Venezuela en el discurso de Trump ante el Estado de la Unión

Venezuela, se ha constituido en una palabra disonante en el discurso imperialista de Donald Trump. Obsesionado como está, por las inmensas riquezas en hidrocarburos y minería, Mr. Trump ha convertido a Venezuela en un objetivo geopolítico de primer orden. Recientemente, en rueda de prensa, uno de los funcionarios de su confianza, Mr. John Bolton, manifestaba su sueño de ver en Venezuela, a las empresas gringas explotando su petróleo masivamente, tal cual ocurría durante todo el siglo XX. Por supuesto, Mr. Bolton, en su discurso ni de vaina manifiesta que durante todo ese siglo pasado, sus empresas gringas, tan solo dejaron en Venezuela una miseria desbordante y un pueblo pobre y hastiado de sus agentes políticos; y apenas fue, en 1999, que pudo desterrarlos del mando político de la Nación, y colocar en su lugar a un líder indiscutido, Hugo Rafael Chávez Frías, que colocó esa riqueza –antes en manos de empresas gringas- a disposición del pueblo venezolano todo. Con ello, concluimos, acertadamente, que la actual confrontación política contra el liderazgo político bolivariano del Hno. Presidente Constitucional, Nicolás Maduro Moros, no tiene otro fin sino el de reposicionarse en el control de la primera reserva de petróleo del planeta. Pues, antes, tenían dicho control, bajo el mandato de los gobiernos delegados de AD y Copei, en la cuarta república. Ello, nos explica la obsesiva campaña de guerra que han desplegado contra la Nación venezolana, en estos últimos veinte años; siendo ésta, la guerra más prolongada que haya acometido el imperialismo de EEUU, contra pueblo alguno en toda su historia.

En sus dos discursos, ante el Estado de la Unión, Mr. Trump, apenas ha mencionado la palabra Venezuela una sola vez. En su primer discurso, enero 2018, la empleó para informarle al pueblo estadounidense que había impuesto "severas sanciones a las dictaduras comunistas y socialistas en Cuba y Venezuela". En aquel año, centró sus ataques fue contra Corea del Norte, país que de manera soberana iniciaba su desarrollo nuclear y por ello, Mr. Trump, le calificaba también de "dictadura". Sabemos, qué ocurrió meses después con Corea del Norte, las conversaciones entre Trump y Kim, que en los hechos, condujeron a Trump a sacar a Kim de su lista del mal; razón por la cual, en su segundo discurso ante el Estado de la Unión, ya Corea del Norte ni se menciona. Incluso, Cuba, tampoco es objeto de protagonismo en su discurso. Mantiene sí, en ambos discursos, el protagonismo que le ha dado a los migrantes a quienes les imputa la responsabilidad de todos los males que padecen los estadounidenses. Con ello, justifica la necesidad de construir el muro que separaría a México de los EEUU, físicamente, al menos.

En este segundo discurso, Mr. Trump, se contradice con lo expresado en su primer discurso en relación a Venezuela. Pues, si en el primero acusaba a Venezuela de ser una "dictadura", valga decir, un régimen político contrario a sus disposiciones Constitucionales; lo concreto y verdadero, es que al informarle al pueblo estadounidense, en este segundo discurso, que: "Hace dos semanas, los Estados Unidos reconocieron oficialmente al gobierno legítimo de Venezuela y su nuevo presidente interino, Juan Guaido", reconoce –implícitamente- que esa Venezuela, que él reivindica como propia, sí es la propia dictadura pues surge de un golpe de Estado, ejecutado contra el legítimo gobierno del Presidente Constitucional, Nicolás Maduro, quien sí nace de la soberanía popular, expresada en elecciones legítimas, realizadas en mayo 2018. Mientras que, Guaidó, es un producto del narcisismo de Trump, impuesto por su gobierno y apoyado por sus colonias al sur del Río Bravo y algunos países de Europa. De esta forma, Mr. Trump, intenta imponerles a los venezolanos y venezolanas, su caprichoso deseo de ver empresas estadounidenses explotando el petróleo venezolano, a diestra y siniestra, como lo manifestara Mr. Bolton públicamente. La propia dictadura made for Trump.

