“Los pobres que tienen esperanzas
inquietan a los poderosos”
Jon Sobrino
Para ser presidente de los Estados Unidos, el principal requisito es ser una persona acaudalada, y de paso piel blanca. El único bache en este historial de los últimos años lo representa Barak Obama; un mulato muy bien utilizado por el imperialismo, el cual fue programado para manejarlo de la misma manera, como han hecho con el autoproclamado de Venezuela, sabiendo de la rebeldía despertada en la juventud en contra de las políticas opresoras de los gobiernos estadounidenses.
El último chicharrón con carne, el multimillonario Donald Trump, quien cada momento demuestra una pobreza mental, acompañada de una irracionalidad que no puede ocultar, ni siquiera callado; como dice el refrán popular ¡Es tan pobre, que lo único que tiene es dinero, y bastante! A pesar, de esas deficiencias tan lamentables en cualquier ser humano, se encuentra al frente de la nación más poderosa del mundo, dejando muy claro, que eso, no es lo más importante, porque la batuta la llevan los halcones del imperialismo en toda la planificación y decisión de los gobiernos de los Estados Unidos. Todas las giras de este mandatario, tienen una enorme similitud con el monigote interino de Venezuela. Lo acaba de demostrar en su reciente visita a la India –donde por cierto se prendió una protesta, poco reseñada por los medios– el tema central estuvo relacionado con Venezuela, buscando apoyo para seguir aplicando medidas coercitivas.
Después del ridículo puesto de manifiesto con la barajita, el cual sacó equivocadamente del bolsillo: Guaidó; no le queda otra, si no dar la cara antes la proximidad de unas elecciones, sabiendo que ese error al final se pone cada día más pesado, y se convierte en un recordatorio, como si estuviera cumpliendo años. La actitud del multimillonario, tiene varias facetas, pero ninguna parece andar en su sano juicio. Los cuestionamientos no escampan, en el mismo seno del partido republicano, y lo salvó la campana, precisamente, porque está en manos de lo más rancio, y poderoso de esa organización, el cual se la jugaron hasta el último momento, matando la ilusión de muchos estadounidenses y personas amantes de la paz, que ansiosamente esperaban su destitución.
De nada valieron los informes de expertos en salud mental, al presentar valiosos testimonios sobre el comportamiento anormal de este mandatario. Por supuesto, que no podemos esperar, ni pedirle peras al olmo, y menos en estos momentos, cuando la desesperación del imperialismo es detener su acelerado derrumbamiento. Por todas partes, buscan atizar la violencia, para ver si pueden pescar en rio revuelto, pero el descaro, es tan evidente que no paran un momento en atacar al Presidente Nicolás Maduro, como lo hicieron con el legítimo mandatario de Bolivia Evo Morales, hasta ejecutar un golpe de estado, destituyéndolo, y de paso hacer lo que les vino en gano con los derechos humanos con el apoyo incondicional de Luis Almagro, secretario de la OEA, quien solamente ha demostrado ser un verdadero arrastrado.
Toda esta actitud inmoral y genocida del gobierno de los Estados Unidos, sigue dándole la razón al Libertador Simón Bolívar, cuando el 5 de agosto de 1829, se dirigió al coronel Patricio Campbell, con un pensamiento acusador dejando al descubierto para la historia la política intervencionista de los gobiernos yanquis: “Los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia a plagar la América de miserias en nombre de la libertad”
El tiempo pasa y el pensamiento visionario del Libertador, sigue despertando conciencia contra la política injerencista de los Estados Unidos; mientras la pobreza de pensamiento de Trump, se convierte en una alerta para los pueblos del mundo, incluso en su propia casa. Nos podemos imaginar la conversación entre dos energúmenos: Guadió y Trump. Tan cara duras, que es muy difícil saber, quién de ellos está más convencido en buscarle solución a la crisis venezolana a través de una invasión. Lo único positivo, si podemos llamarlo de esta manera, es que estos personajes, han motivado a los venezolanos a releer los episodios de nuestra guerra de independencia, para no olvidar las intenciones del imperialismo, desde el mismo momento de liberarnos del yugo español. Con razón, el comandante Chávez, mandó para la mierda a los gringos y sus lacayos.