A propósito de las reuniones del G-7 en Alemania y de la Otan en Madrid, pareciera que son tertulias de viejas y viejos, que se congregan a jugar canastas o póker, sin embargo, en tales clubes se juegan irresponsablemente el destino de europeos, rusos y del mundo; pues con su nueva arquitectura militar, se comprometen ellos mismos a convertir a Rusia en su más temible enemigo y en consecuencia, engrandecer su presencia militar en las fronteras rusas del Este europeo.
Es como llevar a cabo una cruzada neo-napoleónica contra Rusia.
Turquía en su dualidad en política internacional, en este momento de modificación teórica de la estrategia de la Otan; pretende jugar a dos caras con Moscú. Por un lado, sostiene que no se sumará a la política de sanciones anti-rusas y por otro, apoya la adhesión de Suecia y Finlandia a la Otan y declara que pronto realizará una operación militar en el norte de Siria.
Polonia, por su parte continúa construyendo el muro de 189 km. de largo, 5 metros de alto en el último bosque Bialowiesa, protegido por la UNESCO. El bosque lo comparten Polonia y Bielorrusia.
A Turquía como a la Otan, se les acaban los márgenes de maniobras dualistas en las relaciones con Rusia. A la Otan no le quedó más hipocresía por cubrir en su participación directa en el conflicto ucraniano, y en su nueva estrategia, deciden declarar públicamente, a Rusia, como el enemigo a temer y elevar su presencia militar a 800,000 uniformados en los países fronterizos con Rusia.
Moscú, este mismo día hizo pública una advertencia a Turquía de abstenerse de escalar el conflicto en el norte de Siria, y Siria, este mismo día hizo público el reconocimiento diplomático de las Republicas Populares de Donetsk y Luganks.
Por cuanto Moscú, sin inmutarse por el curso real de la agresividad de la Otan, declara que afianzará más, se seguridad nacional y consolidará la independencia del Dombáss.
