Mi palabra

El pobre show de los millonarios en la ONU

"Mientras todo el aumento de riqueza suministrado

por el progreso vaya sólo a formar grandes fortunas,

a aumentar el lujo y acentuar el contraste

entre la Casa de la Opulencia

y la Casa de la Privación,

el progreso no es real y no puede ser permanente".

Henry George

La 73ª asamblea de la ONU, ha servido para dejar bien claro: la lucha de clases a nivel de los mandatarios, dándole la razón al pensador Karl Marx, al dejar la siguiente reflexión: "El motor de la historia, es la lucha de clases". Por esa razón el poder mediático ha querido opacar la brillante intervención del Presidente Nicolás Maduro, colocando a su lado a un grupo de jefes estado, encabezados por Donald Trump, quien hizo el papel de hazmerreír en un auditorio, asombrado por sus extravagancias, y expresiones, totalmente contrarias a los resultados de su funesto mandato. Pero no se podían quedar callados sus fieles cachorritos, destacando entre ellos Mauricio Macri, de Argentina; Sebastián Piñera de Chile, y Michel Temer de Brasil, por nombrar los más genuinos representantes del gran capital, al servicio del gobierno de los Estados Unidos. Una verdadera comparsa, sin argumentos serios, para cuestionar la intervención del Presidente de Venezuela, cuando en sus países se encuentran ahogados en problemas, desatados por el capitalismo.

Todos estos señores, acaudalados millonarios, trataron de montar un show para cayapear a través del gran poder mediático de los Estados Unidos, a un líder surgido en un barrio, y de las entrañas mismas de la clase obrera venezolana, quien ha resistido con gallardía, pundonor, y una valentía a toda prueba, todos los ataques huracanados de lo más rancio del poder imperial, surgido en los últimos años en el mundo. Para esto se han aprovechado de la grave situación económica de nuestro país, inducida en parte por la dependencia con la moneda norteamericana, y por la otra, la corrupción desatada con la fuerza de un tsunami; el problema más grave de nuestra sociedad.

En la postrimería de la asamblea, queda para el recuerdo, la falsedad de todo el poder de los todo poderosos defensores del gran capital, convertidos en una jauría mediática contra un representante del pueblo, por atreverse a cantarle todas las tropelías cometidas, en los últimos años, contra el noble pueblo venezolano; pero además quedó demostrado: la sola presencia de Nicolás Maduro –inesperada para muchos– sirvió para darle el interés, que no tenía, y después de su intervención, su fue apagando, a tal punto, que los comentarios más resaltantes, giran en torno a las metidas de "pata" de Piñera, con su banderita, el cual parecía un alumno de primaria, presentando la tarea al maestro; un gesto de adulación propio de los indignos, criados y amantados por el dinero. Otro que se disputa, el galardón de la inmoralidad, es Mauricio Macri, quien se vació descargando al gobierno venezolano, cuando su país, es un volcán en erupción, reclamando sus derechos, y denunciando la entrega al FMI. Y para no quedarse atrás, el usurpador del poder en Brasil, Michel Temer, aparte de la fortuna, tiene un prontuario abierto de acusaciones por corrupción, difícil de esconder, y en cualquier momento la justicia, puede utilizarlo para enjuiciar a este descarado personaje; sin embargo, su intervención pasó desapercibida, por una razón muy sencilla: Brasil, se encuentra a las puertas de unas elecciones presidenciales, y todo apunta a un segunda vuelta, con resultados favorables para el candidato del partido de los trabajadores.

Estos ricachones fueron elegidos, como los salvadores de sus países, y todos sabemos en la situación que se encuentran: todos los días las condiciones de vida de sus compatriotas se deterioran, por razones históricas del capitalismo, estudiadas por el gran pensador Karl Mark, y explicadas de una manera muy sencilla por el economista estadounidense Henry George, en el epígrafe que abre este artículo. Por algo Thomas Jefferson se atrevió a decir: "El dinero y no la moral es el principio de las naciones fuertes" y podemos utilizar un pensamiento del humorista argentino, Quino, autor de "Mafalda", para ayudar aclarar el poder de la riqueza: ¿Y cuál es el gran mal del mundo? Lo tengo clarísimo: la ambición de poder y de dinero. Es la madre de todas las desgracias que han sucedido y se sucederán.".



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Narciso Torrealba


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