Las elecciones rosa de Nicaragua

A la memoria rojinegra

de Carlos Fonseca Amador

Necesitaríamos un Congreso para debatir hasta que punto la vía electoral se nos está convirtiendo en la única alternativa de la lucha política. Es nuestra recurrente pesadilla. Lo que fue excepción parece ser ya una regla, y nuestras victorias las asociamos tan sólo a las urnas. Es más, consideramos esas victorias como el triunfo de una revolución.

Tendremos que salir corriendo de estos peligros, pues podemos caer en la trampa de abandonar al devenir de los acontecimientos esporádicos nuestros impulsos revolucionarios.

El patético lema de “votar por el mal menor” nos hace olvidar que las elecciones son tan sólo una de las más pálidas estrategias para el cambio social. Y que los gobiernos populistas, esos que son “los menos malos” tienen también sus peligros.

En este momento el escenario latinoamericano es excelente para emprender los caminos de la revolución, por eso pánico le tengo ya al término izquierda, tan elástico y dependiente de las circunstancias. Esa izquierda que hace que tratemos de plegar los ímpetus radicales de nuestros pueblos con tiernas palmaditas en la espalda, para apoyar a la primera organización que hable “mal del imperialismo” y como en un buscador de INTERNET “hable bien de Cuba, de Venezuela y mal de Bush” ¡Perfecto! Una vez hecho eso, nos podemos sentar a descansar.

El Che lo planteó de la siguiente forma:

“¿Es posible o no en las condiciones actuales de nuestro continente lograrlo (el poder socialista, se entiende) por la vía pacífica?

Nosotros contestamos rotundamente: En la mayoría de los casos no es posible. Lo más que se lograría sería la captura formal de la superestructura burguesa del poder, y el tránsito al socialismo de aquel gobierno que, en las condiciones de la legalidad burguesa establecida llega al poder formal, deberá hacerse también en medio de una lucha violentísima contra todos los que traten, de una manera u otra, de liquidar su avance hacia nuevas estructuras sociales”.1

No niega Ernesto Guevara el camino de las urnas. Lo ve muy difícil. La ridícula guerra contra el terrorismo nos está paralizando, y la frase de José Martí de que “trincheras de ideas pueden más que trincheras de piedra” es agarrada por las puntas, sin piedad alguna. Nos creemos que por ganar un voto más o menos en los organismos internacionales ya hicimos el mundo. José Martí, sin embargo, aun sin ser guerrero, con la pluma más culta de su siglo murió empuñando un fusil.

La violencia es legítima cuando es usada por los oprimidos. La no violencia es un ardid de los enemigos de clase en el que caemos como mansas palomas

¡Y puedo citar a José Martí! , para que no me sigan hablando de fanfarronerías pacíficas:

“Es licito y honroso aborrecer la violencia y predicar contra ella mientras hay modo visible y racional de obtener sin violencia la justicia indispensable para el bienestar del hombre, pero cuando se está convencido que por la diferencia inevitable de los caracteres, por los intereses irreconciliables y distintos, por la diversidad honda como la mar de mente política y aspiraciones no hay modo pacífico suficiente para obtener derechos mínimos de un pueblo(...) o es ciego el que sostiene contra la verdad hirviente el modo pacífico, o es desleal a su pueblo el que no lo ve y se empeña en proclamarlo.”2

Ahí está José Martí, aquel al que quieren envolver la aureola de ridículo pacifismo, proclamando la violencia como método para obtener justicia para los oprimidos. La violencia no es inmoral, si lo fuese, serían inmorales los bolcheviques, los chinos, los vietnamitas, los cubanos... y los nicas... Los nicas de 1979, claro está.

