Globalización capitalista y choque frontal de dos internacionalismos

La globalización neoliberal es una nueva fase de la mundialización en la que el agresivo internacionalismo del gran capital, con un fuerte componente neofascista, obliga a retomar y renovar el internacionalismo revolucionario de las clases y sectores explotados, oprimidos y excluidos a nivel planetario.

La crisis de decadencia de la civilización burguesa occidental y los desesperados esfuerzos de la clase capitalista internacional y los Estados bajo su control -dirigidos a detener violentamente la declinación de sus ponencias hegemónica, especialmente de los EEUU- le imprimen un carácter dramático a la presente confrontación entre un sistema que atenta contra la vida del planeta y la humanidad, y las fuerzas que pugnan por su desplazamiento; entre ellas potencias capitalistas emergentes, Estados soberanos de todos los continentes y colores, y fuerzas políticas y sociales transformadoras en franca rebeldía.

NEOFASCISMO EN EXPANSIÓN

En ese contexto el fascismo ha dejado de ser marginal como lo fue por muchas décadas luego del desenlace de la II Guerra Mundial.

El neofascismo ha resurgido y se expande con nuevas modalidades, sin despojarse de todas la viejas; gravitando sobre todo en la política exterior de las grandes potencias capitalistas que se resisten a ser desplazadas y ver debilitado su sistema neocolonial y su poder territorial.

El neofascismo en expansión es un producto de la crisis de decadencia del capitalismo neoliberal en una etapa de privación en gran escala de lo público y lo social, de achicamiento del Estado propietario, desregulación de mercados bajo control de monopolios y oligopolios privados; privatización de la política, los servicios y funciones estatales, y también de militarización extrema, desplegada para contrarrestar las indignaciones y rebeldías crecientes y potenciar las guerras como gran negocio privado.

Es una ideología y una práctica política surgida de la prolongada decadencia de la civilización burguesa y la declinación de EE.UU como potencia hegemónica, las cuales impregnan la destructiva dinámica internacionalista de la burguesía transnacional y las potencias imperialistas occidentales; que encabezadas por el maltrecho Coloso del Norte, han alimentado intensamente la denominada guerra global infinita, decretada por el PENTÁGONO con apoyo de la OTAN.

Este fenómeno y sus desgarradores impactos se manifiestan en todos los continentes, tanto en el centro como en la periferia del sistema. Se expresa y desarrolla con diversas modalidades y ritmos dentro de determinadas características comunes.


INTERNACIONALISMO PERVERSO DE LAS ELITES CAPITALISTAS

El neofascismo y el chauvinismo de gran potencia, que penetran los Estados y las élites económicas dominantes, le imprimen un alto grado de crueldad al internacionalismo criminal de gran capital y de los Estados bajo su control.

Esto determina el empobrecimiento brutal de enormes contingentes humanos, junto a la degradación de su entorno natural; imponiendo modelos consumistas dispendiosos y depredadores, y ganancias escandalosas a beneficio de las elites capitalistas locales y mundiales.

Así la decadencia imperial pone en riesgo la vida en el planeta y genera una fuerte tendencia a una gobernabilidad precaria, que a su vez potencia reacciones defensivas, extremadamente violentas y destructivas, propias de un internacionalismo perverso a cargo del G8, FMI, BM, ONU, OEA, TIAR y OTAN, entre otras instancias supranacionales

De esa situación se deriva una creciente gansterización y pentagonización de la dinámica capitalista-imperialista, que cuando no logra imponer estabilidad y orden a su favor, opta por la destrucción y el caos bajo su control

El peso del neofascismo y de la rapacidad del conjunto de potencias declinantes se refleja en el accionar imperialista europeo y norteamericano hacia el exterior… hasta el punto que todos los partidos y gobiernos amarrados por las corporaciones transnacionales, los bancos de negocio y los complejos militares e industriales, proceden con la misma agresividad guerrerista concentrada en la OTAN.

Tras su despliegue han tenido lugar guerras e intervenciones de diferentes intensidades y generaciones, bloqueos, cercos, invasiones, embargos y golpes de Estado contra todo esfuerzo de autodeterminación: Kosovo-ex Yugoeslavia, Afganistán, Irak, Libias, Siria, Yemen, Somalia, Congo, Venezuela, Cuba, Haití, Ucrania…

En el ejercicio de ese internacionalismo perverso da lo mismo que en la Casa Blanca esté Trump o Biden, Bush padre o Clinton, Obama o Bush hijo.

Estamos de cara a un fascismo con vocación global generado por capitalismo neoliberal en crisis y en decadencia, en el que las derechas mundiales y las elites capitalistas, cada vez mas deslegitimadas y temerosas de perder hegemonía, se derechizan a alta velocidad apelando a los dogmas religiosos, al racismo, la xenofobia, la colonialidad y el machismo; fuentes ideológicas propias de los sistemas de dominación que precedieron a la revolución burguesa.

Estamos imperialmente agredidos por una mezcla aberrante de las últimas olas tecnológicas y conceptualizaciones modernas y postmodernas, con las escorias ideológicas pre-burguesas cooptadas por el gran capital para intensificar la alienación colectiva.

NUEVO INTERNACIONALISMO REVOLUCIONARIO Y NUEVA INTERNACIONAL ANTI-IMPERIALISTA

Esto obliga a superar la tendencia a la concentración excesiva de las luchas en los escenarios nacionales.

A superar la dispersión y los aislamientos.

A coordinar los movimientos político-sociales en luchas y las fuerzas de vanguardia a escala continental y mundial.

A potenciar el antiimperialismo, el anticapitalismo y la construcción de poder popular.
Obliga a un nuevo internacionalismo anti-sistémico que politice todas las rebeldías y eleve su potencial contra el sistema de dominación y la suma de poderes opresivos.

Esta delicada situación nos convoca a darle respuesta innovadora a la necesidad imperiosa de crear una NUEVA INTERNACIONAL de las fuerzas del trabajo y la cultura; producto de la confluencia de las diversas insumisiones contra el putrefacto capitalismo imperialista neoliberal, y contra las opresiones y discriminaciones funcionales al mismo.

Y nos emplaza a impulsar una estrategia de ruptura y creación a escala internacional, que incluya una NUEVA INTERNACIONAL, antiimperialista, clasista, antifascista, anti-patriarcal, ambientalista… distante de la copia, el calco y los centros hegemónicos del pasado; capaz de encarnar todas las rebeldías, todas las reivindicaciones y todas las liberaciones… hacia la insurgencia global de los pueblos oprimidos, seriamente amenazados de muerte.

Una INTERNACIONAL, que a la vez de impulsar las luchas por los anhelos y demandas más sentidas y movilizadoras, asuma una estrategia impregnada de propuestas que impliquen socialización de la economía, las riquezas y el poder.


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Narciso Isa Conde


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