Brasil

La jornada electoral del día de ayer hizo despertar a unos cuantos incautos que albergábamos la esperanza de que en Brasil podría darse un cambio, no sustancial, pero si positivo en la conducción política de ese país; y que tendría repercusiones a nivel latinoamericano.

Estas son unas impresiones rápidas sobre la jornada de ayer:

1.- Ciertamente la esperanza no daba tampoco para esperar una victoria del candidato del PT en primera vuelta, pero tampoco para que la diferencia con la que el fascista candidato de la derecha brasilera se alzó, fuera tan apabullante.

2.- Se confirma que mejorar las condiciones de vida, la distribución de la riqueza, elevar las conquistas materiales dela población, no significan nada, si tales logros no van acompañados de un cambio en el nivel de conciencia política de la población y además en las estructuras de poder dominantes.

3.- Se confirma también que la derecha no perdona. El Partido de los Trabajadores (PT), Lula y Dilma intentaron gobernar consensuadamente con la derecha, y durante algunos años les funcionó. Pero cuando la crisis del capitalismo arreció, cuando esa burguesía brasilera cuya naturaleza es mayoritariamente afín al proyecto de dominación estadounidense vio que sus posibilidades de hegemonía se tambaleaban bajo la amenaza de un nuevo orden dominado por los BRICS, el protagonismo que venía cobrando la burguesía aglutinada en oligopolios nacionales como Odebrecht, JBS e incluso Embraer, y también por las propias conquistas sociales que Lula adelantó; decidió entonces dar al traste con ese experimento que no pasó de ser –a pesar de sus indiscutibles conquistas- meramente reformista; porque las estructuras de poder jamás fueron tocadas. Y lo hizo de la forma más sutil y a la vez contundente posible: derrocó judicialmente un gobierno legítimo, anuló por la misma vía a su principal adversario (lula es hoy casi un cadáver político) e inició un acelerado proceso de desnacionalización e imposición de condiciones de esclavitud laborales no vistas desde hacía muchas décadas en América Latina. Todo esto sin mencionar las negativas consecuencias que ha tenido para la integración latinoamericana, ya que Brasil, (junto con Argentina y Venezuela) representaba una especie de locomotora de la unidad del sur.

4.- Me llamó la atención no solo la diferencia alcanzada por Bolsonaro (casi 16 puntos), sino además la cantidad que alcanzó dentro del universo de votantes que participó en las votaciones del 07 de octubre, casi 48 millones de electores. Cabría preguntarse si está calando el discurso de la derecha más reaccionaria entre la población? Será solo en Brasil o tabien podrías replicarse en otros países de América Latina?

5.- También me sorprende la votación obtenida por Haddad, sobre todo tomando en consideración que las referencias de bienestar que tienen la mayoría de los brasileros provienen de sus recuerdos y vivencias del periodo de Lula (como buena parte de los "bellos recuerdos" de la clase media venezolana, de cuando viajaba por el mundo raspando cupos, cambiando carro cada dos años y decorando su apartamento al estilo gringo, son de la época de Chávez); y las terribles condiciones de vida se han acelerado a partir de la presidencia de Temer; sin embargo su candidatura no caló lo suficiente para lograr un resultado esperado, pero que presentara una diferencia menor a la obtenida. Lo cual confirma lo afirmado algunos párrafos atrás, sobre el hecho de que de nada sirvió mejorar las condiciones de vida de la población si tales mejoras no iban acompañadas de un fortalecimiento de la conciencia de clase, sobretodo de la población que más se benefició de la gestión lulista.

6.- Personalmente no pierdo la esperanza de que el candidato del PT logre el triunfo el 28 de este mes, sin embargo, aunque es realmente lamentable la situación a que han llegado y representa una lección para todas las fuerzas de izquierda de América Latina. Sin embargo, de ganar Haddad y no obtener mayoría en el congreso, corre el riesgo de le suceda lo mismo que a Dilma Roussef, quien de paso, tampoco logró una curul en el senado.

7.- Un comentario quizás ingrato pero necesario (y en nuestro caso nos sirva para ver lo que está en juego para los venezolanos); Tanto Lula como otros líderes de izquierda llegaron a criticar el proceso venezolano, por lo que se vivía (aún se padece) en Venezuela. La crítica ha de ser bienvenida cuando se hace para mejorar las cosas y creo que Lula (como Correa y también Cristina lo hizo con ese espíritu. Pero creo que en ese afán electoralista y con esa limitada visión política que tuvo, llegaron en cierta forma a buscar desligarse de la causa Bolivariana. Vean donde esta Nicolás Maduro hoy y donde está Lula, u otros dirigentes que fueron "asépticos" para la derecha, porque sus liderazgos jamás llegaron a tocar a fondo sus intereses; pero al final los convirtieron en unos cadáveres políticos.



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Neftalí Reyes


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