La opción electoral nos anda acosando, y en nombre de ganar unos votos debemos enrolarnos en una “unidad” inoperante y pestilente. Ya el Che nos advirtió sobre ella:

“Los gobiernos democráticos de amplia base popular ascienden laboriosamente, y muchas veces antes de asumir el poder, ya están estigmatizados por la serie de concesiones previas que han debido hacer para mantenerse.“3

Muchos ejemplos pudiéramos analizar en este recurrente lema que esgrimimos con el mayor conformismo “Votar por el mal menor” y reducir nuestra actividad tan sólo a campañas electorales.

Conformar organizaciones revolucionarias no implica de antemano que haya que presentarse al siempre tibio, mediatizado y no pocas veces corrupto escenario electoral. El análisis de Néstor Kohan “Crisis orgánica y revolución pasiva. El enemigo toma la iniciativa”4 es un punto de partida. Nos daremos cuenta allí, explicado por un experto, hasta dónde han llegado nuestra confianza en las elecciones. Estas revoluciones pasivas, en la mayoría de los casos son...involuciones no más.

Mas ahora no tengo ánimos para profundizar. Frente a mí están los sucesos de las elecciones de Nicaragua (la involución rosa de la revolución rojinegra). A la que a diferencia de otros procesos no puedo analizar fríamente. Ningún revolucionario del mundo puede hacerlo, pero menos aun un revolucionario cubano cuya juventud estuvo diseñada en gran medida por la Nicaragua contestataria y espléndida; cuya música preferida eran los pintorescos y aguerridos versos de Carlos Mejías Godoy, aquella “soga con cebo” de Silvio Rodríguez que fue rota en 1979. Aquella “patria rojinegra” desangrada por los contras y el imperialismo y fenecida a manos de las urnas.

Será precisamente por el asesinato de la revolución nicaragüense a manos de las elecciones de 1990 que soy alérgica a los comicios burgueses.

Acá me detengo y les pido a mis lectores piedad, porque yo no pienso tenerla al ver que se pinta de rosa una revolución auténtica delante de nuestros vítores de “la revolución pacífica” con una victoria que en nada es comparable con aquel 1979, donde los cubanos participamos envueltos en el compromiso de la revolución latinoamericana.

Claro que nos alegra la victoria del FSLN frente a la derecha neoliberal de Montealegre, ¿mas será eso a lo que debemos conformarnos? ¿Será que no tenemos derecho a aspirar a una revolución? ¿Será que los que vivimos con el ardor de la revolución rojinegra de los 80 debemos conciliar el sueño con esta revolución espiritual y confesional pintada con el rosa más débil?

Lo que los cubanos revolucionarios tenemos que decir sobre las elecciones en Nicaragua no es una estampa más; es la estampa de los que vivimos aquella epopeya con el mismo compromiso (o más) de lo que pueda resultar la revolución bolivariana en Venezuela. Allí no estuvieron sólo médicos, maestros; estuvieron combatientes revolucionarios que entregaron sus vidas por aquella revolución...

Cuando en febrero de 1990 el FSLN se presentó a elecciones y perdió por supuesto en virtud del trabajo sucio del imperialismo, fue entonces que entendí que el Muro del Socialismo se había destruido definitivamente, y que de alguna manera algo de responsabilidad teníamos todos los revolucionarios en aquello. La caída del Muro fue mucho más dolorosa en nuestra Nicaragua que en Europa del Este.

La compensación que tuvimos en Cuba fue que en medio de aquella desolación ética, Fidel Castro enarboló las banderas de Socialismo o Muerte tratando de hacer pertinente la disyuntiva Patria o Muerte y no se dejó provocar por las sirenas de las elecciones ni de la democracia burguesa. Cuba apretó el cinturón y lloró esas sucesivas pérdidas sosteniéndose en su sitio. Un monumento de respeto deben los marxistas revolucionarios a Fidel Castro no más que por eso. No se ha dejado provocar con las elecciones capitalistas, a pesar de las interminables críticas llegadas incluso de los amigos.

En esos mismos años, cuando no permitimos que ninguna ingerencia burguesa nos amenazara, se desarrollaron en Cuba los parlamentos obreros, para dejar claro cual eran las elecciones que andábamos necesitando. La única democracia que necesita una verdadera revolución: la democracia proletaria, donde los burgueses están condenados al silencio.

