"Ni tan calvo ni con dos pelucas". Está muy bien que uno censure esos desplantes, como el de "Tarzán contra el mundo", ese creerse el vigilante, defensor primero y hasta único ante las pretensiones del todopoderoso, un Aquiles en el campo de batalla, estar pronunciando discursos retadores sin justificación ni sustento, pero otra cosa es bajarse los pantalones ante el menor intento o solicitud de aquél, el prepotente y poderoso.
Aprobar una ley en el senado, hasta de manera unánime, del Estado uruguayo, aunque sea transitoria, y hasta quizás por esto mismo sin verdadero fundamento, para autorizar la entrada de fuerzas militares en buen número y superlativamente armadas para proteger al presidente Trump, no deja de ser algo vergonzoso. Y lo es más, si quienes eso deciden forman aquel "Frente Amplio", supuestamente de la izquierda, pues allí están el Partido Comunista Uruguayo (PCU) y las del Pepe Mujica, quienes se han definido de una manera que parece contradecirse con ese gesto. Estaría bien si ellos componen un colectivo a lo Almagro. Por cierto ¿cómo podrán de ahora en adelante censurar al Secretario General de la OEA?
Pero hay más todavía. Trump llegará a Montevideo a una reunión del G-"20, un grupo compuesto por la Unión Europea y 19 países: Alemania, Arabia Saudita, Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, Corea del Sur, Estados Unidos, Francia, India, Indonesia, Italia, Japón, México, Reino Unido, Rusia, Sudáfrica y Turquía.
Si se revisa la lista, salvo Argentina y Brasil, en la que no aparece Uruguay, tampoco hay ningún otro país de nuestra área. Se aprovecha esa circunstancia, lo de la reunión del grupo, del cual Uruguay no forma parte, lo que no justifica allí se realice ese encuentro, para sentar un grave precedente, el país donde gobierna el "Frente Amplio", ese que lidera Pepe Mujica, de los tenidos hasta ahora como "progresistas y supuestamente no alineados con EEUU y Trump", cede parte de su soberanía por "un capricho y gesto innecesario y ofensivo" de éste. Pues ceder a EEUU y particularmente a sus Fuerzas Armadas y para más, por una Ley promulgada de manera expresa, el deber de proteger a un visitante en particular, no es más que un gesto de sometimiento y pérdida de la dignidad.
Tal resolución permitiría el ingreso a Uruguay de cualquier otra delegación que solicite el apoyo del país para establecer los contingentes logísticos de cara a la cumbre internacional una vez sea notificado al Congreso. Es decir, Uruguay podría resultar "legalmente" invadido previa aprobación del Congreso. Ese gesto, justificado en determinados acuerdos que no lo están, tanto que debieron aprobar una ley especial para hacerlo realidad, constituye un acto por demás vergonzoso. ¡Y pensar que frente a eso se haya el "Frente Amplio" y la gente del Pepe Mujica, quien en un momento se creyó el salvaguarda de la dignidad y derecho a ejercer la palabra en nombre de los patriotas e antiimperialistas de nuestro continente!
El asunto es tan vergonzoso que, según fuentes informativas, la senadora Constanza Moreira, del Frente Amplio, por un dejo de dignidad apenas, declaró: "Estoy en contra. No me dieron libertad de acción. A esto yo lo llamo el club de los ricos. No apoyamos los clubes de ricos. Uruguay no tiene nada que ver con el G20. No entiendo por qué Uruguay está siendo utilizado como base de operaciones". Pero se le olvidó denunciar que no sólo se usa a Uruguay como base de operaciones, sino que se sienta un precedente y ejecuta un acto ofensivo contra la dignidad, soberanía e independencia de nuestros pueblos y hasta de su Fuerza Armada. Y es curioso cómo dice "No me dieron libertad de acción". Con toda certeza si tuvo libertad de votar pero lo hizo por el proyecto de Ley que fue aprobado por unanimidad.
Por su parte el senador Juan Castillo, también del Frente Amplio, dijo estar "en contra de brindarle apoyo logístico a la cumbre del G20, pero la bancada nos mandó a votar. Esto es parte de la unidad de acción de nuestro partido."
Lo curioso en el quejido de este senador es el reconocimiento que "la bancada nos mandó a votar". Es decir, le impusieron aquello en contra de sus principios y hasta larga tradición de lucha. Y fue tan indigno su gesto de "inconformidad", tanto como el de quienes le "mandaron a votar" que eso lo justificó en "la unidad de acción" de su partido. Pero su respuesta es tan triste, por decir lo menos que habla de "apoyo logístico", una nada sutil y menos inteligente forma de tapar es indignidad.
Pepe Mujica, uno de los grandes jefes de ese "Frente Amplio" y quien se ha creído con el derecho a ponderar lo que debe hacerse o no entre quienes conforman la izquierda latinoamericana, con derecho juzgar quien lo hace bien y quien no, por lo que se ganó un reconocimiento universal inusitado y por lo que debe esperar más de lo que ahora ha recibido, nada ha dicho. No ha cuestionado ese procedimiento que atropella la soberanía y dignidad, sobre todo tratándose de un evento absolutamente ajeno a Uruguay, lo que significa le dio su visto bueno y le apoya.
No es nada extraño que ese acontecimiento haya sido estratégicamente diseñado por Trump y sus asesores para matar dos pájaros de un tiro. Es la manera, de muy mal gusto por cierto, de devolverle EEUU la dignidad perdida en aquella resolución de Mar del Plata, cuando se mandó al "ALCA al carajo", y al mismo tiempo, sentar un grave, triste y hasta premonitorio precedente para lo que haya por venir.
Sin duda, nos parece de mal gusto y hasta irracionalmente diplomático, ese discurso que sin motivo se refiere de manera inadecuada a quienes con derecho y motivadas razones, se tiene definido como de quién hay que cuidarse. Ese hablar como destinado a dejar constancia de una valentía, identificación o condición de la cual nadie está pidiendo pruebas expresadas en discursos sino en hechos. Nos molesta ese hablar como guapo y fingir no tener miedo ni prudencia, sin que medien circunstancias que eso demanden y exijan porque "lo cortés no quita lo valiente". Menos si los hechos no avalan el discurso. Pero lo que han permitido el "Frente Amplio" y Pepe Mujica, que pasa por ceder sus responsabilidades y sagrados derechos a una fuerza extranjera y que ésta entre fuertemente armada a su territorio a ejercer las mismas, se pasó de la raya. ¿Con qué autoridad moral se puede hablar de independencia y soberanía y asumir el discurso de los libertadores e independientes?
Lenin Moreno transitó un camino, si no inédito por lo menos poco usual y, en fin de cuentas, como decía el general Gómez, ¿qué culpa tiene la estaca si el sapo salta y se ensarta? Tanto ha maniobrado el gobierno uruguayo que a uno no le sorprende se pierda en unas de sus contorsiones.
En este caso, como casi en ningún otro, valdría decir del "Frente Amplio" y Pepe Mujica, como suele hacerlo Walter Martínez, por cierto de origen uruguayo, cuando se refiere a Colombia y las bases militares estadounidenses, "se bajaron los pantalones" y hasta se fueron de manos.