Mi palabra

Dos bufones por la presidencia de EEUU

"Nadie está libre de decir estupideces,

lo grave es decirlas con énfasis"

Michel de Montaigne

Para los medios estadounidenses, y especialmente la televisión, todo es un show, y si los participantes son precisamente aspirantes a la presidencia, y uno de ellos, lanzado a la reelección, nos podemos imaginar el espectáculo en cada debate, porque a la edad no es raro, que se caigan a insultos descalificaciones, y terminen con el cabello alborotado, como si se hubieran agarrado por las greñas, como una pelea de féminas en una contienda callejera.

Los dos aspirantes tienen varios puntos de coincidencia, destacando entre ellos las críticas por tocamientos inapropiados, y además han sido denunciados por supuestos acosos sexuales –gozones los señores– sin embargo, la justicia estadounidense a la hora de juzgar la conducta de estos exaltados bocones simplemente ha callado, porque los dólares sirven para apagar el fuego, cuando se convierte en un peligro a los intereses del capitalismo representado hoy en día, por el imperialismo en su máxima expresión, y ellos representan piezas vitales.

Nadie le puede pedir peras al olmo, como lo reafirma una expresión muy popular. Donald Trump, ha demostrado hasta la saciedad una brutalidad, capaz de superar a George W. Bush, que es bastante decir, a quien los medios le resaltaban las metidas de "pata", como cualquier comediante, porque hacía reír al más discreto observador, a tal punto que en una entrevista le dio la siguiente respuesta a un periodista: "Sé que en Washington hay muchas ambiciones. Es natural. Pero espero que los ambiciosos se den cuenta de que es más fácil triunfar con un éxito que con un fracaso".

El otro aspirante Joe Biden, se presentó a la primera refriega verbal con el mismo vocabulario de su contrincante; nada de escarceos, directamente al grano, consciente que no hay nada por ofrecer en una sociedad inmersa en grandes problemas, pero cualquier protesta la aplaca la represión sin importarles llegar hasta la muerte, algo que no ve la comisionada de los DDHH de la ONU, la señora Bachelet, a la hora de preparar sus informes malintencionados.

Al final el debate, terminó, como tenía que ser: una competencia de mediocridades entre dos personas en medio de la vejez; Biden (77) Trump (74). Me supongo, que el interés por ver a estos bufones en un próximo altercado, es muy bajo y van a tener que presentarse totalmente vestidos de payasos, para no dejar ninguna duda de la clase de candidatos en disputa por la presidencia del país más poderoso de la tierra. Si, lo que uno dijo del otro, y este respondió con las mismas palabras, entonces los dos son iguales de mentirosos, estúpidos y cretinos.



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Narciso Torrealba


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