El triunfo de un fascista misógino, racista y jetón (valga todas las redundancias) como Bolsonaro en Brasil, da para muchas lecciones, no solo para conocer lo que realmente tenemos en la derecha latinoamericana, sino de lo que la izquierda puede sacar de allí:
1.- Bolsonaro ganó porque ofreció en Brasil, lo que mucha gente (en ese país y también en el resto de AL) quiere escuchar; él ofreció lo que la propia bandera positivista carioca reza: "orden y progreso" Pero sobre todo ORDEN, en unos países que están siendo devorados por la más espantosa anarquía que hemos podido ver desde hace años.
2.- Bolsonaro, no habló de justicia social, de lucha contra la pobreza, ni de unidad latinoamericana, tampoco de la importancia que –por lo menos para el surgimiento de un Brasil fuerte- pueden representar los Brics, el tipo ofreció lo mismo que le ofreció Trump a los gringos: Brasil para los brasileros (claro, los blancos, ricos y poderosos, esa parte no la mencionó, por supuesto)
3.- Pero además, Bolsonaro se dio el lujo de no realizar actos multitudinarios, ni mítines masivos, tampoco accedió a participar en esos shows televisivos que en las democracias burguesas llaman "debate". El tipo siguió con su perorata racista y excluyente, y le funcionó.
Le funcionó porque detrás de él había todo un ejército haciendo ese trabajo de hormiguita, es decir, el de captar militantes de los sectores humildes a la causa. Y esa labor vino de la mano de un instrumento que históricamente ha servido para las causas más abyectas de la historia humana: la religión. Sí, Bolsonaro pudo hacer que su mensaje calara en aquellos sectores gracias a la eficaz y masiva penetración que las iglesias evangélicas tienen en sectores populares brasileros, edulcorándolo con aquello de "podrá ser racista, pero no corrupto". Hay otros elementos que también hay que considerar (uso de redes sociales, etc), pero creo que este es el principal.
4.- Y allí entran las mayores debilidades de los partidos y los gobiernos de izquierda: en el caso de Brasil no sirvieron dos periodos de Lula ni periodo y medio de Dilma para consolidar por lo menos un aparato propagandístico (e institucional), que sirviera de protección a los intentos de la derecha por reconquistar el poder político (el económico lo tienen y en toda la región).
Algo parecido sucede en Venezuela, donde un montón de grupúsculos e iglesias evangélicas cada día cobran mayor protagonismo en los barrios (el que un mafioso como Bertuchi, sin carrera política alguna haya logrado sacar más de un millón de votos en las pasadas elecciones es muestra de ello y un dato que no debe dejar de preocupar).
5.- Entonces tenemos partidos políticos (comenzando por el PSUV), que en el mejor de los casos, sirven solo para llenar de basura electoral nuestras ciudades cada vez que hay elecciones y pagar una millonada a artistas que terminarán como chino y nacho.
Pero además, de las cosas mas decepcionantes es la actitud del candidato derrotado, las declaraciones de Haddad fueron algo así como "bueno, perdí, ahora me voy a dar clases en mi universidad otra vez", nojoda, ni Gustavo Petro en Colombia que es mucho más guabinoso que el brasilero, tuvo una actitud tan patética.
6.- Pero hay algo más, no vamos a lograr nuevas victorias electorales si no se extirpa el terrible cáncer de la corrupción, la falta de ejemplo de la dirigencia, que en el caso venezolano es realmente dramática. Una vaina que en el caso brasilero realmente caló, es ese señalamiento, más allá incluso de que sea realmente cierto, de la corrupción en tooooodooo el gobierno del PT; algo similar a los que le achacan al gobierno venezolano (la diferencia es que como tenemos una oposición tan torpe, detrás de todo guiso "chavista" aparece de inmediato un jerarca escuálido chupando sabroso, si no, pregúntele al vampiro ledezma y su yerno junto a Nervis Villalobos, a Osmel Sousa y el misss Venezuela con Diego Salazar o a capriles y Odebrecht).
Debemos admitir, desde el campo revolucionario, que tenemos un grave problema con dirigentes que son "revolucionarios" y "chavistas" de acuerdo al botín que están usurpando y de acuerdo a la exhibición de lujos que hacen. Eso debe acabarse, porque el daño que están haciendo es terrible.