En Nicaragua se apeló a la democracia representativa. Y tuvimos que ver espantados como se volvían a apropiar los burgueses de lo que era del pueblo... incluido lo que el pueblo cubano donó al nicaragüense.

Peor aun, la dirección del FSLN sin sacar las cuentas necesarias, apeló por cuatro veces a las urnas. Cada vez se despintaba más el rojo de su bandera. Ahora creen que por fin ganaron la batalla.

Sucede que han volteado tanto a la derecha, que ya es un partido electoral y que aquella organización revolucionaria que nos hizo vibrar en los 80, es uno más de los partidos electorales que nos andan sobrando en nuestra región.

Los sandinistas y sus seguidores, entre los que me cuento, debemos denunciar a viva voz que nos han expropiado el nombre y se lo han colocado a un partido que ha considerado oportuno la unidad con los enemigos para vencer.

¿Y qué cosa es la Unidad y que cosa es vencer para ellos?

“Demos gracias Dios que nos da fortaleza, que nos da fuerza de espíritu, para seguir luchando por el Trabajo, por la Paz, por la Reconciliación”5, dijo Daniel Ortega en el discurso en que cerraba su campaña. Es esa la Unidad, la Unidad incompatible, fatua y banal de los grupos humanos que se encuentran en lados opuestos de la barra y entre los que nunca podrá haber unidad. ¡Ni Jesús al que tanto se empeñan en proclamar ahora, confió en esa unidad! Recordad nada más aquel ojo de aguja por donde aquellos camellos no podían transitar de la cita bíblica.

Es obvio que todos los revolucionarios esperábamos el triunfo del FSLN . Eso sí, deberíamos analizar con más cuidado los planteamientos de Ernesto Cardenal cuando incluso instaba a no votar por el Frente ¿pero de qué Frente hablamos? El sofisma “Gran Unidad Nicaragua triunfa” es quien fue a elecciones, y en una amalgama incoherente de Reconciliación con Revolución Ortega le ha ofrecido la paz y la concordia a los nicaragüenses ¿Qué se entiende por revolución espiritual? ¿Cómo se define? . Como nos dijo Ernesto Cardenal ¿unidad entre pobres siguiendo como pobres y los ricos como ricos? ¿Es esa la unidad que necesita Nicaragua? ¿Hay ley de punto final a los corruptos de Arnoldo Alemán y los contras?

Escuchemos lo que le dijo Tomás Borge, comandante fundador del FSLN a un periodista del Clarín:

¿Cómo no vamos a querer tener buenas relaciones con ellos (Estados Unidos)?¨ Un país económicamente fuerte, que si quisiera podría ser de gran ayuda para Nicaragua y para sacar a este país de la pobreza. Si nos ayudan, estamos dispuestos a abrazar al gobierno de Estados Unidos, con el corazón abierto.”6

Corazón abierto a los Estados Unidos de Norteamérica que asesinó a la revolución nicaragüense ¿Qué es lo que ha cambiado en ese gobierno que no sea para peor?

A la pregunta de a qué Borge llama izquierda, responde:

”Trabajar por los pobres, pero sin pelearnos con los ricos, porque eso es posible. Ser antiimperialistas, como lo somos, y buscar cómo salir del atraso. Y también ser decentes, apegados a una ética y a principios morales”.6

Pero al colmo se llega cuando Tomas Borge pide disculpas por la revolución nicaragüense:

“Mire, ojala vuelva una parte de la Revolución, aquella de la salud para todos, la alfabetización, el descenso de la mortalidad infantil y materna. Fuimos un país muy digno y lo dejamos en claro ante quienes querían dictaminar qué debíamos hacer. Pero fuimos arrogantes y espero que no regresen los males de una reforma agraria arbitraria, la nacionalización del comercio interior o las arbitrariedades que se dieron con las expropiaciones, por ejemplo y los recortes a las libertades públicas y de expresión”.6

No me entero todavía como harán justicia social con mecanismos de propiedad sobre los medios de producción en uno de los tres países más pobres de la región.

