El movimiento popular y revolucionario, la izquierda militante de todo el continente americano no termina de salir de su asombro y estupor ante el resultado de la primera vuelta electoral de Brasil que le dio una amplia victoria al candidato ultra derechista Jair Bolsonaro, el exmilitar fascista que no oculta su racismo, misoginia, sexismo, desprecio al movimiento LGBT, que añora la dictadura militar, está a favor de la tortura.
Baste conocer la catadura de este personaje para visualizar lo que ocurriría en Brasil de ganar las elecciones el próximo 28 de octubre. El periódico El Mundo publica sobre la vida privada de Bolsonaro. El periódico recoge el pensamiento perverso, cruel y abiertamente fascista de excapitán del Ejército brasileño. Leamos algunas perlas de la maldad de este individuo. Es tan profundamente homófomo, odia tanto al homosexualismo que pone de ejemplo lo que le haría a un hijo que tuviera esa tendencia. Pero no sólo eso, el racismo se le sale por los poros. Por si fuera poco, odia a las mujeres y llega al insólito extremo de negar a su quinta hija porque nació mujer.
"Sería incapaz de amar a un hijo homosexual. Prefiero que un hijo mío se muera en un accidente a que aparezca con un bigotudo por ahí".
"Mis hijos nunca tendrán una novia negra porque han sido bien educados...".
"Tengo cinco hijos. Cuatro fueron hombres, en la quinta tuve un momento de fragilidad y vino una mujer".
En el plano político las opiniones no pueden ser más extremistas, ultra derechista y llega al colmo de reivindicar el crimen. La derrocada presidenta Dilma Rousseff "recordó que en un reciente acto de campaña el líder de la ultraderecha, Bolsonaro, empuñó un trípode como si fuera un arma y proclamó ante sus seguidores que iba a "fusilar" a toda la petralhada, la forma peyorativa de referirse a los militantes del PT que dirige Lula Da Silva". "En 2016, continúa diciendo Dilma, cuando votó a favor de su destitución en el Congreso, Bolsonaro dijo que lo hacía en memoria del coronel Carlos Aberto Brilhante Ustra, uno de los mayores torturadores de la dictadura militar que gobernó Brasil". El gesto, ya de por sí bastante cuestionable, se torna macabro teniendo en cuenta que la propia Rousseff fue cruelmente torturada durante el régimen de la dictadura militar. Incluso el candidato fascista descubre su faceta criminal de una torva y psicopática personalidad cuando enjuicia a la dictadura militar y señala que "el gran error de la dictadura fue torturar y no matar".
Y uno se pregunta: ¿cómo es posible que un personaje de esta catadura, de tan acentuada mentalidad criminal, de un asombroso cinismo para confesar abiertamente todas las perversiones de un demente, haya ganado, con un 46% de los votos, la primera vuelta electoral, es decir, un alto procentaje de los votos de esos votantes que había recibido los beneficios de los gobiernos pepetistas de Lula y Dilma.
Bolsonaro, obtuvo 47,9 millones de votos, mientras que Haddad, el candidato del PT y ex ministro de Lula, logró una votación de 29,2.
¿Qué le pasó al pueblo brasileño que cometió ese peligroso error político al dar un giro tan acentuado a la derecha y abrirle las puertas del país a las fuerzas más regresivas y reaccionarias del Brasil moderno, al fascismo más abyecto que sin la más mínima duda le va a clavar la purulenta ponzoña en medio del corazón a ese pueblo que puede elegir este domingo 28 a un monstruo como presidente de Brasil?
Ya hace dos años, cuando el imperialismo yanqui y la burguesía brasileña prepararon el camino del golpe parlamentario contra la presidenta Dilma Rousseff, la que fue elegida con 52 millones de votos, ese pueblo no se movilizó de manera contundente y decisiva para revertir aquel golpe y evitar que el golpista Temer accediera al poder. Fue frustrante la pasividad del pueblo. Ciertamente se movilizó la vanguardia, pero evidentemente faltó contundencia en las acciones de masas y de calle. Mucho legalismo ante un evidente golpe de Estado.
¿Qué pasó después, cuando Temer se asentó, cuando la oligarquía tenía la certeza que no se iba a producir una insurrección para revertir el golpe?
Comenzó todo el desmantelamiento de las conquistas sociales y políticas alcanzados en los dos gobiernos del PT encabezados por Lula y Dilma. Dos años al parecer bastaron para revertir lo mucho que se avanzó en esos años en beneficio de los sectores más pobres, humildes, explotados, los preteridos de siempre en esa nación. Y la defensa de los sectores afectados no estuvo ni a la altura ni al nivel de lo que Temer y los grupos oligarcas les estaban arrebatando.
