Liberal, Luis Carlos Galán, era el favorito según las encuestas. En 1990, el ex movimiento guerrillero M19, competía por primera vez en elecciones por la presidencia de Colombia, su candidato Carlos Pizarro, fue ametrallado dentro de un avión, a pesar de poseer "escolta" del DAS. Todas esas vidas, que se fueron en aspiración de una verdadera y real Democracia para Colombia.
Y, mientras Colombia se posicionaba como el país más fraudulento y con el sistema electoral más arcaico, al menos en toda la América; a la par, se realizaban elecciones en la hermana República de Cuba, donde se convocaba a 8 millones 926 mil 575 cubanos y cubanas a ejercer su derecho al voto para elegir sus voceros a la Asamblea Nacional. Participando el 80,44 por ciento de los inscritos en el Registro Electoral, como muestra de cuán consustanciado está el pueblo cubano con su sistema político, y cuánta confianza tiene en su sistema electoral. Apenas, el 4,32 por ciento (385.628 tarjetones), se expresaron en blanco contra 833.845 tarjetones para el Senado y 805.097 para la Cámara en Colombia. Asimismo, acompañaron la contienda electoral colombiana: 1 millón 134 mil 108 votos invalidados o nulos contra apenas 112 mil 474 tarjetas electorales anuladas en Cuba. No se escuchó en toda Cuba la palabra "Fraude", mucho menos, en ningún centro electoral o casa de familia, como sí ocurrió este domingo pasado en los centros electorales de toda Colombia, indistintamente sus simpatías sean con la derecha o la izquierda.
Mucho de Democracia está por aprender, no solo la élite gobernante colombiana sino el mismo pueblo, quien a fin de cuentas, es quien padece esa falencia en sus paupérrimas condiciones de vida y existencia. Y, mientras se abre ese debate por la Democracia en Colombia; la Fiscalía y el Ministerio de Hacienda en vocería de su ministro Mauricio Cárdenas, abren una brecha más en el putrefacto sistema político colombiano, al manifestar: "Se usaron 9 de los 30 millones de tarjetones que se imprimieron y no se sabe dónde están los que sobraron. Es lamentable que quieran responsabilizar al gobierno por lo que ocurrió". ¡El fraude pica y se extiende!