En la última dictadura de la Venezuela del siglo XX, se promovió la más numerosa presencia de italianos (as) en la nación: 300 mil llegaron al país. Esta comunidad étnica alcanzó a constituirse en el 7 por ciento del total de la población del país. En 1976, estaban residenciados en el país 210. 350 italianos (as), según cifras oficiales y de estos 25. 858 se habían nacionalizado. Entre el 5 al 6 por ciento de la población venezolana es de origen italiano. La Cámara de Comercio Venezolano-Italiana (CAVENIT) calcula que hay actualmente en Venezuela pudiera haber más 3 millones de italodescendientes en unas 190 asociaciones por todo el país. El proyecto itálico network, creado en Venezuela, busca interconectar a 200 millones de itálosdescenciendes, junto a 50 millones de italianos(as) de todo el mundo.
La actividad italiana pasó de la agricultura a las industriales y de servicios terciarios, siguiendo el modelo agropecuario-exportador al capitalista petrolero–rentista. El 2002, se calculaba que 1/3 de las industrias nacionales, no relacionadas con los hidrocarburos, eran administradas o propiedad de ítalos-venezolanos. El impacto en lo social se expresa en el hecho de que Venezuela es el tercer país de América Latina, luego de Argentina y Brasil, con mayor número de italianos(as) y el 2do del mundo, luego de Italia, en consumir pasta. Heredamos los sabores de la cultura del mediterráneo. La vesania venida de éste es perfectamente igual que en la del Caribe. En la democracia burguesa la llegada de europeos no dejo de ser significativa.
Evocamos las trasmisiones de los partidos de fútbol con el Deportivo Italia en los 60-70. La más alta construcción de América Latina, Parque Central, es obra de una empresa italiana. Cómo olvidar a Ceccoto, a Renny Otolina o a Franco de Vita. 2 ex-presidentes y 21 parlamentarios, en el 2001, eran de origen italiano. 70 por ciento de la población andina anda emparentada con Italia. El asunto culturalmente resulta estratégico. Se requiere diseñar-instrumentar una política pública revolucionaria de conculturación, ahora no solamente con los italianos, sino también con los árabes, los españoles, en una palabra con todas las comunidades étnicas binacionales-biculturales. Su presencia no es posible soslayarla. Ello conduce a un problema de soberanía cultural.