Tan es así que el líder del Partido Nacional Liberal Ricardo Castillo Quant militante del otrora partido de Anastasio Somosa expresó con sinceridad pasmosa:

“Los sandinistas han pedido perdón al pueblo de Nicaragua y debemos apreciar que lo que pasó ya no tiene remedio, pero hay que hacer esfuerzo de dejar el pasado y comenzar de nuevo."7

La tesis de paz y reconciliación en un país con el 60% de pobres suena (al menos a los revolucionarios) muy agrio e hipócrita. Basta volver a leer a Ernesto Guevara para saber que esa revolución espiritual que se proponen a ser en Nicaragua es mera caricatura de revolución.

No sólo esto, como citan muchos analistas, Daniel Ortega intenta mantener TLC firmado con los Estados Unidos (CAFTA), a pesar de iniciar colaboraciones con el ALBA, lidereada con la Venezuela bolivariana y Cuba socialista. ¿Como logrará hacer compatibles ambos proyectos?, sólo Dios lo sabe, porque ambos proyectos, a decir del Presidente Chávez, son diametralmente opuestos y excluyentes. Daniel Ortega se ha aliado burdamente a Arnoldo Alemán, el político más corrupto que haya conocido Nicaragua, más aun, su vicepresidente es uno de los contra que con el apoyo de Ronald Regan y la CIA asesinaron a cientos de jóvenes sandinistas que trataban de salvar la revolución de Sandino.

Y como broche dorado para el nuevo traje del mal llamado sandinismo, los que otrora levantaban la bandera rojinegra, se codean con la iglesia de la derecha que coadyuvó a destrozar la revolución. Nuevos aliados de Ortega son el Arzobispo de Managua Leopoldo Brenes y el Cardenal Miguel Obando, que tanto daño hicieron a la verdadera religión, allá en otros lejanos tiempos, cuando la teología de la liberación era quien representaba a Dios y a los pobres en Nicaragua.

Tomás Borge por su parte en esa lamentable entrevista el 8 de Noviembre en el Clarín. a una pregunta sobre la concepción que tenía sobre la izquierda dijo que la revolución sandinista no fue de izquierda:

”No, aquello no era izquierda, fuimos insensatos, arrogantes, burócratas y fuimos una frustración por los errores que cometimos. Ahora somos una izquierda realista, lúcida, fieles a los intereses de los pobres”.6

Al buen entendedor... basta con esto. La Nicaragua revolucionaria por la que dieron la vida tantos hombres y mujeres, inspirados en el ejemplo de Carlos Fonseca Amador, todos ellos, fueron insensatos y burócratas. ¡Válgame Dios!

Ni siquiera es esto lo más vergonzoso: Esta reconciliación con la derecha de la iglesia católica es un bofetón a los verdaderos creyentes.

Hace pocas semanas los "danielistas" votaron en el Congreso la anulación de la ley que permitía abortos terapéuticos. Una ley que estuvo presente incluso en los gobiernos más trogloditas. Ahora se deroga a expensas de lo que fue una revolución. ¿Cómo explicar que en eso consiste la política, como se cansan los “políticos” de decirme?

La señora Murillo, esposa y jefe de campaña de la cosa esa que se llama: Unidad Nicaragua Triunfa, que venció en las elecciones del pasado día 5 de Noviembre, ha confesado que:

“Nosotros, precisamente porque tenemos fe, tenemos religión; porque somos creyentes, porque amamos a Dios sobre todas las cosas, es que hemos sido capaces de sobrellevar tantas tormentas, ¡sin inmutarnos! únicamente, aprendiendo de cada dificultad, lo que el Señor ha querido enviarnos como lección, como aprendizaje. Por eso también defendemos, y coincidimos plenamente con la Iglesia y las Iglesias, que el aborto es algo que afecta, fundamentalmente a las mujeres, porque ¡jamás nos reponemos del dolor y el trauma que nos deja un aborto! Cuando las personas tienen o han tenido que recurrir a eso, jamás se reponen.”8

No se dónde estaba escondido Dios frente a tantos niños hambrientos y desvalidos, no acabo de entender cuál aprendizaje extrajeron en estos 16 años que no fuese la alianza con los asesinos de los pobres.

