Guillermo Reyes (Colombia), miembro del Consejo de Expertos Electorales de Latinoamérica (CEELA), acompañante en las elecciones venezolanas del 20 de mayo de 2018, donde resultó reelecto el presidente Nicolás Maduro, dijo que por los comicios legislativos celebrados en su país el pasado 11 de marzo, y donde fue público y notorio el uso de fotocopias cuando se acabaron las boletas de votación, hay 4.700 reclamos "no resueltos", o sea que llegarán a las presidenciales el próximo domingo 27 de mayo con ese calamar en la espalda. Aún así, la glamorosa canciller Mariangela Holguín, dijo que Colombia rechaza las votaciones nuestras "por no cumplir con los estándares internacionales".
No sé si en esos "estándares internacionales" se incluyen, por ejemplo, las amenazas de muerte o, más directamente, el asesinato de candidatos presidenciales o a cualquier cargo de elección popular como viene ocurriendo en México, o como ya es casi tradicional en Colombia, empezando con Jorge Eliécer Gaitán, en 1948. En Venezuela se cumplen otros "estándares" y el primero de todos es garantizar la vida a los candidatos y una campaña electoral en paz; el voto es automatizado, rápido y seguro. Nada de boletones ni fotocopias. Los resultados son auditables en 100%. Pero eso de amenazar o asesinar candidatos, es un "estándar" que, ciertamente, no tenemos.
Colombia es el país de las "narconovelas", a través de las cuales se representa, con todos los elementos, su industria más próspera: el narcotráfico. De allí ha salido un villano-héroe, el sicario más sanguinario de la historia reciente de ese país, John Jairo Velásquez, alias Popeye, lugarteniente del capo de la droga Pablo Escobar Gaviria, y quien en una cárcel cinco estrellas pagó su deuda con la sociedad en apenas 23 años y por 300 asesinatos "verificados". Desde 2014 anda libre y con un arma más letal: las redes sociales. Es "youtuber" y además tiene su cuenta de twitter con más de 70 mil seguidores que lo alaban y lo felicitan. Pero, además, la Cadena Caracol y RCN, sin importar el dolor causado a los sobrevivientes de esos muertos, llevaron a la TV la serie Alias J.J. basada en un libro de su autoría. En Colombia la indignación fue grande. La gente de bien impulsó una etiqueta en tuiter: #NoAPopeye pero el programa batió récord en sintonía. Según la revista Semana "las audiencias colombianas tienen un doble discurso; las series más criticadas, son las más vistas. Aquello que les avergüenza, es lo que más consumen".
Ese sicario que con sus crímenes enlutó tantos hogares, ahora se hace llamar "defensor de derechos humanos", y los colombianos le dicen cariñosamente "Don Pope". Ese sicario amenazó de muerte al candidato presidencial del Movimiento Progresistas y ex alcalde de Bogotá, Gustavo Petro. La primera vez fue en febrero de este año cuando sugirió que Petro debía terminar como Carlos Pizarro: "Si El Comandante Carlos Castaño Gil. No mata en 1990 a Carlos pizarro León Gómez. Colombia hoy sería peor que Venezuela. No tenemos memoria. Hoy Gustavo petro lidera las encuestas. Compañero de Carlos Pizarro. Las encuestas son una Farza (sic) pero son muy peligrosas". Luego el 20 de mayo escribió: "Malditos petristas. Denuncien mi twit. Los odio. si no me puedo expresar, mi fusil hablará por mí, cuando empiece el dolor y el llanto no lloren que no habrá compasión".
"Don Pope" hizo campaña por el NO durante el proceso de paz en Colombia, también apoya a Alvaro Uribe, a la oposición golpista que sobrevive en la MUD y en sus mensajes de odio no faltan Venezuela ni el presidente Nicolás Maduro.
Por sus amenazas contra Petro, "Don Pope" ya fue denunciado penalmente ante la Fiscalía colombiana, y no sabemos si eso prosperará, pero lo que no debe extrañarnos, a juzgar por los cientos de admiradores y admiradoras que tiene, es verlo, en un futuro no muy lejano, como flamante candidato presidencial de Colombia.
Para eso ya tiene su eslogan: "Mi fusil hablará por mí" (y esos sí son "estándares internacionales").