No faltaron en Venezuela, quienes apreciaron en las palabras de Trump, el espaldarazo que faltaba a la alicaída oposición política venezolana, pretendiendo crear la falsa imagen de que su Administración le presta sobrada atención al tema: Venezuela. La realidad del discurso, es que Venezuela continúa siendo un artificio para justificar segundas intenciones. De la dictadura de Guaidó, impuesta por el gobierno de Trump, éste discurre en sus agresiones verbales contra el Presidente Constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro, para desacreditar el verdadero objetivo por el cual colocó en su discurso, la palabra: Venezuela. Mr. Trump, intenta desacreditar lo que él llama: "políticas socialistas", la cuales –según él- "han convertido a esa nación…en un estado de pobreza y desesperación". Oculta Trump, a los ciudadanos y ciudadanas estadounidenses, sus políticas de sanciones a funcionarios de gobierno, persecución financiera y bloqueo imperialista, que impide al Gobierno venezolano poder adquirir en el exterior –libremente- medicinas, alimentos y demás bienes esenciales. Llegando al extremo, la Administración Trump, del embargo de activos venezolanos en el exterior, y en propio suelo estadounidense. Toda una política de ensañamiento y agresión permanente, que ha dejado severas secuelas en el pueblo venezolano. Un verdadero crimen de Lesa Humanidad, el ejecutado por la Administración Trump contra el pueblo venezolano. Así que, después de agredir, una vez más, al pueblo y la nación venezolana, Mr. Trump, pisa tierra en su discurso y pone en evidencia, la razón por la cual había colocado a Venezuela, en su discurso ante el Estado de la Unión. Señala: "Aquí, en los Estados Unidos, estamos alarmados por los nuevos llamados a adoptar el socialismo en nuestro país", concluyendo, en lo que a este punto se refiere: "Esta noche, renovamos nuestra determinación de que Estados Unidos nunca será un país socialista". Evidentemente, Venezuela, lo tocaba Trump, con un fin de política interna más que externa.

Cuáles son esas razones de política interna que llevaron a Trump a tocar el Tema Venezuela, en su segundo discurso ante el Estado de la Unión. Primero debemos considerar que la soberana derrota que le dio el pueblo estadounidense en las elecciones parlamentarias y de algunos gobernadores en noviembre 2018, dejaron severas secuelas en el pensamiento del viejo supremacista. No por casualidad, presentó su segundo discurso ante una Cámara de Representantes, conformada mayoritariamente por representantes demócratas. Fue la respuesta a una tendencia que viene creciendo entre el pueblo estadounidense: la socialdemócrata o del socialismo democrático. Importante precisar, que días antes se habían juramentado los nuevos representantes del pueblo estadounidense. Destacando, una en particular, Alexandria Ocasio-Cortez, puertoriqueña, residente del Bronx, quien fue electa por el distrito 14 de New York, y que ha alcanzado una notable notoriedad por sus expresiones políticas y la claridad con que las expresa: "Creo que en una sociedad moral, moderna y con muchos recursos, ninguna persona en Estados Unidos debería ser demasiado pobre para vivir. Lo que eso significa para mí, es seguro de salud como un derecho humano, significa que todos los niños, sin importar donde hayan nacido, deben tener acceso a una universidad o a una escuela de oficios, si así lo deciden. No creo, que ninguna persona debería de ser indigente, si tenemos estructuras públicas o políticas públicas, que permiten a personas tener casa y comida y seguir una vida digna en Estados Unidos". Es ese pensamiento, y esas ideas, las que atacó furibundamente Trump en su discurso del Estado de la Unión. Las cuales, han venido calando profundo en la sociedad estadounidense.