Aunque no soy creyente, me siento cristiana en lo más profundo. Por eso estoy al lado del padre Ernesto Cardenal, aunque muchos consideran exageradas sus críticas al danielismo, yo trato de interpretar el desprecio que se alberga contra los traidores de un ideal. Su artículo del 27 de Octubre9 es un llamado a los que no acaban de entender la metamorfosis de ese movimiento.

Ernesto Cardenal es un amigo de mi revolución. Le recuerdo siendo niña al lado de mi madre en Casa de las Américas. Está asociado a los recuerdos más puros de mi primera juventud. Su ,ya desde entonces, blanca cabellera y aquella serena confianza que emana el sincero cristianismo le confirió la confianza de la revolución cubana. Él pertenece a ese cristianismo que a decir de José Martí murió en manos de la burocracia de la jerarquía eclesiástica. Ernesto Cardenal ostenta la medalla José Martí, otorgada por el Consejo de Estado de Cuba...la firma Fidel, nadie más. No creo que nadie acuse a Ernesto Cardenal de no saber de política. Es por eso que me siento a su lado y pertenezco a su partido.

Por otra parte constituye un asesinato en serie penalizar el aborto terapéutico, mas cuando eso se hace para ganar unos votos, se convierte en una criminal ironía.

¡No señora Murillo! ¡De lo que no nos reponemos las mujeres es de no decidir sobre nuestros cuerpos y nuestras prioridades! ¡De lo que no nos reponemos es que una niña de 12 o 13 años sea violada y deba parir aunque no esté en condiciones de cuidarse siquiera a sí misma! ¡La que no se repondrá nunca es la vida de la joven que murió sin asistencia médica por un embarazo que requería bajo las más elementales normas éticas de ser interrumpido frente a los ojos de los galenos, que no sé si a la sazón puedan dormir en paz! La joven y el bebé murieron sin piedad. Hipócrates sin dudas les cobrará a esos médicos no haberla salvado.

Los ricos no tienen problemas. Viajan a los Estados Unidos o a Europa y abortan o componen el embarazo Esa derogación es contra las mujeres pobres.

Los movimientos feministas de Nicaragua y de América Latina deberemos luchar contra la derogación del derecho al aborto. El colmo que se haga eso en nombre de la revolución espiritual..

Uno de los orgullos de ser revolucionaria cubana es ver como se cuida en Cuba el embarazo de la mujer. Todas las que concebimos marchamos seguras y felices esos nueve meses, sabiendo de la asistencia gratuita y responsable. Muchos familiares y amigos prestaron servicios de salud en la Nicaragua revolucionaria, incluida una hija del Che Guevara, que fue como médico pediatra a ese país y se convirtió en una médico internacionalista.. Aleida Guevara proclama con orgullo aquel primer aprendizaje. Si es que en virtud del ALBA los médicos cubanos asisten a Nicaragua.... ¿Qué harán frente a un caso donde peligra la vida de la mujer por no poderse realizar el aborto en virtud de la ley derogada? Estoy segura que los médicos cubanos salvaran la vida de las mujeres so pena de ser condenados a ocho años de prisión.

Para terminar no se me olvida lo que mis críticos van a reprocharme sin dudas: Que el Comandante Fidel dio su apoyo a Daniel Ortega.

