Cuando haya que juzgar a Rafael Correa, sin duda habrá que objetarle haber sido "tonto de capirote". Los contrabandistas suelen pasar grandes cargas, al margen del significado, cuantitativo, cualitativo y hasta crematístico que se le dé a la palabra, pero para ello usan o se valen del auxilio de "chivos pesados". Por ejemplo, cómo entender que para pasar grandes cantidades, en gandolas, de gasolina hacia Colombia, de manera ilegal, pues creo es la única manera de hacerlo, no aparezcan enredados personajes con gran influencia. Lo contrario sería pensar como infantilmente. Pero el asunto, cuando pensamos en el alto gobierno, no es como para solicitarle solamente que lo piense como adulto sino que además proceda a actuar y la expresión "caiga quien caiga" deje de ser usada solamente para distraer a la gente. Eso no es difícil saberlo. Es más, seguro estoy, que lo saben, pero pasa eso como que eso pudiera suceder como a la silla que, estando ocupada con los glúteos de alguien pesado, para más vainas, de un tajo, le corten dos patas
A mi edad, por mi formación, me es suficiente hablar un poco con alguien para identificarle políticamente y con muchas otras cosas. Con los años y hasta la experiencia de participación en distintos espacios y circunstancias, uno desarrolla ciertos "programas" que le advierten hasta detalles que pudieran en muchos casos pasar desapercibidos. Uno termina convirtiéndose como en un sabueso.
Siendo muy joven, cuando todavía no había nacido Pdvsa, muchos antes de la "nacionalización" de la industria petrolera venezolana – puesta entre comillas la palabra por la historia nefasta detrás de eso – pero existía la CVP o Corporación Venezolana del Petróleo, un amigo con posición más o menos importante en esa empresa, intentó que yo entrase, en un momento que buscaban personal. Trataba de ayudarme, estando yo en una situación difícil. La semana anterior a los acontecimientos que narro, tres amigos comunes, con mucho menos currículo que el suscrito, recomendados por el mismo personaje, habían sido incorporados. Eran todavía los tiempos de la ilegalidad del partido del cual era militante y hasta dirigente, pero por diversas circunstancias me había puesto al margen o en actitud de irme "a la producción", como decíamos en nuestra jerga de clandestinos.
Después de llenar la solicitud y aportar mis credenciales fui llamado a la entrevista respectiva. Debo reconocer que mi entrevistador resultó un sabueso y sobre todo con una cultura poco habitual en esos espacios. En el curso de la conversación me fue metiendo en temas y asuntos que yo manejaba más o menos, como relacionados con la historia venezolana, de América Latina, economía y hasta sobre literatura de los mismos espacios. Yo le respondía y argumentaba según mis capacidades y limitaciones, pero pude hablar con él sobre esos asuntos. Cuando aquello terminó, pese el tipo me despidió cortésmente y como con simpatía, ya en la calle, revisando lo acontecido, concluí que había caído en una trampa y no me iban a llamar como a los otros, a quienes bien conocía y conozco y ni sabían y todavía nada saben de los asuntos que se habló en mi entrevista. Concluí, pese eso me frustró en aquel momento, que el tipo me había descubierto como persona no "pertinente" para entrar a aquella empresa del Estado, estando manejado éste por los adecos. Y en efecto, conmigo se le quebró el record a mi amigo, que lo sigue siendo, de meter gente a aquella empresa naciente del Estado venezolano. A lo mejor, nunca me lo dicho, le cree un problema.
Todavía recuerdo como Lenin Moreno, pese haber llegado de primero en las elecciones presidenciales para sustituir a Correa, tuvo que ir a lo que los sureños llaman el balotaje o la segunda vuelta. Y como el presidente en ejercicio tuvo que entrar en campaña y "botar el resto", como decimos los venezolanos, para convencer a buena parte de indecisos, abstencionistas que votasen por Moreno. Y lo logró. Y la noche cuando se celebraba el triunfo allá en Quito, Moreno no se cansaba, casi con voz llorona, que uno creyó de agradecimiento de verdad, de decir "Gracias Rafael".
Pero para decirlo como en la canción "Juan Charrasqueado", Correa no tuvo tiempo de "montar en su caballo" o mejor avión que le llevaría a Europa donde se dirigiría al descanso, cuando Moreno y sus cómplices "se le echaron de a montón".
Pero lo de Moreno no llega sólo a desconocer el liderazgo de Correa y comportarse como si hubiese sido de por vida su enemigo, un asunto o conducta que quizás nunca antes se haya visto, sino que responde ahora, en lo inmediato, a intereses absolutamente distintos y hasta contrarios a los que defendió siendo vicepresidente y hasta en las dos campañas electorales que hizo el jefe de Estado en su país.
Si existiesen tribunales morales el señor Moreno sería condenado de por vida, porque la suya ha sido una conducta inmoral a toda prueba. Un cristiano, con razón, como el Papa Francisco, dirá, aunque sea para sus adentros, que no se escapa al juicio de Dios. De esto no me cabe duda. Ahora mismo, se ha informado que después de 10 años, cuando Correa sacó al ejército norteamericano de la Base de Malta, con el apoyo de Moreno, esta renace de sus cenizas para instalarse de nuevo.
Pero ahora, no sólo vuelve el ejército de EEUU en actitud y capacidad de controlarnos sino en condiciones más ventajosas que antes, pues según se informa, "Al utilizar una OCS, les permitirá ahorrar los altos gastos logísticos de personal militar e infraestructura, además de brindarles flexibilidad y escalabilidad ya que ‘cooperan’ con las Fuerzas Armadas locales, obteniendo los mismos o incluso mejores beneficios". Es decir, Moreno se presta para que, hasta a más bajos costos, nuestros espacios sean vigilados y controlados por una potencia extranjera y con la estrategia de subyugarnos.
https://www.aporrea.org/internacionales/n330794.html
Moreno está haciendo todo lo contrario de lo que antes apoyó, lo que lo revela como un personaje de procederes oscuros y sin respeto alguno por el programa que enarboló, por lo menos los últimos 11 años.
Pero a esta altura y para darle validez y coherencia a todo lo escrito, vale preguntarse: ¿Cómo, para decirlo a lo venezolano y la jerga del beisbol, Correa, Patiño y otros se dejaron meter ese strike? ¿Fue acaso aquello resultado de un pacto de "caballeros" que realmente no lo eran sino lo que eran, para recordar al gran comediante Mario Moreno? ¿Cómo un personaje de tan alto nivel e inteligencia como Rafael Correa no fue capaz de saber a quién tenía a su lado? ¿Cómo haber tenido de compañero de viaje a un hombre de la derecha y no haberse percatado?
En verdad, llevo tiempo meditando sobre este asunto y no logro entenderlo. No me lo pueden explicar diciéndome que hubo "una falla en la seguridad", para repetir un estereotipo porque seguro estoy que a mí no hubiesen "ponchado con esa curva pa´ fuera". Sí, hay gente competente para simular, pero también debe haber para descubrirlo. Pienso que la CIA infiltró a Moreno en los espacios de Correa y eso no creo tenga precedente. Por lo menos, no por el espacio en sí, sino por el rango que alcanzó el infiltrado que suele alcanzarse por la historia personal.
Por todo lo anterior, pese mi respeto y solidaridad con Rafael Correa, propongo que creemos, en América Latina o por menos a nivel del ALBA, el premio del "Tonto de Capirote" y a él se lo otorguemos de primero.