Resulta asombroso y profundamente preocupante que a la vuelta de 75 años del fin de la Segunda Guerra Mundial, la historia de aquel evento está siendo reescrita ante nuestros propios ojos.
Aquella guerra produjo más de cincuenta millones de muertos y más de la mitad de aquellos caídos fueron de la Unión Soviética. Esta incluyó uno de los peores crímenes contra la Humanidad, perpetrando el asesinato masivo y sistemático de millones de personas llevado a cabo por la Alemania Nazi conocido como el Holocausto. Entre las víctimas hubo judíos, eslavos, gitanos, prisioneros de guerra soviéticos y muchos otros a quienes los nazi-fascistas consideraban "untermensch" es decir, subhumanos.
El Ejército Rojo Soviético luchó contra las fuerzas nazis desde Rusia, a través de la Europa Oriental y eventualmente derrotó al Tercer Reich en su capital Berlín. Alrededor del noventa por ciento de todas las bajas de la Wehrmacht sufridas por el ejército alemán durante toda la guerra las experimentó en el Frente Oriental contra el Ejército Rojo. Sólo eso atestigua cómo la Unión Soviética entre las naciones aliadas fue la que principalmente logró la derrota de la Alemania Nazi.
Hace setenta y cinco años, el 27 de enero de 1945 fueron los soldados del Ejércio Rojo los que liberaron el principal campo de la muerte de Auschwitz-Birkenau. Esto ocurrió durante la Ofensiva Vístula-Oder que arrojó a los nazis fuera de Polonia y pavimentó así el camino para la eventual batalla victoriosa sobre Berlín tres meses más tarde.
Resulta increíble que dentro de la memoria vigente, estos objetivos hechos históricos acerca de la más cataclísmica guerra librada sean falsificados o insidiosamente distorsionados.
La publicación más leída de Alemania, Der Spiegel, el periódico Político norteamericano-europeo y el anuncio de la embajada de Estados Unidos, como también el vicepresidente de Estados Unidos Mike Pence se encuentran entre los recientes emisores que han directamente falsificado o han minimizado el heroico rol de la Unión Soviética en la liberación de Auschwitz. Esto forma parte de una desconcertante tendencia de reescribir la historia de la Segunda Guerra Mundial mediante la cual de manera preposterously la Unión Soviética es comparada con la Alemania Nazi. Semejante y perniciosa visión debe ser contenida y repudiada por todos los historiadores y ciudadanos conscientes.
Ambos, Der Spiegel y la embajada de Estados Unidos en Dinamarca tuvieron que emitir embarazosas disculpas después que separadamente declararon que fuerzas norteamericanas habían liberado Auschwitz. Resulta incomprensible cómo semejante error durante el 75º aniversario de uno de los más notorios eventos históricos pudo haber sido cometido por un destacado órgano de prensa y por una representación diplomática.
Lo más siniestro fue un artículo publicado en Politico el día 24 de enero escrito por el Primer Ministro polaco Mateusz Marawiecki donde sostiene que "lejos de ser una libertadora, la Unión Soviética avaló a la Alemania Naz".
El político polaco no es ninguna excepción, esto se ha convertido en un argumento común durante estos últimos años empleado por otros dirigentes polacos y políticos de los estados bálticos que tratan de revisar la historia de la guerra culpando a la Unión Soviética de ser cómplice de la Alemania Nazi. La corrupción de la historia se debe en parte al deseo de blanquear el nefasto papel desempeñado por estos países como traidores a favor del Tercer Reich y que contribuyeron a que este llevara a cabo el Holocausto.
El discurso del vicepresidente Pence en el evento realizado en el Memorial del Holocausto en Jerusalén el día 23 de enero pasado, fue otro deplorable desliz. Durante su discurso no mencionó ni una sola vez que las fuerzas soviéticas abrieron de par en par los portones de Auschwitz. Pence apenas dijo "Cuando los soldados abrieron los portones de Auschwitz". Posteriormente continuó diciendo "Como los soldados norteamericanos liberaron a Europa de la tiranía."
Es bastante sorprendente como las narraciones abiertamente falsas acerca de la II Guerra Mundial son utilizadas no solo por simpatizantes neo-nazis sino también por inefables patanes, como también por avezados políticos y respetables medios de prensa. Resulta abrumador cómo el heroico rol de los comandantes, soldados y pueblo soviético está siendo erosionado, aventado e incluso pérfidamente manipulado para ser convertido en algo grotescamente opuesto.
La beligerante agenda geopolítica de Washington que trata de aislar y socavar a Rusia, sin duda radica subterráneamente en el proceso de reescribir la historia con el propósito de arrebatarle a Rusia su autoridad moral y proyectarla como una país maligno. Por supuesto que la obsesiva rusofobia polaca y de los políticos bálticos participa activamente dentro de esta agenda.
Este execrable revisionismo radica en flagrante contradicción y negación del internacionalismo bibliotecario de la historia documentada, archivos, correspondencia oficial y personal, fotografías como también relatos de testigos presenciales.
En un excelente ensayo escrito por Martín Sieff esta semana, cuenta cómo los soldados soviéticos….
y enfermeros atendieron a los restantes siete mil languidecientes prisioneros de Auschwitz. Más de un millón de otros prisioneros habían sido exterminados anteriormente por los nazis antes de darse a la fuga ante la presencia de las fuerzas soviéticas que avanzaban.
El oficial soviético a cargo de la liberación de Auschwitz fue el Teniente Coronel Anatoly Shapiro. Él mismo era un judío ruso. Los soldado rusos relataron su horror y su congoja al descubrir las infernales condiciones en que se hallaban hombres, mujeres y niños, todos esqueléticos, temblando al borde de la muerte. Los cuerpos de los muertos yacían por todas partes en medio de charcos de sangre congelada.
Otro oficial soviético judío, el Coronel Elisavetsky, narró cómo los doctores y las enfermeras trabajaron sin descanso ni alimentación tratando de salvar a los exhaustos prisioneros.
Tal como lo señala Sieff, "Para el Coronel Shapiro la idea que él y sus camaradas del Ejército Rojo y el personal médico que luchó y murió por la liberación de Auschwitz y que trabajaron duramente para salvar a los penosamente pocos sobrevivientes, compararlos con los nazis asesinos en masa habría sido ridículo y despreciable. La verdadera historia de la liberación de Auschwitz necesita ser contada una y otra vez. Necesita ser metida en las gargantas de los fanáticos que odian a Rusia y a los traficantes de la guerra en todas partes."
No obstante, el registro histórico de la II Guerra Mundial—sus orígenes fascistas y consecuente derrota—no es solo una cuestión de orgullo nacional para los rusos. De manera ominosa, si la historia puede ser negada, falsificada y distorsionada, en consecuencia el peligro de repetirla se hace presente. Nunca debemos permitir que el heroico papel de la Unión Soviética sea olvidado y empequeñecido, especialmente por gente que ostenta una tendencia hacia el fascismo.
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