Si la guerra es contra Ucrania, porqué chillan tanto, gringos y europeos

Sin pretender, seguir exaltando dramáticamente los noticieros militares y las respuestas militares asfixiantes. Tampoco, de asumir el papel de oráculo de la guerra, con premoniciones y acertijos sobre la llegada de la Tercera Guerra Mundial, otros ya vaticinan la 4ª. Guerra Mundial. O se dedican a pronosticar, quien ganará la guerra en Ucrania. De seguro para los amantes de las apuestas, ya el casero está recogió el dinero, distribuyendo los montos por contendor y grita: ¡a quien le va ¡

Lo que se intenta es, mostrar la dinámica de dos eventos de reacción al conflicto de Rusia con Ucrania, el primera es, señalar que los materiales que más se encuentra en la manera de noticiar la guerra, son, una variedad de incertidumbres informativas, que van ajustadas a un accionar político-militar anti ruso, de Washington y la Otan, dirigido a prolongar la guerra. La segunda cuestión, tiene que ver con hacer el intento de identificar las causas de los escándalos variados de gringos y europeos ante los avances militares y políticos (las negociaciones de paz) de los rusos.

La prolongación de la guerra en Ucrania, es un hecho que se puede confirmar en los eventos actuales, que prácticamente han sido empujados por Washington, acompañados por sus aliados importantes y la Otan. Aunque estos sucesos nos los han hecho parecer, como la respuesta de occidente a la invasión de Rusia a Ucrania. Mas bien, el planteamiento de respuesta a la invasión rusa, es la justificación ideológica que a occidente le permite renovar escandalosamente su política internacional de bloqueos y sanciones.

Cuando esto sucede, toda la economía mundial se estremece y los temores internacionales amplifican el poder destructivo occidental.

Los afectados son los países latinoamericanos, africanos y asiáticos que todavía aceptan las reglas del juego político euro-norteamericano de las sanciones. Esta aceptación y sometimiento global a las políticas impuestas por Washington y Europa, convierten la producción y el intercambio de bienes materiales mundiales, en la activad humana básica de sobrevivencia y convivio social más golpeada y dañada por esas políticas coercitivas.

A tal grado se amplifica el poder que, ni China, ni la misma Rusia, ni India han podido arrinconar y dejar de cumplir las medidas, sin ser objeto de más sanciones.

Sin embargo, una cuestión nodal de la guerra rusa contra Ucrania es, el aparecimiento de trazas iniciales de modificación de tales reglas. Fenómeno que puede apreciarse en la dinámica de los productos energéticos rusos, que exigen la compra de sus mercancías en rublos, ya no en dólares ni en euros. Y que mejicanos y chinos están viendo ahora a Rusia como un paraíso de inversiones a raíz de la huida de muchas empresas euro-norteamericanas de Rusia. Podrán hacerlo si desatienden las sanciones y cobran más independencia. ¿Es esto posible?

En el terreno militar, el respaldo nuclear, la velocidad hipersónica, la táctica de movimientos rápidos en la destrucción de la infraestructura militar y el debilitamiento del ejército y la aniquilación de mercenarios, más la política de protección civil de corredores y ayudas humanitarias y de diálogo. Ha permitido a los rusos, aún con sacrificios dolorosos, neutralizar la intervención directa de ejércitos euro-norteamericanos. Dejándolos fuera de la dinámica político-militar interna del conflicto.

En otras palabras, hay un inconveniente político-militar estratégico de fondo que cometieron "americanos" y europeos en su valoración de las capacidades rusas; error, que no pudo pasar desapercibido para el expresidente Trump, el ex primer ministro inglés David Cameron, el ex embajador francés Maurice Gourdault-Mountaigne y el intelectual Noam Chomski. Y ese traspié de apreciación, que ya es un secreto a voces, consiste en, la subvaloración de la respuesta militar rusa y el no querer reconocer la independencia de Rusia, para resolver los problemas políticos con sus vecinos.

Que Washington y la Otan vieron a Rusia como país dependiente de occidente, como sociedad tercer mundista subdesarrollada y con el agravante de cobardes por huir anteriormente de Afganistán, luego de Libia, de Yugoslavia y todavía no han podido derrotar a los norteamericanos en Siria. Es el error que los políticos e intelectuales mencionados no le perdonarán jamás a Biden.

Esas cosas marcan las heridas profundas que Rusia ha provocado, en el "amor propio" occidental y llenan las reacciones histéricas del presidente Biden, de los personeros de la Casa Blanca, de los líderes europeos y del G-7. Los euro-norteamericanos chillan porque no pudieron evitar que los rusos dejaron a Washimgton y la Otan, sin guerra, sin Ucrania, limitaron el uso del dólar, pusieron al descubierto la politización occidental de organismos internacionales y reforzaron el comercio ruso hacia la región oriental del planeta.

El chillido de norteamericanos y europeos, es el grito de impotencia ante la iniciativa estructural de los rusos; pero, el monstruo es grande y piza fuerte, a tal grado que ha sido capaz, no solamente de perturbar la producción y el intercambio de bienes materiales del planeta, sino que también, pudo conmover la idea de seguridad militar mundial.

Ahora todo el mundo occidental está incrementando los presupuestos militares de sus naciones, realizando maniobras militares conjuntas, con Estados Unidos a la cabeza. Todo parece que el chillido de los líderes occidentales todavía provoca terror y temor a buscar la independencia; como decía Erick Fromm: "Temor a la libertad".



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Memo Fernández


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