Bastó que los "ciudadanos" blancos, racistas y xenófobos norteamericanos se molestaran de tanto estar en sus casas, para que salieran con aires supremacistas a lucir sus enormes armas de cacería humana desafiando las decisiones de gobiernos locales, brindar apoyo a Trump y mostrar disposición real de realizar "purgas". La televisión mostró en directo auténticas imágenes de muy gringos colectivos violentos. Si se hubiera tratado de ciudadanos negros o latinos, lo más probable es que fueran enfrentados y abatidos de inmediato por las fuerzas del orden, porque en EEUU la connotación racial define los términos de cualquier expresión humana. Tratándose de blancos, sólo basta decir que fue "manifestación de ciudadanos"; para cualquier otro color de piel, es necesario informar si se trató de hispanos, negros o asiáticos; y en cualquiera de estos últimos casos, las consecuencias de una aparición armada y colectiva habría tenido otras consecuencias, seguramente muy diferentes a ver la pasividad de agentes policiales colocados a un lado durante las protestas.
El 01 de mayo de 2020, en Michigan, un grupo de hombres armados con rifles, rostros ocultos y feroz intención, se apostó junto a la puerta de la oficina de la gobernadora de ese estado, dentro del palacio de gobierno en Lansing, la capital. La nota de prensa de elpais.com refiere las palabras de la senadora local Dayna Polehanki en su cuenta de twitter: "Directamente sobre mí, hombres con rifles nos gritan". Trump se ha servido de estos "defensores de la libertad" para exigir que "liberen" ciudades y estados; siempre, por supuesto, endilgando la responsabilidad de cualquier consecuencia a cada gobernador o alcalde (Trump siempre huirá de cualquier responsabilidad escudándose en simples frases como, "le dije que hiciera lo que considerara mejor para su pueblo"). Un portavoz de la policía de Michigan informó que es legal que las personas porten armas, siempre que estén visibles. La consecuencia de la acción de este colectivo armado y violento, es que no se prorrogó la cuarentena en ese Estado, tal como se estaba discutiendo en esos momentos.
La existencia de estos colectivos violentos en EEUU se explica por sí sola en una sociedad armada, basada en un derecho a la libertad individual que resta al Estado el poder de la vindicta pública; ¿de qué otra forma se puede explicar que las personas puedan andar por la calle luciendo grandes armas de cacería y de guerra? Esa extensión de la libertad individual que conciben los ciudadanos blancos de EEUU ha logrado que los supremacistas se impongan en la decisión de detener la cuarentena, y con ello se trunque el bien común. Las consecuencias inmediatas de esa acción llevada a efecto como "mar de fondo" siguen manifestándose en la población de mayor riesgo: negros y latinos. Pareciera que los supremacistas han encontrado una manera muy sencilla de encontrar atajos en el camino de acabar con las minorías indeseadas, llevando a efecto no sólo "noches de expiación", sino también largos "días de purga" (Hollywood dixit).
Estados Unidos ha procurado durante décadas construir falsas historias con la magia de la verdad imposible; de esta manera ha endilgado al chavismo, a través de la prensa servil, la recreación de la violencia. Para sí mismos, los supremacistas han reservado sus fanatismos religiosos, que sirven como marco explicativo de las expresiones racistas; y actualmente sus deseadas "noches de expiación", que asoman desde siempre en sus portales televisivos y cinematográficos, parecieran más cerca de poder realizarlas. No cuesta identificarlos como sociedad violenta, y tampoco cuesta observar la manifestación colectivizada de esa violencia como la nata sobre el café, tan evidente y puramente expuesta. El único freno capaz de contenerlos es el ejercido por los ricos grupos empresariales que los gobiernan. Y aún quieren mostrarse como superiores en su barbarie.
Nosotros, acá, ¡V E N C E R E M O S !