Por lo demás, desde que Alexandria se juramentó en la Cámara de Representantes, se ha convertido en una fuerte crítica de la gestión gubernamental de Trump. En una oponente al muro propuesto por éste, como lo señaló en sus intervenciones ante la Cámara: "En realidad no se trata de una pared, no se trata de la frontera, y ciertamente no se trata del bienestar de los estadounidenses de todos los días". Crítica, además, que por ese muro se someta a los trabajadores y trabajadoras de la Administración a severas penurias, como lo denunció también en su intervención: "La verdad es que este cierre es sobre la erosión de la democracia estadounidense y la subversión de nuestras normas gubernamentales más básicas" […] "No es normal mantener como rehenes a los 800,000 trabajadores. No es normal cerrar el Gobierno cuando no obtenemos lo que queremos. No es normal que los servidores públicos se escapen y se oculten del público al que sirven"[…] "Y ciertamente no es normal matar de hambre a las personas a las que servimos por una propuesta que es tremendamente impopular entre los estadounidenses". Discurso y palabras de Alexandria, que tuvieron amplia difusión en las redes sociales, y amplísimo apoyo del pueblo estadounidense.

Duro hueso de roer, tiene en esta representante popular el señor Trump. Cuyo discurso, y propuestas de redención social, ganan cada día mayores adeptos entre el pueblo estadounidense. Un pueblo, colmado de pobreza, ¡40 millones de pobres hay en EEUU! Un pueblo, sin seguridad social, con una salud y educación privatizada. Un pueblo que sobrevive, por millones, gracias a cupones de comidas que reparten los gobiernos regionales. Un pueblo, que califica a sus estudiantes de instituciones públicas como pobres. Un pueblo, que sobrevive a las heladas temperaturas gracias a las políticas de protección que implementa Venezuela a través de CITGO, abaratándoles el combustible necesario para sus calefactores. Entonces, cómo no va a calar el discurso redentor de Alexandria, ante el discurso falaz y lleno de mentiras narcisistas de un presidente en declive, que en su segundo discurso se volvió repetitivo en agresiones a los migrantes provenientes del sur y ofertando su obsesivo muro, como única solución a los gravísimos problemas que aquejan al pueblo estadounidense.

Cómo no va a calar la idea del Socialismo, en una sociedad cada vez más desigual y que tan solo produce pobreza y miseria extrema. Por eso, Alexandria, fue tajante en su determinación de no darle la mano a Trump durante su presencia en la Cámara, durante el discurso. Como no se la daría, un pueblo sometido a un mal gobierno. Por eso, es que Venezuela se utiliza para intentar desacreditar el nuevo liderazgo que desde la izquierda comienza a despuntar -con mucha fuerza- en los nuevos Estados Unidos. Nada casual, que hasta Francis Fukuyama, un neoconservador, que anunció hace 26 años atrás el fin de la historia, al caer la Unión Soviética, quien afirmaba que el Socialismo había fracasado, y que la única opción prevaleciente era la del capitalismo, en su vertiente de libre mercado o neoliberalismo, haya rectificado en su pronóstico anterior. En un artículo publicado en New Statesman, en octubre de 2018, señalaba: "Lo que dije entonces [1992] fue que uno de los problemas de la democracia moderna es que proporciona paz y prosperidad, pero la gente quiere más que eso.... las democracias liberales ni siquiera tratan de definir lo que es una buena vida, sino que la dejan en manos de individuos que se sienten alienados, sin propósito, y por eso se unen a estos grupos de identidad que les da un sentido de comunidad." Ahora, Fukuyama reivindica el papel del Estado en la búsqueda de ese estado de paz y prosperidad de la gente. Al apunto de afirmar que: "Si te refieres a programas redistributivos que intentan corregir este gran desequilibrio tanto en los ingresos como en la riqueza que ha surgido, sí, creo que no solo puede regresar, sino que también debería regresar. Este período extendido, que comenzó con Reagan y Thatcher, en el que se impuso cierto conjunto de ideas sobre los beneficios de los mercados no regulados, tuvo un efecto desastroso en muchos aspectos"[…] "En esta coyuntura, me parece que ciertas cosas que dijo Karl Marx están resultando ser ciertas…" (Entrevista a George Eaton, Editor político de New Statesman, Nov. 2018). En cuanto a su opinión, con respecto a Trump, Fukuyama es tajante: "Pienso que Trump representa una amenaza, no tanto a la democracia sino al liberalismo, a la idea del Estado de derecho y de poner límites al poder…" ¡Un fantasma recorre los Estados Unidos! Siendo esa, la causa de los temores de Mr. Trump con Venezuela…

Caracas, 07-02-2019



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Henry Escalante


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