Estados Unidos en la hora de la verdad

El asalto del 6 de enero 2021 al Congreso de los Estados Unidos, por partidarios de Trump incitados por el presidente saliente, no es el fin sino el principio de la mayor crisis constitucional de ese país desde la Guerra de Secesión de 1861-1865, y los cinco muertos del escandaloso episodio no son los primeros ni serán los últimos de la polarización política de la "Gran República del Norte".

El mundo se preocupa o se divierte viendo a Washington sometido a un "golpe frio" como los que sus agencias de inteligencia promueven en otras partes del mundo. Pero lo peor está por venir porque la reacción de las masas derechistas (Trump obtuvo más de 70 millones de votos) transformó lo que parecía el inicio de una guerra social, con los movimientos "Occupy Wall Street" y "Black Lives Matter", en el inicio de una guerra civil que, por más corta que sea, dejará un saldo de muerte y destrucción que casi nadie podía prever cuando Donald Trump subió al poder en 2017.

Decía Marx que no se perdonaba a una nación ni a una mujer dejarse engañar por el primer aventurero que pasa. O a un hombre, o a un pueblo. Y ese aventurero fue Trump, apoyado por los medios y redes que hoy lo rechazan, quien se aprovechó del desgaste de los partidos tradicionales para conquistar la presidencia y lanzarse desde el primer día a un populismo que proponía volver a los mejores tiempos económicos de Estados Unidos y negaba su participación competitiva en el capitalismo globalizado, principalmente con China y Rusia pero también con la Unión Europea

El nacionalismo de Trump no estaba orientado a la defensa o protección del pueblo (y su manejo de la pandemia lo demuestra) ni de estos o aquellos capitales, sino únicamente de su capital político, mostrando para con las instituciones (empezando por la Presidencia) el mismo desprecio que mostró hacia los políticos tradicionales.

En Estados Unidos el espectáculo, ese "capital a tal punto de acumulación que se vuelve imagen" (Guy Debord 1967) creó un Frankestein del que ahora trata de librarse, un engendro político que representa y moviliza a lo más irracional de la sociedad: intolerancia, racismo, chauvinismo, antisemitismo, conspiranoia…en un país donde hay 380 millones de armas de fuego en manos de particulares. Un barril de pólvora que solo necesita una chispa para que se acabe el alboroto y comience el tiroteo.

El futuro político de Trump importa poco ante la magnitud de la confrontación entre lo que ellos llaman "las dos americas": líder o mártir, preso o asesinado, este hombre sin principios al que sólo mueven (sus) intereses, apenas ha sido el catalizador en la peligrosa fórmula que falsamente divide a los norteamericanos pobres en izquierda y derecha en vez de unirlos en la lucha de los de abajo contra los de arriba, contra ese famoso uno por ciento que acumula más del 90% de la riqueza.

Lo que verdaderamente importa, como en todas las grandes confrontaciones políticas o sociales, es el papel de los militares que, en los Estados Unidos, posee características únicas por cuanto (a diferencia de todos los demás del mundo) no juran defender al presidente, al gobierno o a las instituciones sino a la Constitución, cuya interpretación está en el tapete. Los altos mandos comprometidos con las empresas del complejo industrial y tecnológico, o las tropas erosionadas por el descontento, la desmoralización y los suicidios, no ofrecen hoy un bloque homogéneo para cuando la chispa o las chispas lleguen a la pólvora, en las condiciones particulares de los eventuales enfrentamientos.

En pocas palabras, a los Estados Unidos le ha llegado su hora de la verdad, lo esencial se ha vuelto visible, y si bien sigue siendo un país profundamente religioso y conservador, la encuestadora Gallup afirma que el 39% de sus encuestados son favorables al socialismo y muchos más son críticos del capitalismo en que viven.

Hay caídas tan grandes que al final uno se encuentra más alto. ¿Serán los conflictos que hoy se agravan los dolores del parto de un país más justo con sus ciudadanos, con el resto del mundo y con la naturaleza? Todo parece indicar que es un misterio de la historia cuya respuesta vamos a conocer a un más corto que mediano plazo.



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Eduardo Rothe


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