ETA: vencedores y vencidos

El final de ETA destapa la Caja de Pandora de la historia de España y del mundo. Una lectura maniquea de buenos y malos, de vencedores y vencidos. Se le pide cuentas a ETA, desde el podio de los vencedores, de por qué no pidió perdón por el interminable dolor que creó en la sociedad española y en la vasca. También se le pide que abjure de sus ideas, de su ideología y entone un mea culpa disculpándose y abjurando no sólo de la obra… sino del pensamiento, por errado, discordante, monocorde, atrasado, anacrónico.

Asegurar que la sociedad española y la vasca han cambiado mucho en los últimos 60 años es tanto como decir nada. Queda la incógnita de saber qué hubiese pasado en nuestras sociedades si no hubiese existido ETA. Por supuesto que no hubiese habido ni muertes ni dolor ni exilio ni cárceles y sólo por eso hubiese valido la pena, pero la historia del mundo no nos da muchas alegrías cuando buscamos «logros» pacíficos; basta con ir de la mano del Nobel de la Paz, Barack Obama, para adentrarse en los «logros pacíficos» del «mundo desarrollado»..

En 2018 la «otra vía», la pacífica, la dialogante, la «buena», está presa o huida bajo el nombre de los Sánchez, los Jonqueras y los Puigdemont et allia, a pesar de ser políticos elegidos democráticamente que nunca han ejercido ni defendido el uso de la violencia

Parafraseando quizá los distintos gobiernos españoles al actual movimiento feminista: «No es no y no, y no y no». Las posibilidades de diálogo se reducen a esa respuesta y así como es encomiable y deseable aprender de la historia, del dolor ajeno y de los buenos ejemplos de «sociedades desarrolladas como la nuestra», veo y admiro con envidia el tratamiento del gobierno británico con Escocia o el del gobierno canadiense con Quebec, un territorio este último, equivalente a tres veces el Estado español.

Las sociedades más dinámicas (en todos los aspectos) del Estado español, la catalana y la vasca, buscan un lugar en un Estado en el que se condecoran vírgenes, sus ministros cantan el himno de la Legión, y la Constitución del «no es no» se modifica al «no es sí» cuando lo requieren los poderes económicos.



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Xurxo Martiz Crespo

Vivió 30 años en América Latina. Académico del exilio económico y político gallego

 xurxo.martiz@gmail.com      @XurxoMartiz

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