Entender como se mueve el mundo, no es fácil, y en medio de la pandemia (Covid-19), que no da tregua, es complejo. Existen analistas que tratan de exponer sus contextos, dejando la realidad de un lado para diluir el impacto mediático de la verdadera situación que afecta la economía mundial y el futuro por venir de las próximas generaciones que puedan verse golpeadas por las disputas y ambiciones de los líderes mundiales.
Los principales actores internacionales (Estados Unidos de Norteamérica, UE, China, India, Japón, Rusia, Irán, Reino Unido, Israel, Arabia Saudita, Brasil, Australia, Turquía, Canadá, entre otros), le sacan provecho hasta la más mínima disputa para mostrar músculos y decir quién manda, dejando una incertidumbre y deterioro profundo en todas las sociedades en el mundo.
En esta tercera semana del mes de septiembre de 2021, la política internacional no ha desacelerado, todo lo contrario, ha aumentado sus niveles, debido a los últimos movimientos de las potencias mundiales para contrarrestar el avance de China en el mundo. El gobierno estadounidense, decretó que los chinos “son la principal amenaza de seguridad nacional”, más que los rusos, esto, demostrando que los EE.UU., no desean crear un canal diplomático para recomponer las relaciones diplomáticas, sino profundizar la crisis política que está deteriorada desde hacen aproximadamente cinco años.
El gobierno chino, acusó a los EE.UU., de una política “extremadamente peligrosa” y a su vez los mandó a callar… es decir, que los chinos están fuertes, enérgicos y colosos para responderles a los estadounidenses y a sus aliados, no tienen miedo y ante cualquier agresión de sus adversarios no les tiembla el pulso para sancionar económicamente imponiendo duros aranceles.
Las potencias tradicionales (EE.UU., Australia y Reino Unido) y sus asesores piensan que todo es igual y pueden aplastar a cualquiera, violando el derecho internacional, se equivocan, no se fijan que todo ha cambiado. Las potencias antes mencionadas, han perdido mucho terreno en el ámbito internacional con el gigante asiático, ahora buscan contenerlo imponiendo “un sistema basado en reglas”, usan cuadriláteros de seguridad como los Quad y AUKUS, para maniobrar y contrarrestar la influencia de Beijing en el Pacífico Sur y en otras regiones de interés geoestratégico.
China se mantendrá en lucha hasta conseguir y completar sus objetivos para convertirse en la nueva hegemonía económica mundial, siempre y cuando los socios de las potencias tradicionales cambien de postura y aprovechen los jugosos negocios que le promueven los chinos. Por otro lado, a las potencias tradicionales no se les ve un buen avance económico que digamos por las secuelas de las nuevas variantes del coronavirus, es decir que, continuarán en crisis y la desigualdad social crecerá por un largo período.
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