"La verdad se corrompe o con
la mentira, o con el silencio"
Cicerón
Los medios noticiosos, dirigidos por el imperialismo estadounidense, habían convertido la emigración de nuestros compatriotas, hacia países cercanos, en un verdadero escándalo; en términos periodísticos lo podríamos llamar "amarillismo", porque ha servido para llenar hasta la saciedad, los principales fuentes informativas, tanto escritos, como audiovisuales, llegando a crear episodios, propios de novelas, para profundizar el ataque contra el Presidente Nicolás Maduro.
Hasta hace pocos días, no había un periódico, o canal televisivo, que no abriera resaltando el éxodo de un número importante de venezolanos–sobre todo profesionales– quienes cargados de ilusiones emprendieron una aventura, impulsados por la grave situación económica de nuestro país, y por la otra, la incitación fantasiosa de la derecha apátrida, conjuntamente con el títere de Luis Almagro, a través de la OEA, y todo el arsenal de los sofisticados medios informativos de los Estados Unidos, para profundizar la crisis; tratando en lo posible de crear un caos total, y para eso tienen herramientas muy poderosas, comenzando por el dólar, hasta el sabotaje en muchos empresas del estado, el cual dependen de la tecnología estadounidense, donde pululan personas sin conciencia, el cual son fácilmente arrastradas por el laboratorio mediático.
Todo parecía color de rosa, para el gobierno estadounidense, y la jauría desatada, el cual venía aprovechando el momento, cuando la frontera con Colombia, se encontraba abarrotada de personas; muchos de ellos, como atraído por el furor de una moda, porque de manera súbita emprendieron una travesía en busca de oportunidades; pero nunca se imaginaba Donald Trump, y compañía, que desde un pequeño país centroamericano, donde colocaron un títere de presidente, iba a partir una marcha sin precedente en toda américa latina, sin ninguna comparación al caso venezolano, por una serie de razones de mucho peso. En el caso de Venezuela, muchos dejaron su trabajo, vendieron sus pertenencias –en dólares– para instalarse en países, como Colombia, Perú, Ecuador, y Chile, con gobiernos al servicio de las oligarquías criollas. De Honduras, ha partido la verdad denunciando el salvajismo del capitalismo; una impresionante caravana de personas desempleadas, golpeados por el hambre, la miseria, y la represión, donde a cada instante muere un luchador social.
Esta situación nos presenta las dos caras de la moneda, muy difícil de ocultar, pero la frustración de los voceros del gobierno de los Estados Unidos, siempre buscan la manera de presentarlos de acuerdo a sus intereses, sin importarles si hacen el ridículo; en algunos casos parecen comiquitas televisivas exclusivamente para niños; porque ahora un alto funcionario, dio unas declaraciones, como para hacer reír a cualquier mortal, dejando muchas caras destempladas, sin pronunciar una palabra, pero siempre dispuestos a continuar con la campaña de engaños; una interminable cadena de mentiras; la última sobrepaso los límites de la fantasía, cuando el Vicepresidente de EE.UU, Mike Pence, salió con una de padre, y señor mío, que al mismo Donald Trump, le debe haber causado risas: "El presidente de Honduras me dijo que (la caravana) fue organizada por grupos de izquierda hondureños, financiada por Venezuela y enviada al norte para desafiar nuestra soberanía y nuestra frontera". Esto parece la respuesta de niño, después de una travesura.
Por supuesto, que antes tamaña mentira, el silencio de lo que queda de la oposición no se va a romper, y en la medida que la puedan difundir a través de las redes sociales, lo van hacer, por una razón muy sencilla: saben perfectamente, que todavía se encuentran incautos, capaces de creer tantas infamias. Al capitalismo se le está despertando el monstruo de mil cabezas, que llevan por dentro, por algo el prócer de la revolución cubana José Martí, se dio cuenta en su años viviendo en los Estados Unidos–más de 15–que en lugar de una democracia, existía una plutocracia ambiciosa, explotadora y falta de escrúpulos, con el predominio de un individualismo excesivo y una plena adoración de la riqueza; trasmitiéndole esa idea al mundo: el llamado sueño americano, motivando a miles de personas, como está pasando con los hondureños, y después se encuentra con una realidad tan triste, como la que dejaron en su país.