La lenta destrucción de Julian Assange y la libertad de expresión

Después de 9 años de persecución, 8 de un azaroso e incómodo asilo político en la embajada de Ecuador (los dos últimos en un casi total aislamiento gracias al traidor Lenin Moreno) la verdadera razón de los ataques contra Julian Assange se muestra sin tapujos, desde un principio se buscaba la extradición del fundador de WikiLeaks hacia los estados unidos de América.

Los cargos de agresión sexual en Suecia resultaron una farsa y su arresto (dentro de la propia embajada llevado a cabo violando el derecho internacional) por el cargo de violación de los términos de su fianza en Inglaterra mientras enfrentaba su extradición a Suecia fue, según el mismo Scotland Yard, bajo la solicitud directa de las autoridades de Estados Unidos.

Su extradición lo convertiría en uno más en la larga lista de presos políticos detenidos injustamente y que hoy languidecen en las prisiones gringas. Entre los más conocidos, Abu-Jamal Mumia, periodista y activista por los derechos de los ciudadanos afroamericanos y Leonard Peltier activista indoamericano, presos de por vida por defender los derechos de sus pueblos.

Es bien conocido el tratamiento que el imperio le da a sus presos políticos: aislamiento, torturas físicas y psicológicas y larguísimas condenas decretadas por juicios amañados.

Lo que el periodista de investigación y su página WikiLeaks hicieron no es diferente a lo que hacen paginas como "the intercept" o el "bureau for investigative journalism", o lo que constantemente hacen periodistas del new york times o the huffington post, revelar informaciones filtradas por "informantes de conciencia" wisthle blowers). Lo que no le perdonan a Assange es haber mostrado la cara más horrorosa del imperio, habernos revelado sus crímenes y su hipocresía, y el haberse convertido en un luchador incansable e incomprable por la verdad y los derechos humanos.

El proceso de extradición ya está en marcha, pero el resultado está ya cantado desde el principio: Assange debe ser destruido moralmente y encerrado hasta después de su muerte. Junto a él, las fuerzas imperiales van lentamente destruyendo la libertad de expresión, la libertad de prensa y mandan un contundente mensaje a todos los periodistas de investigación y a sus fuentes de información: la dictadura corporativa mundial no tolerara que se revelen sus verdaderas intenciones y sus sucios métodos para llevarlas a cabo. Cualquiera que denuncie o se oponga a sus guerras y sus constantes violaciones de los derechos humanos y de las leyes y normas internacionales, será destruido y castigado de la forma más cruel y "ejemplarizante".



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Gustavo Corma


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