Aunque las comparaciones son desagradables y las realidades históricas diferentes, debo destacar la conducta asumida por el pueblo venezolano a raíz del golpe de Estado del 11 de abril de 2002 contra el Presidente Hugo Chávez. El imperialismo yanqui se la jugó completa, el genocida presidente Bush jugó todas las cartas para derrumbar la Revolución Bolivariana que apenas tenía 3 años de haber triunfado electoralmente. Tuvo el apoyo y la participación de la burguesía venezolana en instituciones como Fedecamaras, la CTV, los partidos AD, Copei y otros.
¿En cuántos días el pueblo venezolano y los militares patriotas revirtieron la asonad de la ultra derecha militar burguesa? ¡47 horas!
El pueblo venezolano no se dejó arrebatar sus conquistas y logros, derrotó en la calle el golpismo y le asestó una enorme derrota al imperialismo y a sus aliados de España y Colombia, que tenían sus manos hasta el fondo el planificado golpe. Pero su ejemplo no lo aprendió el hermano pueblo de Brasil.
Ahora vemos un pueblo enorme, numeroso, como el brasileño, retroceder, dar esa increíble concesión al otro yo de Donald Trump, su alter ego más vulgar y ordinario, el neo fascista Bolsonaro, con igual o peor mentalidad criminal, que reivindica el criminal golpe de Estado militar, que hundió al Brasil en una década de abyecta y criminal dictadura. Que se plantea agredir a Venezuela y fortalecer el neoliberalismo económico. Pero, lo más triste, es que ese pueblo, –que apenas tiene 48 horas para revertir su opinión y apoyar a la izquierda representada en el PT y en el PC– va a sentir los efectos de la represión, la persecución, la pobreza, el hambre, la entrega de la soberanía brasileña al imperialismo yanqui.
¿Qué error o errores pudo haber cometido el PT y los gobiernos de Lula y Dilma que pesaron más en los sectores que recibieron los beneficios de las políticas en la lucha contra la pobreza?
Uno pudiera ser que se le dio beneficios sociales, económicas, educativas, culturales a los sectores populares, a los trabajadores del campo y la ciudad, pero descuidó la formación y preparación política y económica de amplios sectores populares. Esa conducta derechista de una buena parte del pueblo brasileño, de incluso no elegir a Dilma Rousseff como senadora, cuando la habían elegido por 52 millones de votosd, habla de una evidente debilidad ideológica. en la formación política, en la conciencia como clase oprimida y como patriotas.
Hay que verse en el ejemplo argentino donde ocurrió algo similar. Un sector importante del pueblo argentino que recibió los grandes beneficios de las políticas sociales, culturales, etc., de Néstor Kichner y Cristina Fernández de Kirchner, cuando elevaron sus estándar de vida, giraron hacia la derecha y eligieron al burgués de Macri, ¿qué pasó? Baste ver las políticas anti populares y anti nacionales, de entrega de la soberanía económica al FMI, desarrolladas o impuesta por el gobernante, lo que ha llevado al pueblo argentino a tomar permanentemente la calle en lucha por sus derechos y reivindicaciones. Con el añadido que ese pueblo ha derrocado 3 presidentes y al parecer Macri va a ser el cuarto presidente derrocado. Pero, evidentemente, el pueblo brasileño no aprendió del ejemplo argentino.
De ganar Bolsonaro las elecciones este domingo el panorama político no es nada alagador ni para Brasil ni para América Latina. Bolsonaro no se manda, es un agente al servicio del imperio yanqui y con seguridad, de ganar, asumirá las coordenadas anti populares, neo liberales, anti venezolana y abiertamente fascista, baste ver lo que en estos días han hecho seguidores suyos que han agredido a gente del pueblo, les han marcado con navajas la esvástica en brazos y piernas, las han golpeado. La fobia anti PT, anti Lula, de matar izquierdistas está en ascenso. Ya la borrachera fascista se está incubando y la izquierda y el movimiento popular debe prepararse no sólo para defender las muchas conquistas que se están perdiendo pero, además, enfrentar militarmente el fascismo que va a pretender reprimir, perseguir, asesinar, exiliar al liderazgo y a la vanguardia brasileña.
Ojalá el domingo 28 de octubre en Brasil no se abra la caja de Pandora y se suelten los demonios. Todavía tenemos la esperanza que se revierta el avance de la derecha fascista y gane el candidato de la izquierda y del PT y el PC y los movimientos sociales. Pero fíjese si toda esta maniobra estaba perfectamente calculada, que la segunda vuelta electoral se fijó con poco tiempo para que las fuerzas populares no pudieran promover suficientemente su candidato. Además Bolsonaro jugó más que sucio, no presentó programa político alguno salvo se racismo, misoginia y todas las fobias imaginables, además de un uso masivo y fraudulento de las redes sociales.
Que Dios agarre confesado al pueblo brasileño y lo alumbre a tiempo a no cometer un error irreversible. (27/10/18) (humbertocaracola@gmail.com) (@hgcaracola) (página web: revistacaracola.com.ve) (Miembro de la Unión Nacional de Medios Alternativos y Comunitarios Impresos –UNAMACI-).