"Los conflictos armados amenazan a millones de personas y el desplazamiento forzado se encuentra en niveles sin precedentes. La pobreza está lejos de ser erradicada y el hambre crece de nuevo. La desigualdad sigue aumentando", dijo António Guterres durante una reunión de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) donde presentó su visión para el año en curso.
Allí sobresalió la amenaza que representa para el mundo el cambio climático. El mayor peligro tanto presente como futuro es el cambio climático. Un estudio reciente reveló que la temperatura de los océanos está aumentando un 40% más rápido de lo que predijeron los científicos hace apenas cinco años. El cambio climático se mueve "más deprisa que nosotros".
La urgencia es tal que "si no cambiamos el rumbo para 2020, corremos el riesgo de perder la oportunidad de evitar que el cambio climático sea incontrolable, con consecuencias desastrosas para los seres humanos y todos los ecosistemas que nos sostienen", explicó Guterres.
En las dos últimas décadas se han producido los años más cálidos registrados desde 1850 y este año se perfila ya como el más caliente desde entonces. Las olas de calor extremas, los incendios forestales, las tormentas y las inundaciones están dejando un rastro de muerte y devastación. Abundan los ejemplos.
El hielo marino ártico está desapareciendo más rápido de lo que imaginamos posible. Los océanos se vuelven más ácidos y amenazan la base de las cadenas alimentarias que sostienen la vida. Los corales están muriendo en grandes cantidades, agotando aún más las pesquerías vitales.
Y, en tierra, el alto nivel de dióxido de carbono en la atmósfera está haciendo que los cultivos sean menos nutritivos, amenazando el bienestar y seguridad alimentaria para miles de millones de personas. Lo más perturbador es que lo sabíamos: "Los científicos nos lo han estado advirtiendo durante décadas una y otra vez".
Las consecuencias son claras: según se intensifique el cambio climático, el agua será más escasa, será más difícil alimentarnos, la extinción de especies se acelerará, y más personas migrarán, lo que ya está provocando conflictos sobre unos recursos agonizantes. Sin lugar a dudas, "la suerte está echada".