El emergente y poderoso imperialismo chino se ha constituido, a partir de un desvío de su ruta inicial pro-socialista, hacia una apertura al capitalismo transnacional, a reformas privatizadoras, a una economía de mercado y a inserciones a nivel global, que han situado a ese enorme y rico país en la ruta de una espectacular acumulación de capitales y recursos financieros.
La lógica del nacionalismo de gran potencia, sus intereses de Estado y sus entrelazamientos con el capital supranacional, asociado o funcional a sus designios de expansión internacional, caracterizan sus competencias, sus broncas y sus entendimientos con otros imperialismos; así como su impronta política-económica hacia la periferia asiática, africana y latino-caribeña: mercados de productos y capitales, aéreas de inversión y financiamientos especulativos.
El Partido Comunista Chino, en ocasión del estancamiento de su modelo estatista-burocrático- más que por orientar una transición al socialismo y al comunismo, optó finalmente, en la etapa post-Mao Tse Tung, por el tránsito al capitalismo y por su conversión en imperialismo; mezclando en el escenario nacional con políticas públicas de corte social-demócratas, programas sociales audaces y variantes de propiedad estatal y social con un capitalismo industrial-financiero exportador de alta intensidad explotadora y significativa voracidad a escala mundial; incluido el tema y la degradación minero-ambiental, el comercio inescrupuloso y la usura financiera.
El internacionalismo, el respaldo a las luchas antiimperialistas, la solidaridad con los pueblos oprimidos y explotados se quedó en el pasado. Priman sus intereses de Estado, de gran potencia, de sus capitales propios y asociados a determinadas corporaciones occidentales.
Prefiere, claro está, los vínculos con Estados no subordinados al imperialismo estadounidense o al europeo-occidental. Pero no tienen empacho en relacionarse y sacar ventajas de aquellos, que aun sometidos fundamentalmente a esas potencias occidentales, logren o se atrevan –aun dentro de esa condición- optar por compartir vínculos económicos y comerciales.
No le importa que se trate de un gobierno corrupto, ni de una dictadura, ni de modelos neoliberales, ni de regímenes deslegitimados o desacreditados.
Recordemos sus tempranos amores con la dictadura de Pinochet, cuando apenas despuntaba su política de "reformas" y "aperturas".
Su internacionalismo globalmente pasa por debajo del arco fenicio del capital, por su interés en debilitar a TAIWAN y su afán de penetrar en zonas y regiones apetecidas; en lo que ya ha avanzado significativamente, al tiempo que la decadencia de EEUU –aun en medio de su contraofensiva reaccionaria hacia esta región- facilita pasos de ese tipo en casos como el dominicano.
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Por eso y por las enormes dificultades que lo aquejan y ponen en peligro su existencia y la del sistema de corrupción e impunidad en que está montado, el Gobierno de Danilo Medina-PLD ha decidido dar ese paso, que por demás es de alta conveniencia para China Continental y sus planes de penetración en la Cuenca del Caribe, que incluye compartir y/o controlar importantes rutas marítimas-comerciales, mercados financieros y minerales estratégicos.
Algo parecido acontece con nuestra vecina Haití, empobrecida en su suelo y sobresuelo, pero muy rica en su subsuelo y muy bien ubicada –como nosotros/as- desde el punto de vista geo-político para cualquier potencia con vocación imperial. La otra parte de la isla.
Se ha anunciado que China continental hará inversiones en Haití por el orden de los 30,000 millones de dólares. Se dice que estas inversiones serán en diferentes sectores, tales como en generación eléctrica de 600 megas, reparación de calles e infraestructuras, puerto, ferrocarril que atraviese el país...
El poder de China Continental, cuyas mercancías y dólares, invaden los mercados norteamericanos y europeos, determina que ya a Taiwan se le puede perder el respeto y hasta "traicionar" o darle su patadita por el trasero.
Así las cosas, Danilo y su claque corrupta y corruptora ´-al borde de un desplome económico que se agregaría a su enorme desgaste político- decidieron hacerlo con premeditación y alevosía y, lo que es peor, en forma artera; todo esto en busca de oxigeno político y recursos para no colapsar, garantizando a la vez medios adicionales que favorezcan sus empeños continuistas.
El dinero, el poder, el capital y sus sujetos, no tienen sentimientos ni lealtades.
Los capitalistas y las mafias, más aun los capitalistas mafiosos, se trampean entre sí.
Y no es que tener relaciones comerciales de mayor vuelo y vínculos diplomáticos estables con China Continental sea algo indebido. No, por el contrario, la diversificación de esos vínculos en este mundo multi-polar, en sentido general, puede ser una política útil y provechosa para una economía pequeña e unilateralmente dependiente como la nuestra.
Ahora bien, en lo que se refiere a los propósitos de la parte dominicana para concretar ahora ese acuerdo inter-estatal, no se debe perder de vista que el sistema vigente aquí, sus instituciones, su régimen político, su gobierno, sus partidos… no deben ser percibidos al margen de la corrupción que reproducen cada segundo, minutos, horas, días, años y décadas.
Este Gobierno, este Estado, esta dictadura constitucional mafiosa, pervierten todo lo que tocan y prostituyen cualquier iniciativa por positiva que parezca.
Ese paso evidentemente persigue darle un "toque chino" a su corruptela. Va detrás de 3,000 millones de dólares en préstamos de impacto inmediato, posiblemente con avance rápido incluido.
Va detrás del flujo de grandes inversiones de capital (miren lo de Haití) a los cuales se proponen sacarles de inmediato sus tajadas y ventajas reeleccionistas-continuistas, y a más largo plazos megaproyectos no especificados.
Las preferencias pasan ahora de Brasil-Odebrecht-Embraer a las corporaciones chinas y asociadas a ellas.
A China Continental le tocará una gran tajada (con corrupción o no de su parte) y le importa un pito que este sea un gobierno repudiado por el pueblo. Negocio es negocio y penetración en el Caribe, pendiente su proyecto del Gran Canal Inter-oceánico por Nicaragua –no importa el desastre ecológico- es un NEGOCIO mayor.
La balanza comercial está diez veces más a su favor y así será en intercambios de mayor escala (con muchas mercancías basuras incluidas); mientras no duden ustedes que la venganza oriental sea tan suave y tan pérfida que le ayude a Danilo a salir del entuerto de la falta de fondos y los graves problemas que afectan al proyecto de las Plantas de Carbón de Punta Catalina, y a superar también la precariedad de sus alcancías para la RESPOTULACIÓN y su eventual REELECCIÓN; siempre a cambio de ciertos favorcillos a sus designios imperiales por la nueva ruta de la seda envuelta en proclamas "sociolistas".