“La vida es como andar
en bicicleta.
Para mantener el balance
debes seguir moviéndote.”
Albert Einstein
A mi edad –72 años– sigo con la pasión y la afición encendida por el deporte, y de manera muy especial por el ciclismo; como en mi etapa de niño, cuando me escapaba de mi hogar en mi tierra natal, el Tigre, estado Anzoátegui, para ir a ver las llegadas de las pruebas ciclísticas domingueras, el cual, por lo general las programaban muy cerca del terminal de pasajeros el “luchador”. En estos tiempos de pandemia, los adelantos tecnológicos nos las proyecta a la comodidad del hogar, sin dejar escapar la mínima curiosidad o percance en pleno movimiento, en uno de los deportes más arriesgados y sacrificados, al no escapar a las pautas impuestas por el dinero.
En este mes de mayo se está corriendo el giro de Italia, a pesar de la pandemia; una de las tres grandes, como se conoce en el mundo ciclístico, y nuestro hermano país Colombia, está representada por un selecto grupo de atletas, con grandes posibilidades de llevarse los máximos honores, sobresaliendo la figura del ganador del Tour de Francia 2019, Egan Bernal, y en medio del conflicto que se encuentra viviendo ese país, los medios se han volcado para reseñar las incidencias de esta competencia, dejando ver una verdad, tan grande, como la inmensidad del cielo, y por mucho, que la quieran ocultar, el mundo la conoce: el pueblo en la calle, verraco con la v y con la otra b (arrecho) reclamando sus derechos, y no precisamente a través de los medios colombianos, porque solamente proyectan y reseñan los intereses del gobierno de turno, fiel representante de la burguesía, amos absolutos de los medios y solamente escuchan ciegamente la orientación emitida, desde Washington.
El conflicto colombiano ha acaparado la atención mundial, por la forma tan alevosa y criminal, como se ha ensañado el títere Iván Duque, quien solamente ve las señas de Álvaro Uribe Vélez, el corretaje entre él, y el gobierno de los Estados Unidos. El resultado de esta acción genocida se contabiliza en muertos, heridos y desaparecidos en cifras alarmantes, al cual no responde el gobierno, y menos el mandatario estadounidense Joe Biden, quien calla, y parece no existir antes este apuro; así, como han callado los medios de Colombia, que, parecen estar viviendo en un mundo lleno de imaginaciones, y donde solamente cuentan las voces desbordadas de alegría y optimismo de locutores, prácticamente alejados de la grave problemática social del país hermano.
La prioritaria misión de los medios, y el periodismo: educar, entretener e informar, queda sepultada por acciones previamente establecidas por los dueños de canales informativos colombianos. No es simple casualidad, que uno de los canales de ESPN, su programación es casi, totalmente dedicada al deporte colombiano, dando la ligera impresión de formar parte del arsenal del cual dispone la burguesía para tratar de embelesar al país, y el locutor “estrella” de ciclismo sus gritos histéricos van marcados en medio de la arrogancia, y muchas veces con el total desconocimiento del idioma, y en cualquier movimiento de algún ciclista de ese país, las palabras se le atraviesan en la garganta con el grito ¡Atención Colombia ataca fulano de tal! Pero en ningún momento hace algún señalamiento de la grave crisis social de los colombianos reclamando sus derechos, y por eso los vienen masacrando, desde hace muchísimo tiempo.
Estamos totalmente de acuerdo, que ahí, no se va hablar de política, pero no es posible, que, en los momentos de mayor audiencia, porque para nadie es un secreto, los colombianos viven el ciclismo, como una religión; nunca se oye una voz de alerta para denunciar el peligro en determinado sitio. Desde el mismo momento de comenzar el giro, me he paseado por las distintas señales de radio a través de YouTube, o el canal ESPN, y lo poco, que he oído, es: “No desconocemos la realidad social, que vive el país, o veo muy difícil, que se realicen los eventos programados” mientras tanto las payasadas del pasado de Duque, y Uribe Vélez y un grupo de cantantes unidos, como en una sinfónica, haciéndole el juego al imperialismo en su malévola intención de dar un golpe de estado en Venezuela, los recordamos nuevamente, como unos vulgares ridículos.
A pesar de esa estrategia de los dueños de los medios por ocultar la verdad, han perdido la guerra de la información en medio de un conflicto, el cual parece entrar en una nueva etapa, porque para nadie es un secreto, que no es nada nuevo, tiene varios años palpitando en el corazón de los colombianos, desde la muerte de Jorge Eliecer Gaitán. El conflicto recorre el mundo a través de los noticieros, en pro o en contra, y nadie puede desconocer la cantidad de muertos, heridos, y desaparecidos; mientras el giro sigue rodando por las carreteras italianas en una muestra, que el deporte se mantiene, a pesar de las pandemias y los conflictos militares, y ahora más que nunca, el empuje del dinero lo puede todo, pero menos embelesar a los pueblos, y por eso los colombianos se mantiene en pie de lucha.
En cuanto a lo deportivo, no hay mucho para escoger entre los corredores para pronosticar un ganador; no pasan de 10, y por lo que hemos visto a Egan Bernal, no le queda otra, sino soltar a Remco Evenepoel –tiene bastante terreno para hacerlo– porque si llega a disputar la contra reloj del último día de 30 km –Senago-Milán– con ese fenómeno belga, con tan escasa diferencia, el resultado lo podemos adelantar: Remco Evenepoel el ganador, ya lo demostró al sacarle 29 segundo en apenas 9 km del prólogo.
Narciso Torrealba narciso_t_29@hotmail.com
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