Alfabetización una batalla por la cultura y libertad de todos en Cuba

Sin un poco de sueño y de utopía no habría revolucionarios

Cuando hoy celebramos el 60 aniversario de la Declaración de Cuba como primer territorio libre de analfabetismo en América, vale la pena recordar algunas ideas de Fidel, quien fue soñador y estratega de esa realización cultural, que implicó abrir los senderos de la libertad a cerca de un millón de habitantes.

Fue clarividente cuando dijo: "Sin un poco de sueño y de utopía no habría revolucionarios. A veces los hombres se detienen, porque consideran como insuperables a obstáculos que son superables. Nuestra propia historia demuestra que dificultades al parecer invencibles tenían solución. Pero el revolucionario tiene también el deber de ser realista, adecuar su acción a leyes históricas y sociales, y a beber en el manantial inagotable de la ciencia política y la experiencia universal los conocimientos que son indispensables en la conducción de los procesos revolucionarios. Hay que saber aprender también de los hechos y de las realidades." "Pero ninguna idea triunfa así, fácilmente. Para que una idea triunfe hay que empezar a pensarla bien, hay que predicarla, hay que defenderla, hay que persuadir a mucha gente, y entonces al final la idea triunfa…"

Al contrario de los que piensan algunos que parece han visto el triunfo como caído del cielo y que, tal vez, la Revolución les parece obra de la casualidad, esta ha sido fruto del trabajo previsor y del trabajo constante de los hombres que durante muchos años han venido enfrentándose a grandes y gigantescos obstáculos. Y no se podrá negar que en Cuba hubo una revolución que hizo justicia, que estableció la igualdad y la dignidad para todos los ciudadanos sin excepción.

Cabe, pues, la felicidad de haber abierto un camino hacia la felicidad, cabe la felicidad de estar demostrando lo que el hombre es capaz de hacer; que la justicia es posible. Cabe la satisfacción de la conversión de una utopía en realidad. La realidad cubana de hoy, y en especial su obra colosal en el campo de la educación, tiene su fundamento en esas ideas cardinales.

Al triunfo de la Revolución, Cuba, con una población de 6,5 millones de habitantes, heredó del sistema capitalista una situación educacional caracterizada por más de medio millón de niños sin escuelas, más de un millón de analfabetos y la existencia de 10 mil maestros sin trabajo.

Ante esta realidad dantesca, ¿qué debía y podía hacer la revolución con los limitados recursos económicos, pero a la vez guiada por esa luminaria de ideas y proyecciones dirigidas hacia el porvenir?

He aquí los hitos fundamentales y los resultados de una batalla y una obra colosal en el campo educacional, que tuvo como protagonista principal al pueblo en su doble condición de hacedor y beneficiario de la nueva realidad y a Fidel como visionario y tenaz conductor.

En un solo día, en diciembre de 1959, se abrieron más de 10 000 aulas, con lo cual se dio trabajo a un número similar de maestros sin empleo, y la escolarización se elevó ese año a casi al 90 por ciento en las edades de 6 a 12 años.

Se realizó la conversión de 69 cuarteles incluyendo grandes fortalezas de la tiranía en escuelas, con una capacidad total de 40 000 alumnos.

- La ley de la Reforma Integral de la Enseñanza promulgada en diciembre de 1959, significó el primer instrumento jurídico para la educación por nuevos caminos para el pleno desarrollo del ser humano.

En 1960 se constituyó el Contingente de Maestros Voluntarios, con lo cual 3 000 jóvenes marcharon a los puntos más intrincados del país a llevar el pan de la enseñanza. Con posterioridad se constituyó la Brigada de Maestros de Vanguardia "Frank País", para desarrollar su labor en las montañas de algunas provincias del país.

A principios de 1961, 150 mil muchachas campesinas iniciaron en la ciudad de la Habana el gigantesco Plan de Educación para Campesinas "Ana Betancourt", destinado a prepararlas culturalmente y en corte y costura, así como capacitarlas para actuar como agentes impulsores de los cambios sociales en sus comunidades. Regresaban a sus lugares de origen capacitadas y con una máquina de coser para enseñar a más mujeres campesinas.

En 1961, "Año de la Educación", se desarrolló la Campaña Nacional de Alfabetización, proeza del pueblo cubano por la brillantez de su estrategia, la corta duración de su ejecución (menos de un año) y las condiciones internas y externas presentes durante su realización, el gigantesco movimiento de participantes de la población, voluntarios de todas las edades y sectores, los extraordinarios resultados alcanzados en la alfabetización y en la integración políticosocial urbana y rural.

Eran condiciones adversas las campañas de difamaciones y mentiras de los enemigos del pueblo; los sabotajes y asesinatos de campesinos, alfabetizadores y maestros participantes en la campaña de alfabetización por bandas contrarrevolucionarias; la invasión mercenaria organizada y apoyada por los Estados Unidos por Playa Girón el 17 de Abril de 1961.

Sin embargo eran condiciones propicias, hechos como: El 6 de Junio de 1961 de dictó la Ley de Nacionalización de la Enseñanza, por la cual la enseñanza se declaró pública y gratuita, como función y deber del Estado y como derecho de todos los cubanos sin privilegios. Además la fuerte motivación de todo el pueblo por erradicar uno de los problemas más grandes y sensibles que arrastraba desde la colonia.

El decisivo apoyo de todo el pueblo que aportó las fuerzas participantes: se movilizaron con carácter voluntario, bajo el lema "El que sabe enseña al que no sabe". Estas fueron: 20,000 alfabetizadores populares, 100,000 brigadistas estudiantes, 13,000 brigadistas obreros y 34,000 maestros y profesores. En fin, una fuerza total de 167 mil voluntarios provenientes de todos los sectores de la sociedad.

Esta campaña de alfabetización victoriosa tuvo los siguientes resultados: de 979,207 analfabetos censados, se logró la alfabetización de 707,202, quedando un saldo de 3,9 por ciento de analfabetismo residual sobre la población total estimada en Cuba en aquella época.

Su duración fue de menos de un año y fue posible este éxito al declararse a Cuba como Territorio Libre de Analfabetismo el 22 de Diciembre de 1961. En los años posteriores se continuó la atención al analfabetismo residual.

En años posteriores y hasta hoy Cuba ha apoyado el proceso de alfabetización en muchos países del mundo con su método Yo Sí Puedo con un resultado de millones de personas que se han librado del analfabetismo. Eso lo pueden afirmar los agradecidos. Eso no lo puede negar el imperio ni sus lacayos.



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Wilkie Delgado Correa


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