Lo sé; y me he tardado tanto en escribir pensando en eso. No sólo por la devoción que le tengo, mucho más en estas circunstancias concretas en que se encuentra su salud, mas en las noches de insomnio, debatiéndome en este dilema, volví a pensar que una cosa es el Presidente de Estado Fidel Castro, al que por supuesto le alegra que un gobierno neoliberal sea derrotado en la región, sean cual sean las circunstancias; y otro es mi Comandante de verde olivo, que a diferencia de Daniel Ortega nunca se ha cambiado su traje, a ése que sufre por cada niño o mujer que muere en el mundo; que abre la puerta de nuestros escasos recursos para los pobres, a ése para el cual la política es la verdad y nos ha enseñado a ser honestos..a ése es al que le debo entera lealtad.

Sí, al Comandante en Jefe le estoy siendo fiel, aunque muchos me griten lo contrario, aunque él mismo pueda recriminar estas líneas.

Hablo a título personal. No represento ni a mi Partido, ni a mi gobierno, hablo por mí misma, por los impulsos de haber nacido y crecido en la revolución cubana con la presencia del estadista más honesto que recordará la historia del hombre.

¡Ah sí! Quizás un poquito con el recuerdo de Haydée Santamaría, que fue una de las primeras que viajó a la Nicaragua sandinista en 1979 y que vino de allá llena de flores de papel y de luces. Tal vez haya sido esta revolución la última felicidad de mi madre antes de abandonarme en 1980.

Por lo demás son los argumentos de una cubana, que a pesar de su edad, no parece entender la política.

Algo sí movió mis esperanzas. Y es que, a pesar de todo, el pueblo de Nicaragua sigue siendo sandinista. Y es a ese pueblo al que me sumo con la linda bandera de Sandino, esa bandera rojinegra que es la bandera de mi 26 de Julio, que es la bandera de los anarcosindicalistas, y inundó las calles de Managua, a pesar de la estúpida bandera rosa.

Con esa bandera, con el autentico himno de Nicaragua, sin dudosas modificaciones, de apelaciones a la paz, criticando con fuerza al imperialismo, la revolución nicaragüense se levantará y dejará de ser una mera elección rosa y volverá a ser la novia rojinegra de nuestro querido Carlos Fonseca Amador en memoria a sus 30 años de muerte.

Y termino con una enseñanza de José Martí que parece haber estado escrita para estas circunstancias; está escrita para aquellos ...esos... que saben mucho de política.

“La política es una ocupación culpable cuando se encubren con ella, so capa de ocupaciones indebidas, la miseria y desdicha patentes, la gran miseria y gran desdicha del pueblo, que los soberbios y los despaciosos suelen confundir con su propia timidez y complacencia.”10

Referencias

1. Ernesto Che Guevara. “Tácticas y estrategia de la revolución latinoamericana”. Octubre – Noviembre 1962( publicada en Verde Olivo el 6 de Octubre de 1968)
2. José Martí “ Ciegos y desleales Obras Escogidas en III tomos Editorial Política 1981 Tomo III p182
3. Ernesto Che Guevara. “Pasajes de la Guerra Revolucionaria”. 1959. Ediciones huracán 1975 p.10
4. Néstor Kohan. “Crisis orgánica y revolución pasiva. El enemigo toma la iniciativa” Rebelión 28 de Octubre 2006
5. Daniel Ortega. Palabras de fin de la campaña electoral 4 de Nov.2006
6. Tomas Borge “El Clarín” 8 de Noviembre 2006
7. Ricardo Castillo Quant Nicaragua` para las elecciones de noviembre... AFP , Managua Boletín informativo de la Izquierda radical27 de agosto 2006

8. Palabras de Rosario Murillo a través de la Nueva Radio Yasobre el inicio de Campaña de la Gran Unidad Nicaragua Triunfa 15 de agosto .( Periodista Denis Schwarzt)

9. Ernesto Cardenal Rebelión 27 de octubre 2006

10. José Martí. Política insuficiente Obras Escogidas en III tomos Editorial Política 1981 Tomo III p179


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Celia Hart


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